Me largo de aquí.

—¡me largo de aquí! Prefiero ser pasto de un puñado de demonios que estar en esta casa un día más.

—espera Hellen ¿a dónde vas a ir? Nuestra casa ya no es segura.

—¡no me importa!

Salí de esa casa como alma que lleva el diablo y caminé sin tan siquiera saber a dónde iba, pero siempre sería mejor que estar con esta supuesta familia que solo la rodeaba las mentiras y las traiciones.

Tras de mí, Keira me seguía llamándome a voces intentando detenerme, pero ni caso la hacía, apreté los puños para contener las lágrimas que amenazaban por salir de mis ojos. Me adentré en el bosque sin darme cuenta y al poco dejé de oír la voz de mi familiar. Mejor para mí.

Miré a mi alrededor, sin saber dónde me hallaba, parece que me perdí, tampoco me importaba mucho, pero.

¿cómo demonios iba a salir de aquí?

Intenté buscar la salida, esto parecía un laberinto, eché a correr, pero sentía que por más que corría no encontrara una salida, era como correr en un mismo lugar, suspiré con frustración.

—es inútil.

Sobresaltada, tiré una bola de aire hacia lo alto de un árbol donde procedía la voz, haciendo a este caer al suelo con un fuerte golpe.

—Dios, en serio, contrólate soy yo.

—lo siento.

Corrí en su ayuda, ayudándolo a levantarse, este se sobó el cuerpo entumecido.

—¿Qué mosca te picó?

—solo quiero salir de aquí.

—no podrás sin romper la barrera.

—¿Que barrera?

—como bien te habrás dado cuenta, no se puede salir ni entrar sin permiso de mi madre, aunque seas una bruja, todavía estás en desarrollo, no podrías…

—entonces ayúdame—lo interrumpí.

—¿Qué, estás loca? ¿Además, por qué la prisa?

—tú no lo entiendes, ¿qué podría entender alguien que siempre tuvo cerca su familia?

Él suspiró, mirándome fijamente, serio y apagado, se apoyó en uno de los grandes árboles mirando hacia arriba.

—que no esté quejándome a todas horas, no quiere decir que no sepa lo que es perder a alguien, mi padre nos abandonó a mí y a mi madre mucho antes que yo naciera, parece que el ser abandonados viene de familia—dijo mirándome y riendo sin ganas.

—quizás no lo recuerdes, pero tu madre solía traerte aquí de niña, de vez en cuando, eras muy ruidosa, eso no ha cambiado, entiendo tu dolor y el rencor, pero solo puedo decir en defensa de mi madre que solo se dejó llevar por el miedo.

—pero ella era su hermana…Y la abandonó.

—creo que si fuera tú, habrías protegido lo más preciado para ti y ella únicamente quería hacer eso.

—no puedo confiar en ella.—aseguré.

—no te pido que lo hagas, solo que la entiendas.

Se formó el silencio por un momento, me quedé pensativa, sentada en uno de los troncos cubiertos por las hojas, suspiré.

—a mí en lo personal siquiera me interesa la magia, es algo que me vino impuesto por genética, pero mi madre me hace trabajar día y noche mis poderes para convertirme en el brujo más poderoso y eso simplemente es llevado por el miedo.

—pues para que no te guste, lo tomas con mucha calma.

—quizás lo parezca, pero aprendí a no expresar mis emociones, ni mostrar mis debilidades.

—eso es… Es muy triste.

¿Por qué? No hay para tanto, a la larga aprendes a sacarle ventaja.

—pero estar así durante toda tu vida debe ser muy triste.

No puedes echar de menos algo que nunca has tenido, pero no negaré que no tengo curiosidad por saber lo que hay más allá.

—¿entones sabes cómo salir de aquí?

—claro, cuando observas se aprende muchas cosas.

—decidido—me levanté de un salto con entusiasmo, en respuesta él me obsequió con una mirada de desconfianza.

—no me mires así.

—por experiencia sé, que cuando se sonríe de la nada no presagia nada bueno.

—quizás tengas razón, por qué tú me ayudarás a salir de aquí.

—¿Aún sigues con eso? Qué testaruda.

—no lo sabes tú bien.

—si quieres salir hazlo por tu cuenta, no me metas en esto.

—por favor, es lo único que te pido, solo ayudarme a salir de aquí, siempre pensé que me haría feliz el saber de mi familia, pero ahora que sé toda la verdad habría preferido no...

—no me cuentes tu vida—me interrumpió.

Lo miré con mala cara haciendo pucheros, sé que era infantil, pero no me importaba.

—tú mismo has dicho que tienes curiosidad por saber qué hay más allá, nos estamos ayudando mutuamente.

Coloque la cara más tierna que pude. A los pocos minutos suspiró y mi sonrisa se ensanchó.

—está bien, te ayudaré, pero deja de poner esa cara tan fea, es horrible.

Hice levitar un monto de ramas y hojas y se los lancé.

—en serio, eres lo peor.

—gracias, lo sé—dijo riéndose a carcajadas y yo solo pude más que unirme a él.

—¿Y entonces como empezamos?

—cada magia, o mejor dicho, cada conjuro tiene que cumplir unos requisitos básicos y basándonos en eso podremos traspasar la barrena, pero no será hoy ni ahora.

—¿¡qué?! Yo pensé que…

—pensaste que justo ahora íbamos a largarnos sin más, eres muy inconsciente e ingenua, si lo hiciéramos ahora, en menos de unos segundos mi madre se daría cuenta, como te dije tenemos que cumplir unos requisitos.

—¿Y cuáles son esos requisitos?—pregunté curiosa.

—para empezar, solo podemos crear el conjuro al atardecer, al contrario que yo, tú todavía no recuperas todas tus energías y necesitas estar al cien por cien para esto y el resto me encargo yo, así que mañana al atardecer te espero en lo alto de la casa y no llegues tarde.

***Este trabajo esta bajo contratado con NovelToon y la piratería, como la reimpresión sin permiso, están estrictamente prohibidas.***

***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***