¿Me acompañas?

Cap. 13

Javier

En ni un caso quise ser pesado con ella, solo me salió del alma, me molestó de sobremanera verla reír casi a carcajadas con Alonso, no puedo creer que se haya enojado conmigo y más encima dejarme solo y con la

palabra en la boca.

-Javier: ¿por qué nos enojamos tanto lobo?

-Dante: no me agradó verla así, tan risueña con el centinela ~gruñó~

-Javier: ni si quiera la conocemos, es más no tenía pensado contratarla, si no fuera por Lucecita me

quedo solo con Andrea, esto no tiene lógica

-Dante: nada de lo que tiene que ver con ella tiene lógica, y para empezar no puedo olerla, no huele a nada,

eso ya es extraño.

-Javier: es el colmo que ni siquiera sienta culpa por el portazo que me dio.

Almendra

Los gemelos no paraban de mirarme, tenían todas las ganas de molestar, tenían miradas divertidas, estoy segurísima de que se mueren por preguntar qué pasó.

—    Dejen de mirarme así ~me crucé de brazos~

—    Es que gordis, es demasiado extraño verte enojada ~puntualizó Dani~

—    Además, Alonso apareció por aquí riéndose y contándole a Clara lo que pasó en el sendero al lago ~agregó Guille alzando sus cejas de forma sugerente~

—    ¡Uy! No sean así, no pasó nada, me estaba buscando y me encontró se presentó y nada más ~contesté~

—    ¿no pasó nada? Gordis a veces eres tan aburrida, Alonso está para chuparse los dedos ~expuso mi lujuriosa amiga~

Cuando iba a contestar, la puerta de la oficina de Clara se abrió de par en par

—    Pasen, tengo listos sus contratos para que los firmen ~nos comunicó Clara~

Entramos los tres, el jefe todavía estaba ahí, afirmaba una bolsa de hielo en su frente, lo que me provocó una pequeña punzada de culpa

-Kali: nada de culpa, se lo tenía merecido

-Almendra: ¡uf! si tienes razón ~resoplé~

 La hermosa mujer nos entregó las carpetas con nuestros contratos dentro, los leí de forma detallada como nos indicó Clara. El sueldo es suculento y me ayudará a vivir por lo menos medio año.

—    ¿tenemos días libres? ~sonreí~

—    Em, si, los fines de semana llegan las familias de los niños, por lo que las cocinas no se usan, realizamos actividades como por ejemplo picnics a la orilla del lago, a veces algunas familias piden permiso para hacer excursiones por los alrededores.

—    Ok. ¿esos días libres… em, ¿puedo salir del recinto?

—    Si, puedes ocupar tus días como quieras, pero si no vas a llegar tienes que avisar.

Era genial, me gustaría dar una vuelta por la ciudad, quizás pedirles las llaves a los gemelos para alojar en la casa de su familia.

—    Ten en cuenta que, no todos los trabajadores tienen eso días libres… ~ ¿con que estupidez va a salir ahora? ~ — por lo menos Alonso no—

Vi la expresión desconcertada de Clara que estaba sentada junto a él, mis amigos seguramente querían reír a carcajadas, pero yo estaba hecha una furia nuevamente.

Por la expresión de su cara, puedo asegurar que se arrepintió en el segundo uno de las palabras que salieron de su hermosa boquita, pude sentir las afiladas dagas que le lancé con la mirada. Lamento que en ese

momento hayamos sido interrumpidos, por que se las iba a cantar claritas para que dejara de hablar estupideces ¿Qué había pasado con el hombre dulce que me salvó hace unos días de ser ultrajada?

—    Permiso traje a esta pequeña princesa guerrera ~la gruesa voz de Alonso resonó en el silencio de la oficina~

Sus ojos se posaron sobre los míos, con una linda sonrisa y de reojo le echaba miradas al jefe, que no se veía para nada feliz con la visita de aquel hombre.

—    ¡Papi! Ya me voy con Oli y Mati a los dormitorios. Ya comimos y nos lavamos ~sonrió entusiasta~

—    Entonces si mi hermosa hija está lista, vamos

Se puso de pie, dejando la bolsa de hielo sobre el escritorio y se acercó a la pequeña Yanara que sonreía divertida.

—    Papito ¿puede llevarme almendra?

—    Pero… yo te puedo llevar y ayudarte a meterte a la cama

—    Solo por esta noche, porfis papi, di que si ~hizo un lindo puchero~

 Yanara

—    Almendra ¿me acompañas?

Era primera vez que le hacía este desaire a mi papá, pero quiero experimentar lo que se siente cuando una mamá arropa a su cachorra antes de dormir.

—    Mi niña, a lo mejor a tu papá no le gusta la idea ~acarició mi cabeza~

—    Es solo por hoy, por favor, mi papá no se enojará ~hice el mejor puchero del mundo~

Me giré a mirar a mi papá pude descifrar un pequeño destello de tristeza en su mirada, me sentí mal por un milisegundo, pero nadie me va a ganar esta batalla.

—    Mi amorcito, si a la señorita Almendra no le molesta, puedes ir con ella ~espera, ¿dijo señorita Almendra? ¿Qué pasó aquí? ella no lo está mirando como debería ser ¿está enojada?

Almendra sonrió y asintió, estiré mi mano y tomé la suya para luego salir de la oficina casi chincoliando rumbo a los dormitorios, donde mis amigas estaban esperando ya acostadas. La primera fase de mi plan estaba en

marcha, y se resumía en pasar tiempo con Almendra y conocernos.

—    Hola niñas, veo que ya están listas ¿Cómo se llaman?

—    Yo me llamo Olivia y ella se Matilde, somos amigas de Yanara de toda la vida ~contestó mi amiga~

Las dejé conversar mientras me vestía con mi pijama, me encanta tenerla aquí, a mis amigas les gustó también su compañía, no paran de cotorrear y reírse, estaban tan cansadas que empezaron a cerrar sus ojos lentamente

hasta dormirse.

—    Ya estoy lista ~susurré para no despertar a las demás~

—    Ven a acostarte Lucecita ~habló igual de bajo~

Era genial tener a alguien que me ayudara acostar, no digo que la ayuda de mi papá no es genial, pero es un papá, yo quiero tener a alguien que se asemeje a una mamá y Almendra me da esa sensación.

—    Cuéntame como era vivir en el hogar desde pequeña

—    Em… algunas veces era triste, por ejemplo, cuando mis amigas empezaron a ser adoptadas y me quedaba sola, aun que la mayor parte del tiempo la pasé muy bien y aprendí muchas cosas, pasaba la mayor parte del

tiempo ocupada aprendiendo ~sonrió ~

—    ¿Cómo que cosas aprendiste?

—    A ver… aprendí a cocinar, también costura, carpintería y una de las cosas que más me gusta, dibujar ~enumeró~

—    ¡que genial! Sabes hacer muchas cosas, ¿te puedo mostrar algo?

—    Obvio que sí, lo que tú quieras.

Me levanté sigilosamente y me acerqué al mueble donde guardaba mis cosas, saqué un cuaderno de dibujos y se lo extendí.

—    No son tan buenos, pero me encantan

Almendra:

-Almendra: la conocimos hoy ¿Cómo es posible que me sienta tan bien a su lado?

-Kali: esto es muy fuerte, dejando de lado que es hija del jefe, me encanta estar con ella

-Almendra: si, me provoca alegría estar a su lado ¿Qué será?

La niña puso en mis manos un cuaderno de dibujos, me pidió que lo abriera, quería saber que pensaba de sus

dibujos. Eran realmente buenos, pude distinguir entre las páginas algunos retratos

—    ¿Ellos quiénes son? ~pregunté intrigada~

—    Son mis abuelos, Aurora y Oliver

—    Lucecita ¿Cuántos años tienes?

—    Tengo 10 en un mes estaré de cumpleaños

—    Dibujas excelente, tienes una linda técnica, tengo amigos que dibujan retratos y los tuyos son muy buenos.

—    Mira este, lo dibujé mirando una fotografía de mi Abu Oli, son todos sus amigos ~sonreí me gustaba mucho esa foto mis abuelos se veían muy felices~

Quedé mirando el dibujo, en él se podían distinguir 5 hombres, al parecer cada uno con su pareja, una de las

mujeres tenía sus vientres abultados lo que daba a entender que estaba embarazada.

—    Mira, estos dos salvaron a mi Abu Aurora de que algo malo le pasara, siguieron al malo por casi todo Chiloé buscándola, le diré a mi Abu que te cuente esa historia cuando venga

—    Lucecita es hora de dormir, tus dibujos son hermosos, uno de estos días podríamos sentarnos a dibujar y así te muestro lo que sé hacer.

—    Gracias Almendra, me encanta que estés aquí conmigo

Después de darnos un fuerte abrazo cargado de cariño, la pequeña se acostó, la volví a arropar y me acosté a su lado, acariciando su hermoso pelo color fuego, hasta que se quedó profundamente dormida.

Chincolear: Chincoleo, es caminar a saltitos como lo hace el Chincol, el chincol es un ave de tamaño pequeño

con ustedes el CHINCOL

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