La cadenita

Cap.4

Cuando llegamos a la casa de los papás de los gemelos, después de retocar mi pelo, se me hizo imperante ponerme a ordenar y limpiar, sé que para eso tenían personal especializado, sin embargo, me era muy

necesario sentirme cansada físicamente para poder dormir la noche completa. A veces mi “consciencia” salvaje no me dejaba dormir, me exigía salir en plena noche a caminar, daba lo mismo donde estuviéramos. Algo que mis amigos descubrieron en una fiesta hace algunos años. Nos encontrábamos muy entretenidos enfrascados en una conversación sobre alienígenas y esas cosas con algunos amigos, eran alrededor de las tres de la madrugada, y como era verano la luna resplandecía en el cielo nocturno y despejado de la ciudad.

Daniela y Guillermo supieron perfectamente lo que me pasaba, había empezado a pasar después de cumplir 15 años, unas semanas después de conocer a los gemelos, en el hogar pensaban que era sonámbula, por lo que no le tomaron importancia.

—    Almendra ¿ya estas lo suficientemente cansada? Con Guille estamos muertos, queremos dormir ~bostezó~

—    Si, Kali también, así que vamos, ronquemos toda la noche

Mi Alma salvaje llamada Kali, estaba tan exhausta que a penas pusimos la cabeza en la almohada nos quedamos dormidas, esta vez tampoco tenía ganas de hablar.

*Sueño

-Almendra, niña, baja del árbol, tienes visita, arréglate el pelo, y sacude tu vestido, estás toda alborotada

~sonrió Sor Cristina~

- ¿Vino mi amiga de visita? \~emocionada\~

-si niña, como todos los años en la misma fecha

-genial, pensé que este año no iba a venir

- ¿Por qué pensaste eso?

- es que\, el año pasado ya se veía muy viejita

- Ella está aquí\, igual de viejita

Entramos a la amplia sala, donde había sillones cómodos, mesas y sillas, la viejita estaba sentada donde

siempre, traía un canasto, cuando me vio lo puso en la mesa, se puso de pie y se acercó a mí, traía puesto una blusa burdeo y una falda hasta el suelo de color negro y un chaleco en el mismo color, su pelo plateado y corto, y siempre un olor que me encantaba, era una mezcla de su perfume, algo floral, y mate, ese olor me acompañaba siempre.

-Almendra, estás tan grande, mira lo linda que te has puesto 

- ¡señora Filo! ¡Me vino a ver!

-mi niña, te traje algunas cosas, mira, te tejí un chaleco, para que no tengas frio, y… también esto.

 Sacó de un bolsillo que poseía su blusa, una pequeña bolsa de tela y la dejó en mis pequeñas manos

-esto es para ti, pero antes, necesito que me prometas, que no te la sacarás nunca, por lo menos hasta

que cumplas 25 años, ¿puedes prometerme eso?, es muy especial y tienes que cuidarla

Abrí la bolsita, y de ella saqué una delgada cadena con una medalla, que tenía tallada en una de sus caras

una media luna y en la otra una luna llena.

-Está muy linda, me gusta mucho, prometo que no me la sacaré nunca señora Filo.

Vi mi reflejo sonriente en sus oscuros ojos, que me resultaban tan cálidos, tanto que sentía mi pecho aplastado.

—Almendra, gordita, despierta, Almendra, estás llorando, despierta ~una dulce voz trataba de despertarme~

—Dani, no… ~empecé a sollozar~

*Kali: Almendra, es necesario que despiertes*

Almendra: quiero volver a verla, nunca más volvió

Kali: ya estaba viejita, no creo que haya pasado de ese año

Almendra: La extraño**

*Kali: Si, lo puedo sentir. Abre los ojos estás preocupando a Dani.

Abrí los ojos, el sol llegaba de lleno en mi cara, la cara de Dani estaba a centímetros de la mía, tenía mis

manos entre las suyas.

—    ¡uf! por fin despertaste, ya me estaba preocupando

—    Mi Dani, tranquila, Kali me despertó ¿Qué pasó?

—    Te escuché llorar, por eso entré, ¿estás bien?

—    Si, estoy bien, soñé con la señora Filo

—    Entiendo, supongo que Kali te tranquilizó, Guille ya tiene el desayuno listo, vamos para que bajemos al lago

Era sábado, después de tomar desayuno, hicimos un bolsito con sanguchitos, frutas y jugos para comer y a las

10 de la mañana salimos rumbo al lago. No estábamos tan lejos de la playa, solo teníamos que caminar unos cinco minutos por un tramo pequeño de bosque.

Llegamos a la orilla y acomodamos nuestras cosas, me embetuné los brazos y la cara con bloqueador, aun que

estábamos debajo de un árbol, había mucho sol y no quería parecer una pancora si me quemaba. Miré a mi alrededor y desde nuestra posición se lograban divisar varias personas que vigilaban a un grupo de niños que estaban dentro del lago, no presté mayor importancia, me saqué la jardinera que traía puesta sobre mi

traje de baño, uno de dos piezas que me regaló mi amiga, era negro con lunares blancos.

—    Oh mi Diosa, pero que mujer más sexy ~exclamó mi Dani~

—    Debo decir, que me encanta verte con poca ropa ~agregó Guille~ lo único que le pido a la Luna es que me busque una pareja con un culo tan hermoso como el tuyo.

—    Cállate idiota, acompáñame al agua mejor, quiero nadar.

—    Jajaja, amo ponerte colorada de vergüenza… ¡vamos!

 Ya en el agua me hundí un momento en las cristalinas aguas lo más profundo que pude, cuando salí a la superficie, me acosté de espaldas en el agua, llené mis pulmones de aire y comencé a

flotar, en mi mente estaba el recuerdo de aquel sueño que me causaba nostalgia, llevé mi mano a mi cuello y descubrí que mi cadena no estaba, había desaparecido.

*Kali: cómo es posible que seas tan descuidada, la cadena no puede perderse, sabes que es lo único que tenemos

de nuestros papás*

Almendra: Si, lo sé, no tienes que recordármelo**

Me volví a hundir en el agua en busca de la cadena, logré verla, ya no me quedaba aire por lo que tuve q salir

nuevamente a la superficie, cuando emergí, escuché un fuerte gruñido que rompió el silencio del lugar.

Kali: eso sonó demasiado sexy

Almendra: Kali, deja de hablar estupideces, tenemos que recuperar la cadena

*Kali: si, tienes razón, eso es más importa de que lo excitada que me siento y lo viscosa que está nuestra

entrepierna.

 Dejé de prestarle atención a la loca voz en mi cabeza y me hundí hasta que logré tomar la cadenita entre mis

manos. Llegué a la orilla dónde Dani y Guille me esperaban de pie con una expresión preocupada.

—    ¿Qué pasó en el agua? Desapareciste y no te veíamos ~cuestionó Dani~

Su semblante era serio, pero logré percibir la preocupación en sus ojos.

—    ¡oh! Cuando me tiré al agua la cadenita se me salió y fue a parar al fondo del lago, desaparecí porque tenía que encontrarla ~ambos se miraron~

—    Te demoraste una eternidad en salir, pensamos que te había pasado algo ~declaró Guille~

—    Tranquilos, no pasó nada grave, cuando salí del agua escuché un gruñido muy fuerte ¿Qué pasó? ~se volvieron a mirar antes de contestar~

—    La familia que está más allá tiene olor a lobos y al parecer uno de los adultos se molestó por algo, él fue quién gruñó ~comentó Dani sin importancia~

—    Debe ser un lobo viejo y gruñón

 *Kali: para tu pesar mi querida, ese gruñido no salió de la boca de un viejo gruñón, fue tan feroz que

todavía sientes calor entre las piernas*

Almendra: ya deja el tema Kali, no te imaginaba tan calenturienta

Kali: ¡ja! Lo dice la que usa un conejo que vibrador

Almendra: ya Kali basta**

—    ¿les puedo comentar algo, pero sin que me molesten?

Los gemelos se miraron por tercera vez, se dieron un guiño y volvieron su mirada hacia mí.

—    Si, dilo

—    Em, cuando escuchamos el gruñido, Kali… se puso… extraña

—    Explica mejor, ¿extraña cómo? ~cuestionó Guille sonriente~

—    Caliente ~solté de una~

—    Jajajaja tu Kali, es la mejor, ven, vamos a comer, nosotros también tenemos hambre.

—    No respondieron mi pregunta

—    Somos lobos, cosas extrañas te van a pasar durante el resto de tu vida, eso ya lo sabes ~dijo Dani~

—    Si, lo tengo claro, ahora no quiero pensar en lo extraña que se ha convertido mi vida desde que los conozco, mejor pensemos en que podemos hacer hoy en la noche ¿les parece?

—    Si, como no nos gusta bailar ¿les parece ir a algún bar? ~habló guille~

—    Me encanta la idea, vi un folleto pegado por ahí, hay un bar con vistas al lago con música en vivo ~chillo Dani~

Estuvimos hasta las seis de la tarde en la playa, recogimos nuestras cosas, todavía se escuchaban niños gritar

y reír en el agua, la misma familia seguía ahí, pude contar 8 niños y 5 adultos, me acordé de las palabras de Kali, no quise darle más importancia por lo que seguí mi camino de vuelta a la casa con mis amigos.

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