El mesero

Cap.6

Almendra

No pude evitar juntar mis piernas, las sostuve fuertemente,

necesitaba reprimir el latido que sentía en mi zona sur, sentía mi corazón

retumbar en mi pecho de manera desenfrenada, y los constantes jadeos y vueltas

de Kali no me ayudaban.

Kali: está como lo recetó el doctor

Almendra: basta, Cálmate un poco, acaba de entrar seguro se busca a otra más acorde a su altura.

Kali: nosotras estamos a su altura, no necesitamos agacharnos tanto para darle una probadita

Almendra: Cállate Kali, ¿Cómo se te ocurre decir esas cosas?

Kali: nos está mirando

—    Dile a Kali, que nosotros estamos aquí, ¿Qué le pasa? Llevas como 5 minutos callada, hablando con tu cabeza ~comentó Dani~

—    Hum… está muy inquieta

—    ¿Te está hablando sobre lo exquisito que está el hombre del rincón? ~se puso a reír~

Algo que no me gustó, no quiero que hable de aquella persona de esa manera.

—    ¡Oh! Nos saliste posesiva, esa no me la sabia ~comentó Guille~

—    ¿Qué? No, para nada, ¿posesiva? ¿por qué debería serlo? ~me puse nerviosa~

—    Jajaja, amiga, está muy guapo, y te estaba mirando igual de intenso ~esbozó una sonrisa el gemelo~

Cuando giré para mirar hacia la

entrada, ya no estaba, eché una mirada disimuladamente por el local, y lo

encontré sentado unas cuantas mesas más allá, no tan lejos de dónde estábamos.

No volvió a mirarme, estaba centrado en una conversación que tenía con los dos

hombres que lo acompañaban.

—    Seguramente son gay, y están acordando hacer un

trio, deja de mirarlos ~comentó con risa Guille~

—    ¿tú crees? Se ven demasiado varoniles como para

serlo ~comentó Dani~

—    Jajaja, si bueno, es una posibilidad, hoy en día

uno nunca sabe ~guille soltó una fuerte risa~

—    Guille tiene razón ¿alguna vez has visto

Twitter? Está llenísimo de páginas y videos de hombres con el mismo aspecto,

que te hacen pensar seriamente en convertirte en trans.

Mis amigos se rieron tan fuerte de

mi comentario, que varias personas incluyéndolo a él se giraron para mirarnos,

no pude evitar clavarme nuevamente en sus ojos.

—    Te dije que no lo mires más, hazte la loca

~guiño Dani~

Me descubrieron echando el ojo de

nuevo, sentí que mis mejillas se pusieron rojas y me dio calor, miré a mis

amigos y traté de olvidarme de aquel hombre, lo que me estaba costando mucho

lograr. Llegó el mesero, con su ya conocida sonrisa de coqueto con nuestros

pedidos.

—    Espero que lo disfrutes ~me dio una encantadora sonrisa~

—    Muchas gracias se ve delicioso

No le di mucha importancia al

mesero, pero mis amihermanos si, por lo que empezaron a molestar con que debía

que dejarle mi número de teléfono anotado en la boleta, no les di la hora, me

sentía observada desde dos puntos del bar y Kali se estaba regodeando por la

atención del muchachito.

—    Mmm, esta chorrillana está deliciosa, parece que

voy a venir seguido ~hablé con comida en la boca~

—    Almendra, siempre dices lo mismo ~comentaron en

coro los gemelos~

—    Y siempre lo hago cuando la comida es tan rica

como esta

Cuando mi mojito se acabó, llamé

al joven mesero para pedir otro, estaba rico, yo tenía sed y Kali no paraba de

insistir.

*Kali: ¿Cuándo te acercarás

a hablarle?*

Almendra: no lo voy a

hacer, estamos bien así

Kali: por favor, nunca te

pido nada

Almendra: ¿no vas a parar

cierto?

Kali: la verdad es que me

siento mareada, quiero que nos vallamos, es posible que el papasito no esté

interesado, no nos ha vuelto a mirar ~gimoteó~

Almendra: yo igual me

siento mareada, mejor nos vamos**.

La música en vivo estuvo muy

buena, era una banda de rock, bastante suave y muy romántica, Guille se había

puesto a coquetear con una chica sumamente hermosa, Paula es su nombre y hace

unos minutos se nos había unido junto con el hombre que la acompañaba, dijeron

que eran primos, él se llama Ricardo y nos estaban contando que estaban aquí

por trabajo, Dani se encontraba igual de entretenida que su gemelo con el primo

de Paula.

—    Me voy, Kali está inquieta. No me miren así,

tengo las llaves y sé llegar a la casa, no está tan lejos, Voy al baño y me

retiro.

—    Gordis por favor anda con cuidado, manda tu

ubicación para seguirte desde aquí, y avisa cuando llegues a la casa.

Me puse de pie y me encaminé hacia

el baño con Kali a punto de tomar el control de mi cuerpo, era algo siempre

hacíamos, según ella el alcohol me tomaba rápido, pero esta vez ella se sentía

igual de mareada que yo.

*Kali: no me siento bien*

Almendra: yo tampoco, es

necesario que salgamos rápido de aquí**

*Kali: ok, vamos.

Salí del baño, me dirigí a la

mesa, me despedí de todos y antes de salir me puse la chaqueta de mezclilla que

había traído, eché una última mirada a la mesa de aquellos ojos verdes, pero ya

no estaba ahí. Salí del bar y empecé a caminar rápidamente en dirección a la

casa, sé que mis ojos cambiaron de color porque Kali ya estaba ahí. Mientras

caminaba sentía que alguien caminaba detrás de mí, apuré el paso.

*Kali: ¿estás bien?*

Almendra: No**

*Kali: voy a mirar hacia atrás

necesito tus ojos

Logré tomar el control por un

momento para mirar a quien me seguía, estaba sola, no había nadie, abroché los

botones de mi chaqueta, metí las manos en los bolsillos y apuré todavía más mi

paso. Logré avanzar unos cuantos más cuando sentí alguien saltaba sobre mí.

—    No me dejaste tu número, no te puedes ir así

—    No tengo por qué darte mi número, no me

interesa, eres un niño

—    Puedo demostrarte que no soy un niño

—    Suéltame, no estoy de humor para esto

No logré hacer nada más, solo

sentí el sonido de un golpe seco y me vi liberada de la persona que hace unos

segundos estaba sobre mí, Kali volvió a tomar el control, y nos puso

rápidamente de pie y se largó a correr, no avanzamos mucho, alguien con la

suficiente rapidez logró tomarnos de una mano y girarnos.

—    Oye, ¿estás bien? ¿te hizo algo?

Fui consciente de que mis ojos

brillaban en oro puro cuando mi mirada chocó con la verde mirada del hombre del

bar.

—    No me siento … ~todo oscuro~

Javier

—    ¿La golpeo?

—    No sé, dile a Alonso que venga, tiene un olor

extraño

Agustín caminó hasta la camioneta

y mandó a Alonso hasta el lugar donde me encontraba con la mujer del bar.

—    ¿Qué tiene?

—    Un olor extraño, tú sabes de esto

—    Está drogada, llévala al vehículo

—    No la vi drogarse en ni un momento ¿Cómo es posible?

—    Debe haber sido el mesero, si la siguió cuando

ella salió, seguro fue el

 La tomé en mis brazos y la dejé en

el asiento trasero, después me subí, y puse su cabeza en mi regazo, era

realmente hermosa, tenía una linda nariz, respingada y sus labios que a pesar

de no ser demasiado gruesos eran perfectos y de un color rosado que los hacia

ver apetecibles.

—    ¿La vamos a llevar a la casa del Arenal? ~la voz

de Agustín me sacó de mis pensamientos~

—    No sería una buena idea, están los niños

—    Ok, te voy a dejar con ella en la casa del

museo, cuídala, quizás con que cosa la drogó ese imbécil

—    ¿me van a dejar solo con ella?

—    Si, tengo que ir a ver a mi señora y a los

niños, Yanara sabrá entender que tenías que cuidar a una persona que corría

peligro.

—    Ok, por favor, si no está despierta no le digas

nada

Llegamos a la casa del museo, le

decíamos así porque parecía un museo, estaba lleno de recuerdos familiares, por

donde uno pasara la mirada se podía encontrar con cuadros, fotos y otros

cachivaches de mis bisabuelos, abuelos y algunas cosas de mis padres.

Llevé la voluptuosa mujer al

dormitorio más cómodo de la casa, la dejé sobre la cama y me dispuse a

desabrochar su chaqueta, no sé por qué mis manos temblaban, no estaba haciendo

nada del otro mundo, es que desde que entré al local se me hizo muy difícil no

mirarla. Cuando la chaqueta estuvo desabrochada me fije que tenía una cadena,

me llamó mucho la atención tenía grabada una media luna y una luna llena del

otro lado, se me hacía algo familiar. No alcancé a sacarle las zapatillas ya

que la muchacha se despertó.

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