Capítulo 9

—¿Matthew?

—¿Qué quieres decir con qué? ¿Quieres que te responda a eso?

—¡Sí, quiero que me respondas a eso!

Matthew rodó los ojos. Él giró en su silla a un lado sin dejar de mirar a Guī Xián.

—No seas tonto. Tengo que irme, es hora de la comida.

—¿Qué resultado deseas de esto?

Matthew se detuvo ante el serio tono de voz de su amigo. La manera en que Guī Xián le miraba… Matthew no pensaba que le gustaba la preocupación que estaba viendo allí. Era un poco demasiado real. Matthew solamente negó.

—Esto no es nada. Yo solo quiero divertirme con ella y después dejarla.

—Por mucho que me guste la idea de que tortures a la mujer que te hizo daño ¿No supones que esto es suficiente?

Matthew mantuvo la mirada fija en el rostro de su amigo.

—Su papi millonario y poderoso pierde todo su dinero por confiar en las personas equivocadas, lo traicionan, despilfarran el dinero y encima de eso huyen. Luego, ¿cómo le paga al banco? Suicidándose, no tenía el dinero, por más rico que fuera, solo logró mandar a su hija lejos después de matarse. Ella vende sus cosas, sus vestidos, sus zapatos y no termina ahí. —Guī Xián escupió—. Trabajó como una indigente y terminó en un prostíbulo, atendiendo a muchos hombres… Dios, incluso yo tengo que admitir que eso es lo más patético que he oído en mi vida y creo que nunca debiste preguntarle nada a Francis acerca de la vida de Johana antes de encontrarla en ese refugio.

Matthew deseó que Guī Xián no hubiera dicho eso, porque eso solo le hacía sentirse culpable. Y no ayudaba mucho que su lobo estuviera ansioso. No estaba calmado y lo entendía.

—¿Y eso qué importa? No es como si yo le hubiera hecho todo eso.

Guī Xián alzó sus cejas. Recordó la vez en la que Matthew le rogó comprar un vestido que le negaron. En ese entonces, Guī Xián no tenía idea de a quién le pertenecía ese vestido.

—No, solo compraste todas sus pertenencias sin decirle.

—Fue un negocio, no la forcé a eso.

Matthew se pasó por todos los clubes campestres que existían. No había registro de Johana en ninguno de ellos, era como si la tierra se la hubiese tragado. Sintió dolor, decepción y muchos otros sentimientos más cuando llegó un día y no la volvió a ver. Se preguntó tantas veces que hizo mal, sin embargo, nadie iba a responder. Ahora estaba él aquí cumpliendo con su venganza. A pesar de que ya no era el mismo hijo de mami y papi de antes, a pesar de que ya no tenía el mismo dinero, seguía siendo él, pero más despiadado. Había creado su propia empresa, con sangre, sudor y lágrimas, y finalmente no necesitaba de nadie.

La pasada noche, cuando Matthew le había hecho el amor, tomado el placer de Johana, se había corrido dentro de ella... no estaba seguro de que quisiera nada más, no obstante, algo se sintió diferente esa noche.

Él no supo cuánto tiempo estuvo pensando en eso, cuando de repente miró hacia arriba, y se dio cuenta de que Guī Xián lo miraba fijamente y con algo de diversión.

—¿Qué? ¿Qué?

—Vas a terminar enamorándote —aseguró su amigo con una sonrisa burlona.

—¡No, no lo voy a hacer!

—Si lo vas a hacer. Deja de ser un imbécil, vas a terminar con el corazón roto de nuevo.

—Eso no va a pasar.

Pero Guī Xián seguía dándole esa mirada.

—Solo no vengas llorando borracho cuando pase.

—No lo haré, serás tú quien lo haga.

Guī Xián dejó la oficina golpeando la puerta detrás de él. Normalmente, siempre tenía razón en sus consejos. Por eso, él jamás se volvió a enamorar de nuevo, no desde que aprendió a las malas que el amor duele.

***

—Eso es cariño, gime para mí. Tú me perteneces… esto es… mío.

Matthew estaba perdido en lo que estaba haciendo, perdido en el calor y en el placer que su amante desprendía, en los ruidos que Johana hacía a causa de él y los temblores y suspiros que ella soltaba. Sin embargo, mientras la miraba, le dio la impresión de que Johana estaba realmente cansada por solo unos minutos de comenzar. ¿Por qué estaba cansada si a esto se dedicaba? Los días anteriores era muy entusiasta y en tan solo una semana cambió drásticamente. No importó, él conseguía lo que quería porque ya había pagado por esto.

Matthew estaba demostrando su poder. Quería dejar a Johana sufriendo cuando se fuera de esa casa, por despreciarlo y al mejor sexo que jamás tendría en su vida. Porque eso estaba haciendo y asegurándose de que pasara. Durante la semana y siempre que podía, cada hora o minuto, encontraba la manera de escaparse de su trabajo para volver a casa y disfrutar de la compañía de su primer amor, porque eso le debía, desde un principio debió ser suya.

No obstante, al terminar y siendo rutina de Matt, él huyó de su lado. Johana ya no opinaba sobre eso, sentía a veces que solo servía para quitarle las ganas y cuando hubo terminado, era tiempo de irse. Pero sucedió algo mágico, escuchó un ruido afuera del edificio y se asomó por la ventana, a lo lejos alcanzó a ver el techo y supo que se trataba de él. Era la primera vez que lo veía en su forma de lobo. Cuando eran jóvenes, Matthew no podía convertirse en lobo en su totalidad, únicamente cambiaban sus orejas, su pelaje, nariz y salían sus garras. Desde la ventana, él parecía un lobo normal, como si no se tratara de un hombre. Matthew daba vueltas, de un lado para otro, como si estuviera ansioso o molesto por algo. ¿Era algo que ella hizo?

Johana había pensado en odiar al hombre, cuando llegó al burdel alardeando seguridad y dinero, cuando se la llevó y se encontró con que su ropa estaba aquí… ahora ya no estaba tan segura de odiarlo porque disfrutó aquí con Matthew, en la sala, en el burdel y en cualquier lugar posible. Se habían besado tan apasionadamente que ahora ya tenía dudas sobre el hombre. Era como si Johana todavía lo amara. ¿Y qué tenía de malo si lo hacía? El problema era que Matthew la odiaba y solo hacía todo esto para vengarse por abandonarlo, iba a tirarla a la basura una vez que hubiera tenido su diversión.