capítulo 11

Miraba mis ojos, habían tomado otro tono, estaba realmente excitado.

Comencé mis movimientos y cuando trataba de introducirme un poco más, ella soltaba ligeros quejidos de dolor. No paraba de besarme, contraía su cuerpo hasta que sentí un impulso de seguir entrando, la tomé por ambas nalgas y la apreté con todas mis fuerzas hasta que sentí romperse algo dentro de ella, soltó un quejido y sus ojos se llenaron de lágrimas, sus uñas se encarnaron en mis hombros, no paré de moverme ni la solté en ningún momento, comencé a sentir algo caliente que bajaba por mi entrepiernas.

_ Me duele mucho amor, es un dolor demasiado intenso.

Detuve mis movimientos.

_ Lo siento Rita, esto sucede así, es tu primera vez.

_ No siento mis piernas, creo que no podré caminar. Estoy sangrando, no sigas por favor.

_ Voy a girarte para bajarme.

Di medio giro, ella quedo boca arriba. Cuando me bajé de la cama estaba todo lleno de sangre, la cama, las sábanas, había sangre por todos lados.

Fuí hasta la ducha y regresé a la habitación.

_ ¿Cómo te sientes? Vamos a la ducha para que tomes un baño y te repongas un poco.

_ No creo poder levantarme, me duele mucho amor.

_ Ven, te ayudo a levantar de la cama.

La tomé casi cargada, fuimos hasta la ducha, la ayudé a bañar, le coloqué una bata y la llevé hasta el sofá del cuarto mientras recogía las sábanas, las colocaba en una bolsa y limpiaba un poco el desastre que habíamos hecho.

Le pregunté:

_ ¿Dónde guardas la ropa de cama para buscar y vestirla?

_ Déjalo así amor. Para el almuerzo vamos a solicitar un delivery, no estoy en condiciones de preparar comida.

_ El almuerzo es lo que menos me preocupa, tú si me preocupas.

_ Ya me duele menos. Además, esto me lo busqué yo solita, ahora no puedo quejarme, vamos a vestirnos y salir.

_ Voy a llamar a Jade para ver cómo va todo en casa.

_ Está bien amor, mientras yo me visto.

Al colgar la llamada con Jade, Rita ya estaba vestida, fue a la cocina a colocar las sábanas en la lavadora, tomé mi ropa, me vestí y salí.

_ Jade nos espera para almorzar, preparó una pasta y según ella le quedo súper rica.

_ Vamos a darle un lavado rápido y las dejamos en la secadora.

_ ¿Cómo te sientes?

_ Ya no duele tanto. Al principio sentía como si algo se me desgarraba por dentro.

Le di un beso en la mejilla.

_ Ya pasará Rita, como te dije, fue tu primera vez y por eso te duele.

Bajó su mirada soltando una leve sonrisa.

_ Estoy avergonzada contigo amor.

_ ¿Por qué?

_ Fue un total desastre, hasta debes estar decepcionado de mi.

_ No amor, al contrario, fue muy hermoso; además, estoy súper feliz de ser el hombre afortunado a quien escogiste. Gracias por darme ese privilegio.

_ ¿Lo dices en serio?

_ Sí amor, ¿Sabes? Quiero que te sigas vistiendo así, no quiero verte más esos anteojos feos, me gusta mucho como luces ahora.

_ Espera. Me estás diciendo amor? Que bellas suenan esas palabras cuando salen de tu boca. Claro, como lo dije hoy temprano, cambiaré mi forma de vestir.

_ ¿Nos vamos? Me está rugiendo el estómago.

_ Sí, vámonos, la secadora se apaga sola.

Nos fuimos a casa y extrañamente Rita iba como los niños cuando van de paseo.

Me señalaba los lugares por donde todos los días pasábamos y que ella nunca había detallado. Comenzó a admirar el paisaje, veía los edificios, la miraba emocionada hablando mucho, reía, era como si hubiese estado encerrada mucho tiempo y ahora estaba libre. No paró de hablar en todo el camino.

Llegamos a casa y apenas entramos fue hasta donde estaba Jade y le dió un beso.

Le pareció extraño y preguntó:

_ ¿Dónde estaban ustedes me dejaron sola toda la mañana? ¿Por qué vienes dándome besos si tú nunca haces eso? ¿Qué hicieron? No sabía qué hacer esta casa sin José no es igual.

_ Estábamos en mi casa. Tenía varios días sin ir. No hicimos nada malo, nos comportamos muy bien.

Contestó Rita.

_ Voy a servir la comida, tuve que mantenerla en la olla de vapor para que no se enfriara, y la próxima vez me pueden invitar.

_ Discúlpanos Jade, no fue nuestra intención dejarte sola.

Yo guardaba silencio y observaba todo cuanto hacia Rita, Jade servía la comida me hacía gestos cuando Rita no la miraba, yo negaba con mi cabeza que no sabía nada, pero estaba más que claro del cambio que ella estaba experimentando pero como buen caballero debía callar.

Después de almuerzo fuí a la biblioteca a realizar unas llamadas y revisar unos documentos pendientes. Rita y Jade se fueron a las habitaciones.

Llamé a Zairí para preguntar cómo iba todo en la firma, luego llamé a Margaret para ver si había llegado correspondencia, revisé mi correo y contesté algunas comunicaciones. Cuando estaba por terminar sonó mi teléfono, era el número de mi casa, bueno de casa de Hane. En primer momento no quise contestar, luego pensé que podía ser una emergencia con los niños.

_ Hola buenas tardes.

_ Hola papá es Daimar, ¿Cómo estás?

_ Hija, ¿Bien y ustedes, cómo están en casa? ¿Cómo está tu hermano? ¿Cómo está el ánimo de tu mamá?

Mi hija de apenas catorce años ha sido siempre inteligente y madura.

_ Estamos bien papá. Mama habló con nosotros sobre la decisión que tomó. Sabemos que será muy duro para ti y para nosotros, ella ha llorado mucho todos estos días, espero la entiendas, no quiere hablar contigo porque le da vergüenza verte a la cara, me dijo que fue un acto cobarde el haberte avisado su decisión por un mensaje, pero que no puede verte, siente que te ha fallado, te ha sido infiel, Jade vino a conversar con ella y le dijo que tú estabas sereno, hablaron de nuestra ida del país.

Yo solo escuchaba las palabras de mi pequeña y lloraba en silencio.

Ella continuó:

_ ¿Sabes papá? Esa decisión de llevarnos primeros nos la planteó a nosotros, la escuchamos y decidimos no dejarla sola, te amamos tanto como a ella, pero decidimos irnos, perdón si cometemos un error. Sé que vas a estar bien aquí y te prometo venir de vacaciones, tú tienes fortaleza para seguir adelante, en cambio mi mama es frágil, sola no va a soportar.

Después de escuchar un argumento tan bien detallado de una adolescente, supe que ellos tenían que ir con Hane.

_ Me siento orgulloso de ser tu padre mi hermosa, aunque esté dolido por la separación entiendo que debo respetar su decisión de ir con ella. Ustedes son su fortaleza y su paz, es una buena madre y nunca los va a descuidar, tienen mi consentimiento para que vayan, se harán largos mis días hasta que vengan de vacaciones, quiero que estudien y sean los mejores hijos del mundo, no la decepcionen nunca, pero sobre todas las cosas no se decepcionen ustedes mismos.

_ El viaje será pronto papá.

_ Lo sé, Jade hablo conmigo, no te preocupes que no pondré trabas.

_ Te amo grande papá, gracias por entender.

_ Siempre que sea para su tranquilidad no me opondré. Besos para ti y mi pequeño Abraham, los amo con toda mi alma.

_ No llores, siempre serás el mejor papá del mundo.

_ Chao mi hermosa.

Al colgar la llamada tenía a Rita en frente mirándome.

_ Por eso es que desde el primer día que te ví, sabía que eras el hombre que estaba esperando, si que valió la pena.

Secando mis lágrimas dije:

_ Soy un hombre bendecido. Hane fue una mujer excepcional conmigo, mis hijos la bendición más grande y ahora tú, eres la segunda mujer en toda mi vida y espero que seas con quien termine de envejecer.

_ Ya verás que sí amor, no voy a decepcionarte jamás. Ya seca tus lágrimas y vamos para que te cambies hoy nos vamos de paseo con Jade, suficiente encierro.

_ Veo que tu cambio de look va en serio.

_ Sí, muy en serio, a partir de hoy soy una mujer transformada gracias a ti.

_ Te ves hermosa, créeme que empezaré a sufrir de celos.

Se acercó y me dió un beso, me tomó de la mano y fuimos hasta mi habitación, tomé un baño y cuando volví tenía ropa y zapatos deportivos sobre mi cama.

_ Tengo años que no uso ropa deportiva, ya con lo de la mañana es suficiente, no me sentiré cómodo.

_ Anda, colócate esa ropa que te vas a ver muy bien, en adelante los trajes serán solamente para el trabajo, del resto vestirá ropa fresca y actual, así como en la mañana.

_ ¿Ahora te llamas Daysi Rita Fisher?

_ No soy tu mamá, pero me encargaré que seas el hombre más dichoso del mundo.

_ Ni modo, ya me metí en este asunto.

_ ¿Tan rápido te estás arrepintiendo?

Antes de contestarle a Rita tocaron la puerta:

_ ¿Será que dejan de discutir y se apresuran un poco? Vamos a salir tarde.

_ Entra, quiero tu opinión Jade.

_ No! los espero abajo, dense prisa.

Cuando bajamos ella nos esperaba, estaba vestida de jean, zapatos de tela, una blusa bonita y acorde a ella, Rita y yo deportivos.

Admirada dijo:

_ Ustedes sí que están tomándose los cambios en serio. Mírate Rita, quien diría que tu de parecer monja ahora sacas todo ese cuerpo de la prisión de trapos donde lo tenías, vas a dar de que hablar. Y tú amigo pareces quince años menor.

_ Ya te dije, Rita está empeñada en hacerme ver más joven.

_ Y que bien te cae esa ropa. Cuidado con ponerte celoso, porque esta señorita va a atraer miradas.

Contestó Rita:

_ No crean ustedes que por mi cambio de vestir voy a cambiar también mi personalidad, yo soy respetuosa y centrada como para andar soltando sonrisas por todos lados. Mucho tiempo he esperado por este hombre y ahora que una posibilidad de tenerlo no será para hacerlo pasar malos momentos.

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