capítulo 2

Tomó la palabra Jade una vez más:

_ Antes que hable el señor presidente, antes de escuchar sus palabras tengo un anuncio importante que hacer, como todo en la firma va creciendo, y ya tenemos dos años trabajando en las mismas instalaciones. Me es grato darles de regalo el edificio continuo a la firma y el financiamiento para la contratación del personal, esto no está sometido a consideraciones por parte de ustedes, todos los gastos van por mi cuenta.

Todos nos miramos las caras con asombro porque esta si era una verdadera sorpresa, jamás imaginamos que escucharíamos tal anuncio. Mi corazón sufrió una aceleración de la emoción, no tenía palabras para agradecer.

Tomé la palabra:

_ Jade, Rita, Margaret, Valery, Jhonatan, Cristina, mi Zairí amada, personal de seguridad, todos presentes. En un momento pensé que habían terminado las sorpresas y las emociones fuertes, pero no es así, el primer sorprendido soy yo, para “J J ASEGURADORA” hacer un gasto de esta magnitud implica invertir casi la totalidad de su capital, lujo que no podemos darnos por ahora, mi deseo de todos los días es ver crecer esta firma en personal y espacio físico, hoy llega la progenitora de este negocio a darnos este magnífico regalo, Jade eres grande, gracias sinceras por todo, tú y José nos han dado algo que quizás muchos de los presentes jamás imaginamos tener.

Y una vez más haciendo reverencia hacia ella concluí:

_ Desde un principio no te hemos defraudado, y ahora con más razón seguiremos empeñados en no defraudarte, y prometo que cada centavo de este financiamiento será pagado.

Todos se levantaron eufóricos de sus sillas y aplaudieron gritando de emoción.

Unos segundos después ella concluyó:

_ Los detalles los conversamos Rita, tú y yo en los próximos días. Ahora vamos a ordenar y comer porque tantas emociones juntas con el estómago vacío puede producirnos un desmayo, sentémonos y disfrutemos. Ah! y antes que Damir diga algo, todos los gastos corren por mi cuenta, ordenen lo que quieran, no hay cuidado, yo Jade Di Conccetto no discuto, esta cuenta la pago yo, buen provecho.

Y levantando sus manos hacia mí y me invitó a tomar asiento.

Desde ese momento todos ordenamos, comimos con ganas y sobretodo felices por las buenas noticias recibidas.

Rita que estaba a mi derecha, pasó ligeramente su mano por mi pierna, cuando su mirada y la mía se encontraron dejó escapar su sonrisa de medio lado que anunciaba que en su cabeza estaba tramando una de sus travesuras. Aunque el roce de su mano me hizo erizar la piel, no hice ningún movimiento extraño para que no se dieran cuenta que ella me estaba provocando.

Margaret estaba a mi izquierda y con su pierna rozaba la mía, también dirigí mi mirada hacia ella, pero en esta oportunidad su atención estaba hacia sus compañeros.

Al terminar la comida el mesero se acercó a Jade atendiendo su llamado, asintió con su cabeza e inmediato se retiró de la mesa, pasados algunos minutos volvió con unas botellas de vino, se acercó y me las entregó; yo vi a Jade, ella se levantó de su asiento y dijo:

_ De pie por favor, vamos a brindar por todas las bendiciones que hemos recibido, y porque todos los proyectos que hoy se inician sean victoriosos.

Destapé las botellas, fui por cada uno de los lugares de mis compañeros sirviendo el vino, volví a mi lugar, serví mi copa, la alcé y dije:

_ Salud y bendiciones para todos.

Todos contestaron.

_ Salud.

Y bebieron de sus copas.

Después del brindis todos se fueron retirando, Rita y yo nos fuimos juntos siguiendo a Jade que andaba conduciendo un vehículo alquilado hasta que llegamos a mi casa, casa que hasta hace dos años fue de Jade y José, nunca la he habitado, pero siempre venía a chequear que el personal que estaba a cargo de la limpieza la mantuviera intacta, cada detalle estaba en el lugar donde Jade lo había dejado.

En todo el camino Rita como siempre silenciosa, no dijo mucho hasta que le pregunté por mi teléfono, entre tanto que hacer en la convención, luego en el restaurante, había olvidado por completo que ella tenía mi teléfono.

_ ¿Rita donde está mi teléfono?

_ Aquí está señor.

Y metiendo la mano en su bolso lo sacó.

_ ¿Y ahora que te sucede a ti? ¿Por qué pusiste esa cara cuando pregunté por mi celular?

_ La señora Hane le mandó unos mensajes mientras estábamos en la convención.

_ ¡Ajá Rita! ¿Acaso es una emergencia o algo malo? No entiendo tu mal ánimo.

_ Me tomé el atrevimiento de leerlos, porque al igual que usted pensé que era una emergencia, de verdad disculpe señor pero es más que una emergencia.

_ Coño Rita, deja el protocolo y dime que sucede.

Estacionamos los vehículos y entramos, en ese momento Rita me entregó mi teléfono y dijo:

_ Yo hablo con la señora Jade mientras usted lee los mensajes de su esposa.

_ Está bien Rita, ya verás que no es nada grave como tú dices.

Ellas subieron a la habitación de Jade a conversar, yo me senté en la sala de estar a leer los mensajes.

Jamás imaginé lo que leería.

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