...III...
Abro los ojos al fin luego de haber estado en tinieblas por un tiempo que me pareció eterno. La luz del día es demasiado fuerte, se filtra por mi ventana y me da justo en el rostro. El viento fresco de la mañana ingresa a mí recámara haciendo danzar las cortinas y tocando suavemente mi piel expuesta dando una sensación de caricia, a pesar de eso el cuerpo me pesa y estoy bañada en sudor.
¿Dónde me encuentro? ¿Qué es todo esto? Las dudas no tardan en asaltarme haciendo que todo sea tan confuso e irreal, ¿Puede ser que todo hubiese resultado ser un sueño? ¡Imposible! Yo había muerto a pedido de Gregor, sentí el hacha cortar mi cabeza, en mi espalda aún se encontraba la sensación de los látigos, definitivamente no fue una pesadilla.
Observo la habitación en la que me encuentro, es grande y finamente decorada, los muebles son costosos y las frescas rosas que llenaban la recamara perfuman el entorno deliciosamente, aquella era la habitación idónea para una joven mujer de la aristocracia. Observo también mis manos e intento calmarme y no gritar por la sorpresa inicial de verme en mí recámara nuevamente. Están pulcras y suaves, son las manos de una dama de la alta sociedad. No hay vestigios de grietas ni heridas por mis largos días de trabajar en la tierra al ser exilada por Gregor.
Corro hasta el espejo y observo mi rostro con detenimiento, soy yo, es mi piel pálida y lisa, mis ojos azules y mi melena plateada larga y ondulada prodigiosamente cuidada. Esa soy yo imposible no reconocerme, pero ¿Qué significa todo esto? ¿Entonces el encuentro con el dios del tiempo y la segunda oportunidad sucedió en verdad? Miles de dudas circulan por mi mente, siento que en algún momento voy a desmayarme, lo hubiese hecho si alguien no hubiese llamado a mi puerta.
Con rapidez regreso a mi lecho y me cubro por completo fingiendo dormir, siento que en cualquier momento el corazón se me saldrá del pecho debido a toda esta conmoción.
― ¿Si? ―digo elevando un poco la voz sin descubrir mi rostro de entre las cobijas ―, adelante.
Siento como la puerta se abre y alguien de andar suave ingresa a mi pieza.
—Señorita Selenia su madre y padre aguardan en el comedor, piden su presencia de inmediato —reconozco esa voz, es Annelise mi doncella.
Mi querida Annelise, con rapidez tiro las mantas al suelo y me incorporo de la cama de un salto, corro hasta mi amada doncella de la infancia y rodeo su cuerpo en un abrazo fuerte y emotivo. Mi Annelise, la única quien permaneció a mi lado cuando todos me dieron la espalda, recuerdo sus cuidados maternales cuando era una niña, cuando padre era cruel conmigo y mi madre ignoraba mi sufrimiento fue Annelise quien seco mis lágrimas y me consoló con ternura y cuando caí en el exilio se mantuvo a mi lado pese a que no tenía obligación alguna conmigo, curo las heridas de mis manos y muchas veces intento impedir mis ataques hacia Amanda. En ese tiempo pensé que como todos en la mansión había caído bajo los encantos de la dulce Amanda, pero ella se mantuvo a mi lado como la madre que nunca tuve.
― ¿Señorita se encuentra usted bien? ―pregunta ella notablemente confundida por mis acciones y es entonces que yo le sonrió con lágrimas aun en mis ojos debido a mi felicidad al verla de nuevo.
―Te he extrañado mucho Annelise.
La confusión y la sorpresa no se disipa de su rostro, me observa con extrañeza para luego acariciar mi cabeza y sonreírme con ternura.
― ¿Acaso la señorita tuvo un mal sueño? ―dice ella.
¿Cómo fue posible que no haya sido capaz de verlo con anterioridad? Tuve el amor muy cerca y estaba tan cegada por la envidia y el rencor que no logre distinguirlo. Implore por el cariño de mi padre y la atención de mi madre que no me percate que existía una persona que se encontró ahí para mi incluso en mis momentos finales, aquella mujer que me cuido de niña y velo por mi seguridad.
―Gracias ―murmuro intentando dominar mis emociones pese a que no estaba resultando como esperaba ―, gracias por siempre cuidarme Annelise.
―La señorita está actuando muy extraño esta mañana por primera vez en su vida ―dice ella ―, pero le puedo asegurar que lo que sea que haya causado su miedo no existe, no hay nada que temer señorita.
Las palabras de Annelise llenan de calma a mi corazón y entonces seco mis lágrimas y regreso a tomar el papel de dama, si alguien llegase a ver que me encuentro de rodillas ante Annelise mi madre sería capaz de correr a mi doncella y castigarme con severidad.
Si en esta vida he de sobrevivir me aseguraré de recompensar a Annelise por siempre permanecer a mi lado. Eso me lleva al siguiente cuestionamiento:
―Por cierto, Annelise ―digo ―, ¿Sabes que día es hoy?
―Por supuesto señorita, es nueve de septiembre.
¿Acaso oí mal? Eso significa que he regresado un año antes de mi muerte, nunca creí que volvería exactamente el día en el que mi infortunio iniciaría ¿Cómo es posible algo como esto?
― ¿Señorita se encuentra usted bien? ―escucho decir a Annelise, seguramente notó mi palidez.
―Estoy bien ―respondo intentando disimular a duras penas cuando el sudor frio desciende por mi nuca ―, puedes retirarte Annelise.
― ¿Desea la señorita que le traiga agua para lavarse?
―No es necesario Annelise muchas gracias, he de pedirle a alguien más que lo haga mientras puedes desayunar con tranquilidad.
Su rostro de sorpresa es indescriptible, para alguien como ella que el tiempo seguía con su curso de manera regular mi drástico cambio le debe de haber parecido algo descabellado, me siento avergonzada por eso, pero el tiempo para ambas es tan distinto yo aún recuerdo con detalle mis momentos finales y un escalofrió me recorre el cuerpo, ya he cometido muchas maldades y solo anhelo un respiro.
―Con permiso señorita ―dice ella abandonando mi pieza todavía extrañada por el comportamiento de quien para ella es la terca y caprichosa señorita BellaFleur.
Sola en mi recamara me lanzó de nuevo a mi cama y aplasto mi rostro contra la almohada, sé que no debería estar haciendo eso en un momento en el que debía de estar asimilando lo ocurrido como de seguro lo haría una persona normal, pero luego de haber pasado días durmiendo en una fría celda en una cama hecha de paja y sacos viejos la suavidad de mi lecho era indescriptible, la sensación es como estar sobre una nube. Anhelo continuar así por mucho tiempo.
Sería bueno pasar toda mi vida en cama sin preocuparme por nada más que por las horas del día hasta llegar al anochecer, pero incluso yo sé que eso es imposible y que debo de enfrentar lo que me tocó vivir de nuevo y mejorar para evitar los acontecimientos futuros perjudiciales para mí.
Observo el reloj en la pared y son las 8:00 am. A esta hora mis padres desayunaban y se esperaba que yo estuviese presente. Bueno, vamos un paso a la vez, primero empecemos por asearnos y presentarnos con madre y padre antes de que su mal humor empeorase con forme la mañana transcurriese. Es una pena, hubiese preferido gozar un poco más de tranquilidad.
Hago sonar la campana cerca de mi cama e inmediatamente una doncella ingresa a mi pieza trayendo consigo agua fresca en un tazón. Agradezco el gesto y la pobre muchacha me observo como si estuviese lidiando con una impostora y no con la verdadera Selenia, definitivamente tengo que corregir mi comportamiento y empezare con mi trato a las personas más cercanas a mí. Mi intento por alejarme del camino de la villanía apenas e iniciaba.
Lavo mi rostro y lo seco con cuidado, el agua estaba tan fresca que dejo una deliciosa sensación en mi piel, confieso que extrañaba ciertas cosas de mi vieja vida que antes no supe valorar, me incorporo de la cama y elijo un vestido para el día. Al final selecciono un bonito modelo con tonos azulados y encaje.
―Señorita Selenia ―llama alguien a la puerta ―, ¿desea ayuda con su peinado? ―la dueña de aquella voz no es otra que Annelise.
―Adelante Annelise ―digo ―, me vendría bien un poco de ayuda.
Me acomodo en el tocador y dejo que los agiles dedos de mi buena doncella cepillen mis cabellos, aquella escena fue algo tan familiar en mi niñez y conforme fui creciendo le restó importancia, hoy lo vuelvo a disfrutar como si de fuese niña otra vez. Annelise tararea una tonada, la sensación es agradable al punto de parecer hogareña aún recuerdo la primera vez en que Annelise cepillo mis cabellos cuando niña, era tan distinta un poco más joven que ahora, aunque a decir verdad da la impresión de que los años no transcurren en ella, su cabellera rojiza prodigiosamente atada en un moño ajustado todavía conservaba el tono vivaz de las zanahorias y sus pecas juveniles le seguían dando ese aire jovial.
―La señorita luce preciosa el día de hoy ―dice finalizando su obra maestra, una bonita y sencilla trenza atada con una cinta a tono con mi vestido.
―Es hermoso como siempre, muchas gracias Annelise.
―Perdone la pregunta señorita y ruego su perdón si le llego a ofender por mi comentario, pero ¿Se encuentra usted bien?
Sonrió un poco para aliviar el ambiente algo incómodo, era natural que me tomaran por loca cuando hasta ayer yo fui Selenia BellaFleur la dama más arrogante de todo el reino y ahora de la noche a la mañana me estaba comportando de la forma contraria, incluso yo dudaría de mis facultades mentales si desconociera mi arreglo con el dios del tiempo.
―Solo estoy cansada es todo ―es mi respuesta ―, ya no quiero continuar ejecutando los deseos codiciosos de mi padre.
―Mi señorita ―Annelise se apresura a tomar mis manos y a acercar su rostro al mío, en su mirada vi esperanza y alegría ―, si me lo permite quisiera confesarle mi felicidad al ver a mi antigua señorita una vez más ante mí, cuando conocí a la señorita Selenia era una niña tan dulce y tímida, pero con una mirada tan triste y dolida que al verla supe que mi deber era cuidarla y protegerla. Cuando esa niña fue creciendo y se dejó influir por los duques sufrí en silencio al ver como se desvanecía ante mis ojos y dejo que la arrogancia la dominase ―sus manos continúan sujetando con fuerza las mimas y no puedo evitar dejarme conmover por las palabras de mi doncella de infancia ―, dígame mi señorita ¿Es verdad que mi pequeña dama ha regresado?
Debido a la emoción temo que en cualquier momento he de quebrarme también, mi pobre Annelise, ¿Cuánto has tenido que sufrir por esta villana tan ingrata?
―Annelise, siempre has de ser importante para mí, me has criado y me has amado más de lo que mis propios padres me amarían, estás conmigo ahora me ves cómo solo una madre vería a su hija a ti te lo debo todo y me pesa en el alma no haberte compensando como te lo mereces.
―No pido recompensa porque fui dichosa al criarla y soy feliz al servirla.
―Puede que ya no sea una niña mi querida Annelise, ya tengo la mayoría de edad y aun así mi comportamiento fue hasta ayer el de una niña mimada. Pero deseo que te quedes a mi lado aun cuando no tenga más que ofrecerte, aun cuando tenga que dejar esta mansión y busque mi destino en otra patria, incluso si paso mis días trabajando en los campos, quiero al menos poder verte, aunque sea en la distancia.
―Dice cosas tan extrañas señorita, pero le puedo jurar que siempre he de estar junto a usted.
―Eso era todo lo que quería escuchar ―le sonrió ―, muchas gracias.
Annelise termina de dar los toques finales a mi peinado y luego se retira ejecutando una reverencia, al oír el sonido de la puerta cerrarse me incorporo de mi asiento y empiezo a caminar por toda la estancia como una especie de felino enclaustrado, mientras lo hago no puedo evitar estrujar mis dedos en una situación tan angustiante como esta.
Hablar con mi querida doncella me había hecho tan feliz que aún no me sentía preparada para enfrentarme a mis padres y más cuando una de las últimas personas que vi en mi ejecución antes de mi regreso abajo aguardando mi llegada, no creo poder resistir un solo minuto sin sentir como toda la vida y alegría del mundo era succionadas por aquel hombre.
Golpeo mis mejillas un par de veces intentando infundirme confianza y fortaleza. Una vez preparada tomo una fuerte bocanada de aire antes de avanzar a la puerta y salir de mí recámara para dirigirme al comedor principal en el primer piso.
...***...
—Hasta que al fin llegas Selenia —dijo mi madre con timbre de voz apático.
Para nadie era un secreto que el amor entre mis padres era inexistente siendo un acuerdo matrimonial lo único que los unía. Así pues, las reuniones en la mesa eran tan incómodas y frías, la indiferencia entre ellos era tan palpable.
—Buenos días —respondo ocupando mi lugar en la mesa. Aún me resulta extraño volver desayunar con ellos. No recordaba que fuese tan incómodo.No tengo apetito, solo mis ansias por averiguar por qué fue que regrese a este momento en específico. Este es el día en el que mi padre comunica a la familia sobre la existencia de Amanda y decide traerla a la mansión, su hermosa y preciada hija Amanda, el vivo retrato de la mujer a quien más amo.
—Gracias por la comida —limpio mis labios con la servilleta mientras una doncella retira mi plato de frutas ligeramente vacío
Y ahora mi madre empezara a regañarme.
—Me dijeron Selenia que el príncipe heredero aún no te ha hecho llegar una invitación formal para que lo visites a palacio. ¿Sabes todo lo que tuvo que hacer tu padre para lograr que tú seas elegida como prometida del príncipe? ¿Cómo es posible que en un año no hallas podido ganarte su afecto?
Quizás en otro tiempo aquel reclamo me hubiese atormentado haciéndome llegar a un punto en donde la obsesión por complacer a mis padres y obtener la atención de Gregor se acrecentarán aún más. Pero por fortuna para mí que conozco a donde me llevara aquel camino decido hacer oídos sordos por vez primera y no dejo que nada de lo que diga mi madre me afecte esta vez.
—Tal vez deba romper mi compromiso —digo.
—No digas cosas sin sentido, ¿Quién abandonaría la oportunidad de convertirse en la futura reina?
Ante los constantes regaños de mi madre hacia mi persona mi padre se mantiene en silencio con los ojos fijos a la nada, su mirada profunda denotaba que se encontraba reflexionando sobre algo de vital importancia. Por supuesto que yo ya tengo conocimiento sobre la razón de su actitud distante, es Amanda.
—Tengo algo que anunciar—habla mi padre de pronto atrayendo la mirada de mi madre y la mía —. Tengo una hija de la cual no tuve conocimiento hasta ahora y planeo traerla a vivir aquí.
La sorpresiva noticia no le cayó muy bien a mi madre quien no disimulo aquella expresión de impacto y desagrado a la vez. No la culpo, puede que el matrimonio de ellos no sea más que un acuerdo de intereses, pero el enterarse de que su esposo tuvo una hija ilegítima con otra mujer y que además la traería a vivir al hogar familiar era muy duro de afrontar. Poco después de traer a Amanda mi madre y yo fuimos la habladuría de la sociedad por un largo tiempo.
—¿Qué fue lo que dijiste? —dijo mi madre con su hermoso rostro distorsionado por la furia, ella quien era una dama respetable y de gran influencia se veía humillada por su esposo de aquella manera —¿Una hija? ¡Debes estar insano para suponer que permitiré que la traigas a mi casa!
—Yo decido quien entra y quién no y si he dispuesto a que mi hija venga a vivir conmigo y ocupe el lugar que le corresponde eso es lo que se hará.
Mi padre se incorpora de la mesa y se dirige a la salida siendo perseguido por mi madre quien no dejaba de reclamarle por la noticia y decisión tomada.
—¡No lo permito! ¡No entrará a mi casa! ¡León no vas a humillarme de esta forma al traer a una plebeya ilegitima!
Mi padre se detiene en el umbral para luego dar la vuelta y enfrentarse a mi madre. Antes de que ella pudiese soltar un nuevo reclamo mi padre dirige su mano hacia la mejilla de mi madre y le propina una dura bofetada que se escuchó por toda la mansión.
Me incorporo de mi lugar y avanzo hacia donde yace mi madre quien conmocionada por el accionar de mi padre le observaba sin poder creer que este hubiese sido capaz de cometer aquel vil acto contra ella.
—¿Cómo te atreves? —dijo mi madre escupiendo las palabras con rabia mientras miraba a mi padre con ojos de rencor.
—Escúchame muy bien Isadora, mi hija vendrá a vivir con nosotros, tomara mi apellido y será tratada como la dama que es y no quiero ninguna objeción de tu parte o te echaré a la calle junto con esa inútil y defectuosa hija tuya que me diste y que es incapaz de obtener el poder de la monarquía para mí.
Mi madre guardó silencio al oír las palabras de mi padre, no dejaba de mirarlo con furia mientras su mano cubría su mejilla roja por el golpe. Mi padre salió por esa puerta dando un duro portazo y dejándonos a solas en la estancia.
Sin demora voy hacia donde yace ella y le sujeto del brazo con cuidado intentando servirle de apoyo, más mi madre me aparta con brusquedad haciendo que me tambaleara un poco, afortunadamente no pierdo el equilibrio.
—Suéltame —exclama con enojo dedicándome a la vez una mirada de desaprobación —. Todo esto es culpa tuya, ahora tu padre traerá a una sucia plebeya para ocupar tu lugar. ¿Ya estás satisfecha? ¿Qué no te das cuenta idiota? ¡Eres una inútil Selenia! ¡No sirves para nada!
Y entonces ella se retira sin tan siquiera dirigirme una mirada. Se escuchan sus pasos alejarse y subir las escaleras con destino a su recámara. La estancia queda en silencio de pronto, incluso los sirvientes se han dispersado evitando verme o hablarme. Solo quedo yo de pie inmóvil como una estatua mientras las palabras de mi madre continúan retumbando en mi cabeza. Era la segunda vez que las oía, la primera vez llore de furia y odie a Amanda mucho antes de conocerla, a mis ojos ella era todo lo que mi madre había dicho e incluso más, una plebeya traída solo para usurparme, para ocupar mi lugar como heredera de los BellaFleur, no obstante, en esta ocasión me invade la melancolía y el dolor al comprobar que incluso para mis propios padres solo soy un artilugio para obtener más poder. Mi valor como ser humano no es mayor que el de una bestia comprada por su amo para ejercer un trabajo y obedecer sin objeción alguna. Es hiriente e inhumano tratar a una hija de esa forma, pero no puedo aspirar al cariño de mis padres, mi propio nacimiento se debió a un acuerdo de intereses. Solo vine al mundo para cumplir con el deber de ser la esposa de Gregor a diferencia de Amanda que fue concebida con amor.
Sin demora me alejo de la furia de mi madre y subo por las escalinatas raudamente dirigiéndome a mi habitación. Una vez allí me aseguro de cerrar la puerta para mayor tranquilidad.
Hacía apenas unas horas había regresado un año antes de mi muerte y fue justo en el día de la llegada de Amanda. ¿Qué debía de hacer ahora?
Bueno, lo primero era aceptar que hiciese lo que hiciese no lograría ganarme el afecto de mi padre con Amanda viviendo en la mansión. No obstante, no era algo que buscase ahora. Mi padre no tendría cariño hacia mí, aunque volviese en el tiempo un millón de veces más así que ¿Por qué habría de aspirar a su consideración a estas alturas? Después de todo su amada hija ya está en camino y yo dejaré de importarle por completo a un punto en el que si vivo o muero le es irrelevante. Bien, entonces vamos a tomarlo todo con calma y evitaré meterme con su querida hija para no aumentar aún más su rechazo hacia mí. Si no intimido a Amanda entonces no podrá acusarme con Gregor y entonces no seré exiliada y si aun así Gregor quiere deshacer nuestro compromiso para entablar una relación con Amanda entonces no me opondré en lo más mínimo si esa es la única manera de sobrevivir.
Mientras pienso en la ruptura de mi compromiso con Gregor no puedo evitar pensar en mi vida después de la perdida de mi estatus de prometida de la corona. Definitivamente no está en mis planes lidiar con los reclamos de mi madre ni seguir viviendo en la misma casa que Amanda y mi padre. Supongo que vivir tranquilamente como plebeya es mil veces mejor que soportar una vida tan represiva de noble dama. La primera vez que me vi obligada a trabajar en el campo como una campesina fue una verdadera humillación para mí quien siempre estuvo acostumbrada a los lujos de la clase alta aristócrata. Pero al ver a donde me llevo aquel orgullo definitivamente la vida tranquila del campo lejos de las habladurías de la corte y el rigor de la clase privilegiada era mil veces mejor. Al menos estaría viva y eso ya era un punto a favor.
Respiro con alivio al tener una idea bastante clara de lo que haría a partir de ahora, mi sonrisa se ensanchó aún más al recordar que tengo derecho a una indemnización por parte de la corona al ser retirada del puesto de prometida real, sin duda podría usar ese dinero para irme de aquí y hacer una nueva vida en otro reino o un imperio lejano.
Tan cómoda estaba con mis pensamientos que no escuche la insistente llamada de la puerta.
—Señorita Selenia...
—¿Eh? ¡Si! —digo de pronto volviendo a la realidad e incorporándome de la cama —. Adelante.
—Señorita Selenia, su padre acaba de llegar y trae a una invitada. Me ordeno que se lo comunicara.
Al fin, ya están aquí.
—Gracias Annelise —respondo —. En seguida bajo a saludar a mi padre y a su invitada puedes retirarte por favor.
Annelise asiente para luego proceder a retirarse dejándome con toda una marea de emociones encontradas; miedo, incertidumbre, nerviosismo y un poco de resentimiento. Después de todo lo último que vi antes de morir decapitada fue la hermosa y triunfante sonrisa de Amanda.
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Updated 56 Episodes
Comments
Chiqui Del Valle
sal de esa casa y deja ese par de bobos no puede aguantar las humillaciones
2024-08-18
2
Viejo Estúpido..........Vamos Mi Villana Alejate De Esa Familia De Mierd$&
2024-08-08
0
Lluvia Ragne
Jódete .
2023-07-28
2