Capítulo 7: El Cumpleaños de Ralph

“No quiero mi libertad, no hay motivo de vivir con un corazón roto” –Freddy Mercury  (Magno)

Cuando todos los demás están levantándose de la cama, usualmente yo me  acuesto en ella. Ese día no fue la excepción.

Siempre había detestado hablar por teléfono pero él cambió eso. Me hizo entender  que todo lo que yo quería estaba al otro lado del miedo, que no somos las batallas  que perdemos o las batallas que ganamos. Somos las batallas que nos atrevemos  a luchar. Pero no sabía si aún había atracción romántica, o era una verdadera  batalla.

Pero si es amor y somos dos aves contra el viento, el resto puede ser lo que sea,  podemos tomar lo que necesitamos y seguir en nuestro camino sin hacer llorar a  nuestro corazón, esperando que nos perdonemos.

En el karaoke de su cumpleaños, Ralph y yo cantamos juntos en el Hotel California.  Canción que cuenta con una leyenda bastante interesante.

La leyenda se remonta a mucho tiempo antes de que la canción fuera escrita, y hace referencia al fantasma de una mujer que aparecía algunas noches en el hotel e invitaba a los alojados a tomar copas en el bar.

Henley, queriendo o sin querer, rizó el rizo y contó su propia experiencia. La canción habla de cómo llegó a ese pueblo buscando un lugar de descanso y encontró en ese hotel un "paraíso", donde una mujer le recibió: "bienvenido al Hotel California, donde siempre tenemos la misma estación". Continúa ofreciéndole una copa de vino, y el cantante, al ver que no llega, va a reclamársela al encargado, el cual, sorprendido, le contesta: "no hemos tenido ese espíritu desde 1969".

En general, la enigmática letra se ha analizado hasta la saciedad desde muchos enfoques. Destacan entre ellos las versiones que apuntan a rituales satánicos, otra que habla de estar atrapado en el purgatorio, e incluso otra que afirma que el hotel es una metáfora sobre las adicciones a las drogas.

Versos como 'This could be heaven or this could be hell' ('Esto puede ser el cielo o puede ser el infierno') o 'You can check out anytime you like but you can never leave' ('Puedes cancelar tu reserva cuando quieras, pero no puedes marcharte nunca') son, según algunas opiniones, frases que no se refieren a un simple hotel ni a una crítica social, como dice el grupo, sino que esconden algo más.

Existe incluso alguna teoría más, como la que afirma que Hotel California es un manicomio donde los huéspedes están atrapados y no pueden salir, o incluso que se trata de un hospital de rehabilitación.

En parte, dentro del grupo social de Ralph, me sentía parte del Hotel California.

Lo peor de este tipo de reuniones es que debo hacer cosas que no me gustan y  que les divierten a todos menos a mí, siento la soledad en la multitud, aparentando  que también me estoy divirtiendo y no llamar demasiado la atención. Claro, hay  cosas por las que vale la pena sacrificar esa imagen. Aunque ser “la vegetariana”  no. No me avergüenza mi estilo de alimentación pero odio que me llamen así. No  me malinterpreten, me siento orgullosa de lo que soy, ¡pero por Dios! Solo no  como carne, continuo siendo la misma especie de humano corriente.

¿Por qué mi miedo es tan extraño? Es como una especie de saboteo que tengo  contra mí misma, todo dentro de mi tiembla cuando oigo pronunciar “amor” en  referencia a labios que no he inspeccionado, es un simulador de cómo esa  persona inmediatamente pasa a tomar control del núcleo de tu vida, sin estar yo  viendo como juega con él y sintiendo el palpitante “trágame tierra” en mi cabeza.  Es ese el preciso momento en el que llamo a mi madre para que me busque de  aquellas fiestas.

No me permito un montón de cosas que me parecen demasiado hermosas…  Tengo mucho que aprender de la felicidad, otra cosa muy curiosa, pues los demás  a mi parecer, tienen mucho que aprender de la tristeza.

Los mejor de la reunión fue cuando todos compartimos con la música. Ralph y  Fred con las guitarras, y todos fuimos rotándonos el micrófono, eso me pareció tan  hermoso que me daba vergüenza el sentimiento que todo aquello producía en mí.  La verdad es que amo la voz de Ralph, cada vez que cantaba era diferente a  cuando lo hacen los demás, descartando claro, el hecho de que escogía  canciones fantásticas que salvaban mis oídos de explotar. Iba siempre al son de la melodía original, con su voz gentil que me gusta tanto reproducir en mis  recuerdos…

Toca guitarra increíble, es muy bueno en eso, del mismo modo que Ronnie es  muy buena en piano y André en dibujo… Puede que yo tenga un nivel aceptable  en dibujo, música y baile, pero aunque muchos dicen que soy buena, en realidad  siento que no lo soy. Porque nada es capaz de definirme, en ningún área siento  que puedo expresarlo todo por completo, soy más como un reflejo de todo aquello  que de algún modo invade mi cuerpo y necesita salir a modo de arte.

Ojalá pudiera ser así, al menos en la escritura, pero en la vida hay tantas cosas,  no creo que pueda ser solo una… Existen cosas que las palabras no pueden  expresar, pero las imágenes sí, hay cosas que un sonido puede expresar, que  ningún movimiento corporal puede, y todo a la inversa. Como en la teoría de  cuerdas, donde se necesitan muchas teorías para explicar un mismo suceso, ya  que lo que aplica para una no lo hace con la otra, y aquí entre nosotros, Ralph y  Fred tenían la clave. Tocar guitarra es como dominar la física a la perfección.

Durante los últimos minutos de la fiesta estuve sentada junto a Louis,  sinceramente, él es el chico más atractivo de los presentes y por consiguiente, al  que yo peor trataba. Sus ojos no eran demasiado grandes, pero si despertaban  viveza y atrevimiento, haciendo un juego perfecto con su sonrisa, la cual parecía  tener siempre preferencia a inclinarse hacia un lado.

–Entonces a ti no te importaba –me dijo en un momento.

–No –mentí. A mi claro que me importaba el cómo podría estarme viendo,  probablemente estaba seria, indiferente, e inexpresiva, como mi hermanito, Cesar,  quien siempre lo hacía en momentos de suma importancia. Importancias que  ambos como introvertidos, convertimos en espacios en blanco.

–¿Solo eres así?

–Sí, no lo sé.

Pero sé exactamente por qué soy así, solo… no quería hablar de mí en aquel  momento. “¿Es una broma Camila?” pensé “Tú amas hablar así, indagar en lo  más profundo de los seres y es asombroso que a ellos también les interese, es  como si no pudieran ser más fantásticos”. Pero supongo que estaba agotada,  estar con ellos a veces lo resulta. En el buen sentido claro. Cuando vives  intensamente junto a otras personas puede que a veces te paralicen los deseos de  sentirte de ti mismo.

A veces cuando pienso en las posibilidades de Ronnie, yo u otra persona del  grupo, siento choques de mundos: mi mundo al coincidir con otros mundos nunca  parece encajar, ni fortalecerse o si quiera debilitarse. Solo chocan.

Había un chico de ojos pesados que siempre decía cosas tontas como las que se  suelen decir en un trance después de despertar ¿Qué podría saber él sobre  sueño? Pero lo que me preocupaba más, ¿Qué podría saber él sobre ser  apasionado?

Ronnie notó cuando me empecé a sentir decaída, y me dio un beso en la mejilla  con esa certeza.

Como Louis era quien estaba junto a mí estuve hablando con él un buen rato,  cuando la canción que estaba en el karaoke empezó a llegar a su fin se diluyó el  sonido y justo en el momento en que se escuchó la firme voz de Ronnie decir:

–¡Ya deja el chanceo Louis!

–¿Y qué pasa si le chanceo? –Soltó Louis en un tono bastante convincente  mientras ponía sus brazos alrededor de mí. Pude notar en ese momento cuando  Ralph levanto un poco la vista de su guitarra, nos vio y luego volvió a bajarla.

Intenté quitarme los brazos de Louis alrededor de mi cuerpo. Me gustaba su  sentido del humor, pero aun así no podía dejar de pensar en cómo se sentiría  Ralph. A pesar de que creo que dar celos es algo bastante humano debido que en  su medida mantiene a la persona interesada en ti, nunca me he sentido cómoda  ocasionándolos, sea intencional o no. No quiero generarle malos sentimientos a  alguien a quien quiero.

Supongo que todo eso me convierte en alguien bastante contradictoria. Otro  ejemplo de ello podría ser haberme puesto camisa de Rolling Stones sabiendo  que se suele bajarse un poco y el pecho no se me ve nada mal, aún si no me  siento cómoda de esa manera. Por ello estuve a lo largo de la noche en una  constante lucha conmigo misma, subiéndome el borde superior de la camisa más  arriba del busto, llegando en ocasiones a que llegara por el cuello.

Al finalizar la fiesta, me quedé a dormir donde Ronnie vivía.

Se acercaba la fecha de la selección de logos de la promoción en Mesdom. No  sabía si participar con alguno de mis dibujos. Respecto al dibujo, me ha hecho  creer que la gente es borrosa por no tener trazos marcados.

Liz me dijo que las personas inconscientemente sabían lo que significaban mis  dibujos y por eso les gustaban, el inconsciente percibe todo, es la verdad, y nos  causa sensaciones. La gente no sabe por qué.

Podía expresarme con esa chica libremente, decirle lo que fuera con total  confianza como si fuera mi amiga desde hace años, y apenas comenzaba a  tratarla.

Yo observaba como le leía la letra a quienes se acercaban y aprendí un poco, lo  básico, no podía decirles su vida entera a las personas pero si fui aprendiendo a

ver sus talentos en los números, o su imaginación por el punto de la i, o qué tanta  agua toman por su fluidez...

Un día ella no se sentía nada bien y yo deseaba ir con ella donde Francisca, una  de las psicólogas de Mesdom. Francisca sabía interpretar dibujos de árboles, yo  junto al mío dibuje un globito. El representaba a Ralph, una persona que me tenía  encantada y distraída como un globo a una niña.

Pasaban los días y Liz aprendió a ver los sueños del alma y cosas mucho más  complicadas y ambiguas como las personas en las letras, si alguien hace una letra  parecida a como la haces tú por ejemplo, vendría siendo tu influencia en esa  persona, esa letra eres tú en la letra del otro. Pero además de personas una letra  puede significar un simbolismo, todo depende de su distancia con respecto a  vocales y consonantes. Yo era observadora, pero ella subía de nivel de manera  impresionante.

Algo que si se me daba mejor eran las cartas astrales. Mi tía Rosa era astrologa y  me había explicado a leerlas, desde entonces buscaba cartas astrales de famosos  para practicar cada día. No resulta demasiado complicado para mí, es un círculo  dividido en 12 secciones, 12 casas que representan doce áreas de la vida con la  rueda alrededor de los signos zodiacales, es una representación de la ubicación  de los planetas respecto a ti al nacer, como una fotografía del cielo en el momento  en que naces.

Rosa debía tener un vínculo de algún modo con Francisca, pensaba yo.

Un día llegó Liz diciendo que había aprendido a descifrar a la persona que te  gusta, un proceso donde tú escribías una frase y ella lograba ver las letras que  pertenecían ese nombre. Yo no estaba escuchando, dibujaba y ella hablaba de  ello en el pupitre de adelante con las personas a su alrededor. Dijo que me  acercara porque conmigo podía ver cualquier cosa mejor que con otra persona.  Fue cuando después de unos segundos observándola encerró en un círculo la  letra R.

Un día vino a mi casa, y le conté el sueño de El Árbol Animisto que había escrito.  No sé cómo llegué a confiarle algo así, pero lo hice. La dejé leyéndolo mientras  caminaba ansiosamente por la casa preguntándome por qué lo hice, aunque la  verdadera sensación no era inquietud era calma y eso era paradójicamente lo que  me inquietaba.

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