Momento de celebrar.

—En esa ocasión me separe de mi padre para ir a buscar a Ekaterina, estaba decidido a retarla a un duelo, la busque por todo el palacio pero no al encontraba, es enorme obviamente, hasta que una persona de la servidumbre me dijo que estaba en tal salón, fui en esa dirección y de repente, ¡crash! Oigo un fuerte ruido del otro lado de la puerta.

—Sí, sí, lo recuerdo, entraste y te quedaste boquiabierto.

—Obviamente, tú y Ekaterina habían roto el jarrón que mi padre le había regalado al emperador, de hecho, apenas se lo iba a entregar.

—En mi defensa, Lina lo rompió con su pelota.

—No es cierto, tú me lanzaste la pelota y yo solo te la pateé de regreso, tú te quitaste.

Después de la victoria de Davor, Ekaterina organizó una pequeña celebración en uno de los salones de la academia junto a sus amigos. Obviamente Anya con su canto y baile fue la encargada de amenizar la reunión, incluso intentó enseñarle una coreografía a Ekaterina y a Neele, sin mucho éxito. Para sorpresa de todos, Anton, el serio del grupo, demostró ser bastante hábil para bailar y casi pudo seguirle el paso a su compañera.

Pieter por su parte, comenzó a contar varias anécdotas de cuando era pequeño y jugaba con Ekaterina y Anya.

—¿Y qué pasó luego? —Le pregunto Davor a Pieter

—Pues lo que siempre me pasaba cuando estaba con estás dos señoritas, me metían en problemas. Ekaterina tomó la pelota, me dijo “toma”, y salieron corriendo las dos. En ese momento entra mi padre junto con el emperador y estoy yo solo con la pelota en las manos, entonces lo escucho gritar “¡¡Pieter!! ¿¿Qué has hecho muchacho??” Y me regaño tanto que me eché a llorar, estuve castigado por dos meses por su culpa, recogiendo heces de caballo en los establos.

Anya echó a reír al recordar, contagiando a todos con su risa.

—Es verdad, lo recuerdo bien, te empecé a llamar “Pieter apestosín”.

—Jaja, muy graciosa Anya.

—Pero te pedimos disculpas y también te ayudamos a recogerlas.

—¿Ayudarme? Al contrario, ustedes solo estaban jugando y me dejaban todo tirado, de hecho me hacían trabajar más porque tenía que limpiar su desastre.

Davor escuchaba con atención las anécdotas de Pieter, disfrutaba de escuchar todas las travesuras que hacía Ekaterina de pequeña. En su mente siempre pensó que una princesa será una joven elegante y recatada, que se comporta con propiedad en cada momento, pero entonces ve a Ekaterina, riendo a más no poder, llenándose la boca de pastelillos y hablando con total naturalidad con sus amigos, y no puede sentirse menos que fascinado.

Cada vez que uno atrapa al otro mirándole fijamente, desvían la mirada, solo para enseguida volver a hacer contacto visual y reír juntos.

Para Davor, que nació en el campo de batalla y ha tenido que luchar toda su vida por lo poco que tiene, era impensable poder llegar a mirar a los ojos a una princesa, pero ahora, en este momento, al ver los ojos violetas de Ekaterina, siente que está viviendo en un sueño que ni siquiera sabía que podía existir.

Ekaterina constantemente lo mira de reojo, no desea ser muy obvia, pero Davor siempre la descubre, y entonces él le regala esa amable sonrisa que le gusta, si, le gusta la sonrisa de Davor, pero también su valor, y la forma en que habla y explica las cosas, pero sobre todo, le gusta estar en su compañía. Es tal como le dijo Anya, no podía negarle que le gustaba, pero ¿qué significa de verdad que le guste? ¿Cómo aventurero? ¿Cómo amigo? ¿Cómo... pareja?

La sola idea de ser pareja fue suficiente para sonrojarla por completo, por lo que se llenó la boca de pastelillos buscando distraer sus pensamientos, después de todo, un amor entre ellos es imposible, ¿cierto?

...◊◊◊...

Después de un rato bastante agradable, llegó la hora de la despedida, Davor tenía que ir a buscar sus pocas pertenencias para mudarse a las residencias de la academia, por lo que Ekaterina decidió acompañarlo hasta las puertas, le hubiera gustado acompañarlo todo el camino, pero todavía tenía prohibido salir de la academia, la investigación sobre el atentado en su contra seguía en curso y lamentablemente, no ha habido noticias nuevas.

—Supongo que esto es normal para ti.

Las palabras de Davor eran por todas las miradas que atraían a su paso por los pasillos de la academia, algunos estudiantes trataban de disimular, pero era evidente que toda la atención estaba en ellos dos.

—Un poco, sí, soy la princesa del imperio.

—Sí, lo eres.

“Es cierto, eres una princesa y yo un simple aventurero, supongo que ahora que me has dado mi recompensa, podemos seguir nuestros caminos, muy alejados uno del otro.” Eran las palabras que pasaban por la cabeza de Davor.

—Por cierto, ¿Dónde naciste? ¿Eres ciudadano del imperio?

Su pregunta lo tomó por sorpresa, sacándolo de sus pensamientos.

—Hemos platicado tanto, pero nunca me dijiste tu lugar de origen, y me da curiosidad porque si naciste en el imperio, obviamente compartiremos varias clases juntos, y creo que eso sería divertido, podrías ayudarme a estudiar, tú sabes muchas cosas.

—Solo algunas —Respondió haciendo una ligera mueca— y a tú pregunta, nací en un pueblo llamado Almak, aquí en el territorio neutral, en lo que era el antiguo reino de Kahabelle.

—Oh ya veo.

“Entonces no compartiremos clases como me hubiera gustado” pensó decepcionada.

—Sí, entiendo que estaré en el aula blanca, todos los que no pertenecemos a alguna de las tres facciones principales estudian ahí.

—Cierto, pero aún así seguramente compartiremos algunas clases.

—Sí, eso estaría bien.

Había un aire de melancolía en sus palabras, en su interior comprendían que pertenecen a mundos distintos, y que diversas circunstancias hicieron que se cruzaran sus caminos, pero ahora, pese a que estudiarán en la misma institución, no podían evitar sentir que ya no tendrían una razón para seguir tratándose como hasta ahora.

Después de todo, la deuda que tenía Ekaterina con él, por haber salvado su vida, fue saldada con el apoyo que le dio ella para inscribirse en la academia.

Es por ello que deseaban seguir platicando, el tema no importaba, solo querían seguir disfrutando de la compañía del otro. Fue así que llegaron a la puerta de la academia, Davor tenía que apurarse para ir por sus cosas antes de que se cerraran las puertas de la academia al anochecer, pero la realidad es que no quería despedirse.

—Princesa Ekaterina, yo…

—No, odio que me hablen de esa forma, somos amigos ¿lo has olvidado?

“¿Lo somos?” Pensó el aventurero. Sin saber que depara el futuro para ambos, solo desea seguir teniendo la oportunidad de poder conversar con ella y con el tiempo, tal vez la palabra “amigos” no se sienta tan distante como en ese momento.

—Gracias por todo lo que has hecho por mí, el poder estudiar en este lugar es mucho mejor recompensa que el oro, me has dado la oportunidad de tener un futuro mejor que el que tendría como aventurero, muchas gracias de verdad.

Ekaterina quiso responderle, pero antes de poder hacerlo, Davor le sonrió y se dio la media vuelta.

—Espero vernos en clases.

—Sí, yo también Davor.

Apenas y alcanzó a responder, no está segura si sus palabras llegaron a sus oídos, pero sin duda espera que llegue el día de mañana, ansiosa por descubrir cómo será su vida escolar al lado de Davor.

...----------------...

...Les deseo a todos un bonito domingo y les agradezco por su apoyo. Gracias por leer esta historia....

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Comments

Martha Divas

Martha Divas

gracias autor me encanta esta historia la acabo de retomar otra ves pero me encanta

2022-07-16

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