Es un completo idiota.

Después de su “cita” con Lord Edward Lockridge, ahora le correspondía a Ekaterina reunirse con el príncipe Pascal del Reino de Vratia.

De físico imponente, el rubio príncipe Pascal es reconocido por su habilidad con la espada, ganando diversas competiciones desde pequeño. Es justamente durante su infancia que llegó a conocer a la princesa Ekaterina en una reunión diplomática que sostuvieron sus padres, aunque lamentablemente ambos herederos no se llevaron bien y terminaron peleando, incluso Ekaterina le tiró un diente al lanzarle una bota.

Tuvo que pasar más de una década para que Ekaterina se disculpara por dicho incidente, fue el día que volvieron a reencontrarse, ya como estudiantes de la Academia Militar Vexala.

—Fue una persecución difícil, pero logramos alcanzar a esos bandidos cuando llegaron a su pueblo, los ejecutamos justo en la entrada, debíamos poner el ejemplo, nadie le roba a la corona; de hecho nos ahorraron el tener que cargar con sus cuerpos sin vida hasta ahí.

Decía orgulloso Pascal, durante la cena que había organizado en uno de los salones privados que existen en la academia.

—Imagino que robaron una muy buena suma de oro, sólo así justificaría tan severo castigo.

—¿Oro? No, nada de eso, los muy sinvergüenzas habían robado medicinas y pociones de curación, argumentaron que había una plaga en su pueblo, ¿puedes creerlo?

—¿Y qué tipo de plaga era?

—No tengo idea, soy el príncipe, no quise acercarme en caso de que fuera verdad, pero les dijimos a los lugareños que si necesitaban medicinas con gusto se las daríamos.

—Que noble de tu parte.

—Claro que lo soy, claramente les dije que sí tenían dinero para pagarlas, serían suyas, pero nadie quiso comprarlas, seguramente todo eso de la plaga era mentira.

Ekaterina se quedó sin palabras, no podía creer la falta de empatía de Pascal hacía su gente.

El resto de la velada consistió en escuchar una increíble cantidad de actos de crueldad que el príncipe quiere hacer pasar por actos heroicos, su falta de sensibilidad es increíble, de hecho, para cuando terminó la cena, Ekaterina se arrepiente de haberle pedido disculpas por su riña de niños, de haber sabido que era un completo idiota, lo hubiera golpeado más fuerte.

En cuanto tuvo oportunidad, la princesa de cabello plateado literalmente salió corriendo.

...◇◇◇...

Las estrellas iluminaban la noche sobre Vexala, así que comenzó a caminar por los jardines de la academia.

Un ruido la puso en alerta, pero resultó ser una pareja de estudiantes que estaban escondidos detrás de un árbol en una situación bastante romántica, Ekaterina se sonrojo y apenada se disculpo, solo para seguir su camino.

—Acaso es mucho pedir un momento romántico bajo las estrellas. ¿Por qué mis pretendientes son tan idiotas?

En su cabeza reflexionaba sobre sus recientes encuentros con sus llamados "prometidos", los cuales no fueron nada sobresalientes, mucho menos románticos, ambas experiencias se quedaron muy lejos de esas citas de ensueño que describen en las novelas de romance que tanto le encantan.

—Ojala fueran como Davor.

Había hablado sin pensar, no podía explicar porque de repente se acordó de aquél humilde aventurero, ni mucho menos porque sonreía al pensar en él.

En ese momento se dio cuenta de que había caminado sin rumbo y que ahora se encontraba sobre las murallas que rodean la Academia, desde donde se podía ver la ciudad alrededor de la misma.

En medio de la oscuridad de la noche, lámparas con magia de fuego iluminaban las calles, era un bello espectáculo que le hizo recordar su ciudad natal.

El recuerdo de su cumpleaños quince le vino a la mente; en esa ocasión, como regalo, su padre ordenó que la ciudad fuera iluminada como ninguna otra en el mundo, magos e ingenieros trabajaron por semanas en preparar artefactos mágicos y lámparas por toda la ciudad, para que justo a medianoche, cuando fuera su cumpleaños, la ciudad fuera iluminada como si fuera de día, fue una visión hermosa, sin duda fue una noche de fiesta, con gente bailando por las calles, mientras que los niños jugaban como si fuera el medio día.

Fue precisamente la risa de niños jugando que la trajo de vuelta de su viaje por sus memorias, se trataba de una niña y un niño de cabello pelirrojo, posiblemente hermanos, quienes corrían y luchaban con espadas de madera por toda la plazuela que se sitúa en las faldas de la muralla sobre la que se encontraba Ekaterina.

Fue en ese momento que ambos niños se reunieron con una figura que rápidamente reconoció la princesa, se trataba de Davor, quien miraba con atención su combate, interrumpiendo su duelo para corregirles la postura o darles un consejo sobre cómo usar la espada.

“Parece que le gusta enseñar.” Murmuró Ekaterina, recordando cómo le explico los hábitos y comportamiento de los lobos de sangre, o de cómo le aconsejo sobre el uso del arco. “Y se lleva bien con los niños.”

—¡¡Lina!!

De repente, Anya apareció.

—Te he estado buscando por todos lados, tienes que contarme, ¿cómo te fue con el príncipe Pascal?

Mientras veía a Davor y a los niños, una enorme sonrisa se había dibujado en su rostro, pero nada más escuchó el nombre del príncipe y su rostro cambió por uno de desagrado, eso era todo lo que se necesitaba para saber que no había sido una grata experiencia.

Anya se sentó sobre el borde de la muralla, dándole la espalda a la ciudad, esperando a escuchar a su amiga.

Soltando un enorme suspiro, la princesa le contó lo ocurrido en su cita, de cómo bajo esa fachada de galantería y su buena apariencia, el príncipe es un ególatra y sobre todo, es cruel con su pueblo; nunca podría relacionarse con una persona así.

—Vaya, había escuchado algunos rumores, pero pensé que solo eran exageraciones de la gente, que imbécil, y yo que pensaba casarme con él si tu no lo hacías, ¿Entonces te quedarás con Lord Lockridge?

—No lo sé, la verdad no me cae bien del todo, ninguno de los dos.

Se notaba distraída en su respuesta, por lo que Anya volteo a ver hacia donde miraba la princesa, encontrándose con Davor.

—Lina, ¿acaso estás embobada viendo a ese guapo plebeyo?

—¿¿Qué?? No, para nada —Respondió sonrojada

—¿Lo conoces?

—Es D-Davor, el…

—¡No me digas! ¡El aventurero que te rescato! ¡Me dijiste que era bien parecido pero no tanto! Vaya, parece agradable, mira como le enseña a los niños a usar la espada, ¿Ya le agradeciste como es debido por haberte salvado?

—Sí, bueno, no, prometí recompensarlo, pero no ha venido a verme.

—Entiendo.

En ese momento, un cosquilleo recorrió la espalda de la princesa al ver la sonrisa pícara de Anya. Sin ninguna advertencia, Anya gritó el nombre de Davor, y enseguida se escondió detrás de la muralla, como una niña después de hacer una travesura.

Davor y el resto de las personas en la plazuela voltearon a ver a la princesa, quien se había quedado inmóvil, limitándose solo a saludar, totalmente avergonzada al sentir las miradas de todos sobre ella.

—¿Qué esperas? ¡Ve a saludarlo! —Le dijo mientras le pellizcaba la pierna para hacerla reaccionar

Impulsada por su amiga, Ekaterina bajó hasta la puerta principal, en donde la esperaba Davor.

Para su mala fortuna, una vez que anochecía, las puertas de la academia se cerraban, sin embargo, Anya aprovechó sus atributos físicos para convencer al joven guardia que le permitiera salir un momento a Ekaterina, y así poder hablar tranquilamente con Davor.

—No me gustaría meterla en problemas princesa, puedo venir mañana u otro día.

—Primero que nada, háblame de tú, me salvaste la vida, así que te lo ganaste, al igual que la recompensa que te debo, y no digas que no la quieres, mi honor de princesa está en juego.

—En ese caso, entonces aceptaré la recompensa que me des.

Su plática era bastante común, sin embargo, ambos lucían muy alegres mientras lo hacían.

“Nunca había visto a Ekaterina sonreír de esa manera” pensó Anya desde el otro lado de la puerta, quien disfrutaba de ver el inocente coqueteo de su amiga y el aventurero.

Pero de repente, sin mayor aviso, una enorme bola de fuego envolvió la puerta de la Academia.

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......Ahora si que se prendió la cosa. Muchas por leer y por su apoyo.......

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Abdiel Hernandez

Abdiel Hernandez

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2022-03-26

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