Ekaterina Vs Neele

Desde pequeña, la princesa Ekaterina fue muy inquieta, en cuanto tuvo oportunidad, le pidió a su padre que le enseñara a usar una espada. Recuerda que se sintió decepcionada cuando le dieron una de madera, ella quería una real, como la de su padre, pero este le dijo que se la regalaría una vez aprendiera a usarla.

Desde ese día, la princesa empezó a entrenar para ganarse su espada, y su compañera de entrenamiento fue su prima Neele.

Siempre taciturna, Neele acostumbraba seguir a Ekaterina y Anya mientras ellas hacían sus travesuras, y cuando llegaba la hora de practicar con la espada, Neele tomaba el lugar de Anya, ya que esta nunca ha sido adepta a las armas.

La primera vez que chocan espadas de pequeñas, Neele se tropezó y cayó de sentón, la princesa se disculpó por haber usado mucha fuerza y la ayudó a levantarse, pero al hacerlo, se dio cuenta de que algo en la mirada de su prima había cambiado, como si un fuego comenzara a arder en su interior. Neele había descubierto su pasión por los combates.

A partir de ese día, una y otra vez se enfrentaron, con el mismo resultado, Ekaterina victoriosa.

Cuando cumplió diez años, Neele tuvo que regresar a su tierra natal con sus padres, pero le prometió a la princesa que no dejaría de entrenar, que algún día la derrotaría.

Pasaron un par de años antes de que pudieran encontrarse nuevamente, esta vez Ekaterina la visitó y por primera vez, conoció la derrota ante su prima, quien había entrenado día y noche para poder ser una digna rival. Una y otra vez se volvieron a enfrentar, casi siempre con victoria para Neele, lo cual frustraba a Ekaterina, quien no se rendía y volvía a retarla una y otra vez. Fue así que a partir de ese día, dio inicio su rivalidad en el campo de batalla.

—Creo que es buen momento para definir de una vez por todas quién es mejor.

Impulsiva como siempre, la reto a un duelo nuevamente, no era extraño en que lo hiciera, siempre disfrutaba de enfrentarla, pero en esta ocasión su motivación fue distinta, verla tan sonriente mientras luchaba con Davor hizo que algo en ella se encendiera, un sentimiento que no podía explicar. “¿Celos? Obvio que no, soy una princesa, no tengo porque sentirlos ¿Cierto?” Pensaba mientras se alistaba sin apartar la mirada de ella. 

—Como siempre será un honor enfrentarla, mi princesa.

—Lo mismo digo, y deja de ser tan formal, sabes que no me gusta.

Pese a ser familia, y fiel a su carácter, Neele siempre se refiere a la princesa con total respeto.

Ambas jóvenes se situaron frente a frente, mirándose fijamente, empuñando con fuerza las espadas de madera que utilizan para entrenar.

—¿Qué ocurre con la princesa? —Pregunto Davor— ¿Tiene algún problema con Neele? Nunca la he visto tan seria.

—No te preocupes, solo está celosa.

—¿Celosa?

Davor no entendió del todo el comentario de Anya, pensó en preguntarle a qué se refería, pero prefirió esperar, el duelo estaba por iniciar.

Con Anton actuando como juez, procedió a darles las indicaciones del duelo, la ganadora será la primera en golpear el cuerpo de su contrincante, y una vez dicho esto, iniciaron su enfrentamiento.

Ekaterina fue la primera en atacar, dando un primer paso con fuerza, se lanzó en contra de Neele, pero esta la bloqueó con facilidad, para enseguida alejarse y pensar en su siguiente movimiento, pero la princesa no estaba dispuesta a darle respiro, y embistió nuevamente.

Las espadas de madera chocaron un par de veces, entonces fue que Neele vio la oportunidad de atacar, pero esta vez su golpe fue bloqueado por Ekaterina, quien tuvo que retroceder unos pasos ante la fuerza del impacto.

De cuerpo atlético, Neele no solo era veloz con la espada, también tenía fuerza, algo que le faltaba a la princesa, aún así, estaba segura que su determinación la haría triunfar.

Ahora son ambas las que inician la ofensiva al mismo tiempo, chocan sus espadas y comienzan un rápido intercambio de golpes, saben que el final del combate se acerca, y ninguna está dispuesta a ceder terreno, aumentan la velocidad y la fuerza de los golpes, una y otra vez chocan las espadas.

Hasta que de repente, una de las espadas golpea el costado de una de ellas.

El combate había terminado, y la ganadora había sido la joven de cabello rosa y piel bronceada, Neele.

Apoyada en las rodillas, Ekaterina se agarraba en un costado, a la altura de sus costillas, contemplando su derrota.

—¿Estás bien princesa?

—¡Lina!

Todos se acercaron preocupados, afortunadamente el golpe se vio más aparatoso de lo que en realidad fue.

“¿Cómo se volvió tan buena?” Pensaba mientras en su mente repasaba el combate, Neele siempre tuvo el control, incluso cuando fue aumentando de intensidad el combate y a ella se le estaba dificultando mantener el ritmo, Neele mantuvo la calma.

Incluso ahora, ella estaba toda agitada, intentando recuperar el aliento, mientras que su prima está de pie frente a ella, victoriosa y ofreciéndole la mano.

Neele estaba empapada en sudor, pero sobre todo, sonriente.

—Gracias.

Le dijo mientras la ayudaba a ponerse de pie.

—No creo que este combate sirva para decir que soy mejor, creo que aún tenemos mucho que aprender, y me gustaría seguir luchando con usted mi princesa, desde pequeña usted me ha motivado para ser mejor, para entrenar duro y no rendirme.

Las palabras de Neele hicieron sentir culpable a Ekaterina, era cierto que son rivales, o más bien, así es como la veía ella. Pero también son amigas, su relación no es como la que tiene con Anya, pero aún así, sabe que en Neele tiene a una valiosa persona que la aprecia incondicionalmente.

—Mi espada siempre estará a sus servicios mi princesa.

Unas lágrimas brotaron de los ojos de la princesa, quien la abrazó.

—¡Basta! ¡Te prohíbo que seas formal! ¡A partir de ahora me hablarás como a cualquier otra! ¡Es una orden de tu princesa!

Neele se sorprendió al escucharla, pero entonces le sonrió.

—Si mi pri…, está bien, lo intentaré.

—Fue un combate increíble, ambas son muy buenas peleadoras —Las felicito Davor— y espero me puedas permitir combatir en el siguiente duelo frente a tí.

—Sí, eso me gustaría.

La princesa y Davor se quedaron mirando a los ojos, sonriéndose mutuamente.

—Deberíamos tomar un descanso antes de continuar.

Sugirió Anton al verlos ensimismados, y prudentemente le dio a entender a los demás que los dejaran solos un momento.

—Yo exijo mi revancha, tengo que demostrar mi valía a la princesa.

—Cállate Pieter.

Lamentablemente Pieter no entendió la indirecta y trató de interrumpir, pero Anya le dio un codazo y se lo llevó, jalandolo de la camisa.

—Por cierto Davor, escuche que tú y Neele ya se conocían, ¿puedo preguntar cómo es que se conocen?

—Sí, por supuesto, ella y yo tuvimos una aventura.

—¿¿Aventura?? ¡¡Acaso son amantes!!

Evidentemente, Ekaterina había malinterpretado las palabras de Davor.

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...Espero les haya gustado este combate, muchas gracias por leer y por su apoyo....

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