Bajo ataque.

Animada por Anya, Ekaterina salió de la academia para poder saludar a Davor, el pretexto era ponerse de acuerdo para que la visitara y poder otorgarle una recompensa como reconocimiento por haberle salvado la vida, pero en realidad solo deseaba hablar con él y quitarse el mal sabor de boca que le dejó su cita con el príncipe Pascal.

Una de las reglas de la academia es que no estaba permitido salir de noche, pero Anya con ayuda de sus encantos, convenció al guardia de dejar que la princesa saliera solo un momento; sentía mucha curiosidad por ver cómo era la relación de Ekaterina y Davor, y pese a que no podía escucharlos, era fácil darse cuenta de que su amiga disfrutaba de la compañía de ese chico aventurero.

Nadie tenía idea de lo que estaba por ocurrir.

Una enorme bola de fuego fue disparada desde un edificio cercano hacía donde se encontraban la princesa y Davor.

Anya dio un grito para poner en alerta a su amiga, quien ya se había percatado del inminente ataque. De forma instintiva abrazo a Davor y saltó hacía un lado, esquivando por poco aquella esfera de fuego, que se estrelló contra las puertas de la academia, la cuales resistieron el impacto, pero el fuego se esparció velozmente y fue imposible a Anya salir a ayudar a su amiga.

—¿¿Estás bien?

Se preguntaron ambos al unísono, afortunadamente, solo tenían unos raspones y unas ligeras quemaduras en su ropa.

Ambos se sonrieron al ver que el otro se encontraba bien, pero enseguida se sonrojaron al darse cuenta de que sus rostros estaban muy cerca uno del otro.

—¿Qué fue eso? —Dijo Ekaterina desviando la mirada

—No lo sé, pero no creo que haya terminado.

Davor volteo a ver en dirección de donde vino el ataque, fue en ese momento que vio unas sombras sobre los techos de los edificios frente a la Academia.

—¡Cuidado!

Ahora fue Davor quien abrazó a Ekaterina, rodando por el piso, instantes después, en el mismo lugar donde estaban ellos, una serie de flechas se clavaron, una de ellas enterrándose en la espalda de Davor.

—Son asesinos, debemos huir —Le dijo mientras se quitaba la flecha de la espalda

Ekaterina quiso regresar a la academia, pero la puerta estaba en llamas y otra serie de flechas los obligó a huir en dirección opuesta. Tomados de la mano, ambos jóvenes buscan escapar lejos de la academia, entre las calles de la ciudad.

Habían pasado un par de horas desde que anocheció, todavía había algo de actividad en las calles, pero de repente, una serie de explosiones se escucharon a lo lejos, causando alarma entre las personas, quienes rápidamente comenzaron a huir buscando refugio.

Aprovechando el desorden, Ekaterina y Davor también buscaron donde esconderse, pero el joven aventurero comenzó a sentir un malestar, sentía el cuerpo entumecido, dificultando el andar.

—No te ves bien, ¿Cómo te sientes?

—Mal, la flecha debió estar envenenada, necesito un antídoto o sacar el veneno.

—¿Puedes usar tu magia de curación?

—No, mi grimorio ya perdió su poder.

En este mundo, cualquiera puede utilizar la magia, siempre y cuando haya estudiado los hechizos y sus fórmulas, así como tener en su posesión un libro de encantamientos, un grimorio, que le permita canalizar el poder mágico.

Sin un grimorio, aunque seas un mago experto, no puedes usar magia, es debido a ello que son objetos muy preciados; y similar a las armas, con el uso van perdiendo su poder, hasta perderlo por completo.

Fue precisamente cuando curó las heridas de Ekaterina que su libro perdió el poder mágico que le restaba.

Para ese momento, Ekaterina prácticamente estaba cargando con Davor, por lo que entró al primer local que vio, una pequeña cantina.

Nada más entró, el olor a alcohol y cigarro le causó malestar, también sintió como todas las miradas estaban puestas en ella, no se sentía cómoda, pero Davor se veía cada vez peor. Una vez dentro, lo apoyó en la pared a un lado de la puerta, ya casi no tenía fuerzas.

—Mi amigo necesita ayuda, compraré cualquier antídoto que tengan o si hay un mago con magia curativa, le pagaré sus servicios.

Les dijo mientras les mostraba una pequeña bolsa de monedas de oro, pero aquellos hombres no le prestaron importancia, más bien, fijaron su atención en Ekaterina, quien podía sentir sus miradas lascivas, no era normal ver a una joven tan hermosa en aquél sitio.  

Sin duda había entrado en el sitio equivocado, pero Davor estaba en condición crítica.

—Yo soy mago.

Uno de aquellos hombres se levantó, de cabeza rapada y un extraño tatuaje en el rostro, no se veía muy confiable.

—Dicen que mi amiguito es mágico —Le dijo frotandose la entrepierna, a lo que todos echaron a reír en la cantina— hazme un favor y si me gusta, te regalo esto —Le mostró un frasco de antídoto en su mano

Ekaterina sintió repulsión por aquél granuja, que solo buscaba aprovecharse de su situación, así que decidió quitarle el antídoto por la fuerza, pero al desenvainar su espada, una flecha rompió la ventana y apenas rozó su cabello, clavándose en el cuello de aquél hombre.

Enseguida, una oleada de flechas atravesó las ventanas matando al instante a la mayoría de los incrédulos comensales que no tenían idea de lo que estaba ocurriendo.

Pero la princesa no tenía tiempo para pensar en ellos, su atención estaba en el frasco de antídoto que caía de la mano de aquél hombre. Estiró su mano para alcanzarlo poco antes de que cayera al suelo, al sentirlo en su mano sonrió, pero desafortunadamente, la tapa de corcho se cayó y el líquido se derramó en el suelo.

Su esfuerzo no había servido de nada, y la vida de Davor estaba extinguiéndose de forma inevitable.

Pero no estaba dispuesta a rendirse, haría lo que fuera por salvarlo, incluso postrarse en el suelo y succionar el antídoto que se había derramado.

Más flechas eran disparadas hacia el interior, Ekaterina tuvo que arrastrarse en aquél piso sucio y viejo, algo nada digno de una princesa como ella, pero no le importó, estaba decidida a salvar a Davor.

Desesperada y sin importarle lo que ocurre a su alrededor, se arrastró hasta llegar junto a él, no sabía cuánto tardó en llegar, había sido solo un instante, pero le pareció eterno, lo importante era que la princesa de cabello de plata pudo tomar en sus brazos al aventurero.

Sabía que era su culpa, con toda seguridad aquellos hombres buscaban asesinarla, y él solo la había protegido, igual que en el bosque, igual que frente a Lord Lockridge, Davor solo la había salvado una y otra vez sin pedirle nada a cambio, y ahora, por su culpa, estaba a punto de morir.

—Escapa, yo… yo los distraigo.

Le murmuro mientras empuñaba su espada con dificultad, provocando que comiencen a surgir lágrimas de los ojos de la princesa.

Aún estando a un paso de la muerte, él solo piensa en salvarle la vida.

En ese momento, por la ventana saltan un par de figuras vestidas de negro, asesinos sin duda, pero no les presta atención, lo único en lo que piensa es que le debe su recompensa por haberla salvado, así que hace lo único que puede hacer en esa situación.

Unir sus labios a los de él.

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...Espero les haya gustado, y gracias por su apoyo....

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Comments

Jairo Ccaccya

Jairo Ccaccya

🤑💪 alfin

2022-04-04

0

Abdiel Hernandez

Abdiel Hernandez

Se pone interesante!!!

2022-03-26

0

Abdiel Hernandez

Abdiel Hernandez

No manches :0

2022-03-26

0

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