Victoria.

La gran mayoría de espectadores en la arena de combate comenzaron a corear el nombre del príncipe Pascal, quien levantaba su espada en señal de triunfo, saludándolos. Ekaterina por su parte se encontraba pasmada, estaba segura de que ese último golpe había herido gravemente a Davor, quien pese al dolor, hace un nuevo intento por levantarse.

—Este combate terminó —Le dijo Pascal al ver su intento por ponerse nuevamente de pie

—No me he rendido aún.

—Si esto fuera un combate real, en este momento te cortaría la cabeza.

—Si esto fuera un combate real, lo habría matado antes de que iniciara la pelea, su alteza.

—¡¡Davor!! ¡¡No te rindas!! ¡¡Tú puedes vencerlo!!

Al ver como se ponía de pie nuevamente, Ekaterina reaccionó y volvió a gritar con todas su fuerzas, apoyándolo.

—Bien, quise mostrarte clemencia, pero veo que eres un tonto, así que me asegurare de que esta vez no puedas volver a levantarte.

—Ya veremos quién es el último que queda en pie.

Sintiéndose ofendido por la insolencia del aventurero, el príncipe se lanzó al ataque, cada golpe lleno de furia y rabia, deseaba terminar el combate lo más pronto posible, pero sobre todo, quería callar de una vez por todas a la princesa Ekaterina.

—¡Nunca permitiré que estudies en esta academia!

—¡No necesito tu permiso, solo derrotarte!

Las palabras de Davor lo enojaron aún más, pero aún así, cada uno de sus golpes era bloqueado, y conforme se alargaba el combate, su fuerza iba disminuyendo. Fue entonces que vio una sonrisa en el rostro del aventurero, esa era su estrategia, desgastarlo poco a poco, hacerlo perder su energía, sus golpes cada vez eran más débiles y lentos, mientras que el aventurero solo aguardaba por un descuido para golpear el cuerpo del príncipe.

El cansancio comenzaba hacer mella en Pascal, volviendo más torpes sus movimientos, en un intercambio de golpes, al querer buscar afianzar sus pies en el piso, se resbala y Davor no lo perdona; le propina un par de golpes, uno en la mano y otro en el muslo, rematándolo con otro golpe en la espalda.

Los estudiantes que antes apoyaban a Pascal ahora están atónitos, no creen que el mejor espadachín de la academia, entrenado por los mejores maestros de la espada de su reino, esté siendo derrotado y dominado por un simple aventurero.

—¡¡Vamos Davor, tú serás el ganador!!

El grito de Ekaterina fue otro golpe fulminante para el príncipe, no podía creer el porqué la princesa apoyaba a ese sucio plebeyo y no a él.

Aún así, no piensa rendirse, es el príncipe heredero de Vratia, es imposible que lo derroten.

Pero tiene la mano rota, ya no puede sostener la espada con ambas manos, pero en un intento desesperado, con la mano sana que le queda, empuña su espada e intenta golpearlo, pero Davor la golpea con su espada, con suficiente fuerza para provocar que esta salga volando.

Desarmado, el resultado del combate parece definido.

—Ríndase su alteza, el combate ahora si, ha terminado.

La victoria ya no le importa, ni el honor, solo quiere matar a ese aventurero que lo está humillando ante todos sus compañeros.

—¡Nunca!

Arrojándole arena en los ojos, Pascal busca derribarlo, pero Davor se planta bien en el piso y resiste la embestida, dándole un rodillazo en el estomago, sacándole el aire.

En ese momento la profesora Xandra los separó, levantando el brazo del ganador.

—¡¡Davor es el ganador!!

Exclamó con júbilo Ekaterina, saltando de su lugar para correr a felicitar a felicitarlo, seguido de sus compañeros. El resto de los estudiantes, salvo aquellos provenientes del reino de Vratia, aplaudieron y reconocieron la habilidad del aventurero.

Era tal la alegría de Ekaterina que no le importo abrazar a Davor frente a todos, su victoria le aseguraba que Pascal no podría poner ningún pero a su ingreso en la academia. A partir de ese día, aquél aventurero de aspecto desaliñado tendría una nueva vida, ya como estudiante de la Academia Vexala.

De esa manera, la princesa sintió que saldó su deuda con él, por fin le había dado la recompensa que merecía por haberle salvado la vida.

Mientras Anton y Pieter acompañaban a Davor a la enfermería para atender sus heridas, las chicas decidieron organizar un pequeño banquete para celebrar.

—Se cumplió tu deseo —Comento Anya

—Sí, me da gusto por él, merece algo mejor que una vida de aventurero y seguramente la tendrá ahora que se gradué de la academia.

—Imagino que en estos momentos ya debe estar en la mira de alguna joven noble, digo, venció al príncipe de Vratia, sin duda muchas chicas querrán acercarse, es bastante guapo después de todo.

Las palabras de Anya estaban llenas de picardía, dejando perpleja a Ekaterina, quien no había pensado en esa posibilidad.

—¿En la mira de alguna noble doncella? ¿De qué hablas?

—De matrimonio obviamente —Respondió con una enorme sonrisa en el rostro, disfrutando el gesto de terror que se forma en el rostro de su amiga— digo, es cierto que Davor no tiene ningún título, pero no dudo que por sus habilidades obtendrá muchos logros como estudiante y eso lo haga atractivo para alguna noble, ¿Neele, tú qué piensas? ¿Crees que Davor sería un buen partido?

—Lo es sin duda —Respondió en su acostumbrado tono solemne

—¡¡Neele!! ¡¡No me digas que te gusta!!

—No lo había considerado, pero ciertamente me es atractivo.

—¡¡Neele!!

Anya se echó a reír a carcajadas, mientras que Neele esbozo una sonrisa en su rostro, ante el desconcierto de Ekaterina, quien parece estar a punto de llorar.

—Tranquila Lina, solo estamos bromeando, es evidente que te gusta Davor y te vamos a apoyar.

—Chicas, ¡¡Son unas tontas!! ¡¡Las odio!!

◊◊◊

—¡Esplendido!

Exclamaba Edward al llegar al salón dorado, el aula exclusiva para los miembros de su facción.

—Creo que podemos dar por hecho que mi futuro matrimonio con la princesa Ekaterina es un hecho, ustedes lo vieron con sus propios ojos, el prestigio de Pascal ha quedado por los suelos, el mismo cavó su propia tumba con esa estúpida propuesta, debió aceptar dar su permiso para que ese aventurero ingresara a la academia desde un inicio, tal como lo hice yo.

—Pues yo no daría por hecho ese matrimonio —Comento una de sus compañeras— Es evidente el aprecio que le tiene la princesa a ese aventurero.

—¡Silencio Cordelia! —La interrumpió— Es cierto lo que mencionas, pero yo no me preocuparé por él, de hecho, creo que él será una pieza importante en mis planes.

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