Llegamos a su departamento bastante tarde, Lucifer quería subir una y otra vez al castillo del terror, yo estaba temblando del miedo, el reía y la verdad que por verlo reír así me montaría una y mil veces.
Mi salud mental se estaba acabando, pero no me importaba, sentí tantas cosas al verlo reír, nunca había visto una risa así, me daba vida, alegría, era algo inexplicable como sus besos.
—Mañana podemos repetir —dijo a lo que yo comencé a reír a carcajadas por el miedo.
—Ni loca, no sé cómo se me ocurrió llevarte ahí —él volvió a reír.
—Yo me lo pasé bien.
—Y me alegro, nunca te había visto así de feliz —sonreí.
—No estoy feliz, solo me gusta ver tu miedo —me encogí de hombros.
—Al menos te has reído que es lo que me importa.
—¿O sea que te importo? —Sonrió de lado.
Miré al suelo y pensé una respuesta, no sé la sabía dar, ni siquiera yo la sabía, podría decirle que no pero estaría mintiendo, mintiéndome a mí misma.
Ni siquiera sabía por qué sentía todo lo que sentía cuando estaba cerca de él, cuando nuestras miradas se conectaban o cuando él sonreía.
Nunca había sentido algo tan fuerte y tan grande, sabía que no era amor, no lo era, pero si sabía que era algo tan grande como para dejarme noches sin dormir.
—No es mucho lo que me importas —él asintió.
—Pero algo te importo —asentí mirándolo.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —Él asintió quitándose la chaqueta. —Tu padre dijo algo sobre qué ambos reinaríamos en el infierno —el asintió acercándose a mí. Se quedó frente a mi cruzado de brazos.
—¿Quieres saber cuándo será?
—Aparte, también quiero saber cómo será —Lucifer de sentó en la cama mirándome.
—Ser puede ser cuando queramos, y como pues es algo que sale solo. Tú solo mandas y los demonios obedecen, vigilas y compruebas que todo esté bien, que ningún alma o demonio salga del infierno —lo miré con los ojos abiertos.
—Yo no sabré hacer eso Lucifer, no sé cómo hablar contigo como para saber mandar en el infierno —él rio levantándose de la cama.
—Conmigo no tienes por qué hablar, con besarme vale, y de los demonios y almas no te preocupes, todo saldrá bien —asentí con la cabeza intentando evitar hablar de lo primero que dijo.
—Iré a ver a Astoreth —Lucifer me miró.
—¿No te quieres quedar conmigo? —Los nervios comenzaron aparecer en mi cuerpo.
Había un hormigueo en mi cuerpo que no podía detener, una sensación extraña pasaba por cada centímetro de mi cuerpo.
Me daba miedo sentir todo lo que sentía y más siendo por Lucifer, no sabía si era uno de sus trucos, o si de verdad estaba sintiendo esto. Quería saber si el también sentía estos nervios, los hormigueos. Todo lo que yo sentía quería saber si era recíproco.
—¿No me vas a responder?
—¿Tienes algún don que haga que las personas sientan cosas extrañas por ti? —Solté de la anda arrepintiéndome al momento.
Por la mirada de Lucifer intuí que "esas personas" de las que hablaba sabía que eran yo, esperaba con todas mis fuerzas que no fuera así, pero esa mirada y la sonrisa que se le iba formando en los labios me hacía creer que ya sabía de lo que estaba hablando.
—Con otras personas si lo tengo, contigo no funciona ¿Por qué? -
—¿Cómo que no funciona? —Me atreví a preguntar.
—Cuando miro a los ojos a una persona, digo algo como: dime algo que nadie sepa de ti, y las personas lo dicen, algunas confiesan su mayor deseo, su mayor temor. Tú no, tú no dices nada —parecía frustrado y eso me hizo sonreír.
—Bueno, es que se sabe todo de mí —me encogí de hombros.
—Yo no, y cuando lo intenté tú no dijiste nada.
—Inténtalo de nuevo —se acercó a mí y me miró a los ojos.
—Dime algo que nadie sepa de ti —sus ojos hicieron contacto con los míos, fruncí los labios al no sentir la necesidad de decirle nada —¿Ves? Nada —se cruzó de brazos.
—Igual es que ya estás mayor y ese truco ya no funciona —Lucifer negó.
—Ese truco nunca falla —me encogí de hombros y comencé a caminar.
—Eres diferente a todos los humanos que conozco —habló dejándome confundida.
—¿Diferente? ¿Por el simple hecho de que no funciona tu truco? —Lucifer negó.
—Porque eres la única humana que quiero cerca de mi —me miró a los ojos.
—¿Por qué?
—Porque me importas mucho, Irena —mis ojos se abrieron sorprendidos.
—¿Te importa alguien? Pensé que solo te importabas tú mismo —él asintió.
—Y así era, hasta que te conocí —sonreí.
No supe que decir, me había dejado sin palabras, quería decir algo, responder algo coherente pero no podía, las palabras no salían de mí boca y eso me frustraba.
—¿No vas a decir nada? —suspiré.
—N-no sé qué de-decirte, Lucifer —solo sonrió acercándose a mí.
—Y si mejor no dices nada y me besas —lo miré a los ojos.
—Lucifer —intenté decir algo, pero sus labios se pegaron a los míos.
Me agarré a su cuello y profundicé el beso, cuando nos besábamos un cosquilleo recorría cada parte de mi cuerpo, mis piernas de debilitaban y sentía como mi corazón se disparaba.
—Espera —dije y él pasó la punta de la lengua por mi labio superior.
—¿Qué pasa? —negué.
—¿Por qué me haces esto? Se perfectamente que sabes lo que siento, todo lo que me haces sentir y lo que tus besos producen en mí... —él sonrió.
—Lo sé Irena, lo sé desde el momento que subimos al cielo, por eso quiero besarte, porque se lo que sientes y lo que te hago sentir y eso me gusta, me encanta más que torturar almas - suspiré.
—A mí no me gusta sentir todo esto, siento que me voy a morir de tantas cosas —rio cogiéndome de la cintura.
—Si tu mueres iría hasta el fondo del infierno si hiciera falta para encontrarte —me pegó más a su cuerpo.
—Es que eres el diablo, a veces siento que lo supero, pero otras lo pienso y siento lo contrario.
—¿Y qué te hace sentir besarte con el diablo? —Negué frustrada.
—Lucifer esto no está bien, yo no puedo seguir besándote, joder... Me siento en un bucle de sentimientos y pensamientos muy fuertes.
—Podemos superar todo juntos —asentí —si tú caes yo te levanto y si alguien te hace daño lo mató y torturaré su alma hasta el fin de los tiempos —nos miramos a los ojos.
—¿Y tú? ¿Me harías daño? —Tenía miedo a la respuesta, de Lucifer se podía esperar cualquier cosa sea buena o mala.
—Nunca te haría daño Irena, cuando alguien me importa lo protejo hasta la muerte —me acerqué más a él y suspiré cerca de sus labios.
—¿Podemos bajar? —Lucifer me miró confundido.
—¿Al infierno? —Asentí.
Y ahora mismo os puedo decir que me arrepiento de haber hecho esa pregunta. Una nueva Irena salió a la luz después de pasar tanto tiempo ahí abajo.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 40 Episodes
Comments