Cada vez sentía más presión en mis manos, una presión que hacía que quisiera gritar, no podía, mi voz no salía de la garganta, las palabras se quedaban atascadas y solo había un nombre que se repetía una y otra vez en mi cabeza: Lucifer. No entendía nada de qué estaba pasando, solo recuerdo estar besándolo y no poder abrir los ojos, quería gritar su nombre, que me escuchara, pero no podía, parecía una parálisis del sueño.
Yo sabía que estaba gritando, pero el grito no salía de mis labios, se quedaba encajado para no dejarlo salir, estaba frustrada, llena de odio en ese mismo momento por no poder elevar más la voz o que sin más saliera de mí.
¿Qué era? ¿Por qué no podía escuchar mi grito? Sentía que podía comunicarme con Lucifer, hablar con él, pero parecía que no me escuchaba.
Estaba muy frustrada, miraba a mi alrededor, pero todo era negro, no podía ver nada ni siquiera sabía si había algo a mi alrededor solo había oscuridad.
Andaba, intentaba llegar a algún lado, algún interruptor, pero no había nada, cada paso que daba iba más a la nada.
—Lilith —una voz sonó en toda la oscuridad.
Fue entonces cuando recordé el sueño, se estaba haciendo realidad y eso me asustaba más.
—¿Dios? —Pregunté, aunque algo dentro de mi decía que no me iba a escuchar. Esa voz se equivocó.
—Soy yo hija, no te detengas en tu camino, sigue hacia adelante, con él.
—¿Con él? ¿Con Lucifer? —Esperé la respuesta.
—Ayúdalo a salir de su abismo, aunque tu caigas en él, solo podéis hacerlo juntos una nueva vida comienza para ti y para él —y entonces la luz se hizo.
Me desperté asustada, Lucifer estaba a mi lado, estaba en la habitación suya, en su departamento.
—Irena —se puso más cerca de mí.
—El sueño se hizo realidad —dije un poco atontonada.
—¿El sueño? —Asentí.
—Dónde me llamaban Lilith, era tu padre, era Dios, no me dijo por qué me llamaba Lilith, pero si me dijo que siguiera con él —Lucifer frunció el ceño.
—¿Con él?
—Supongo que serás tú, me dijo algo cómo: ayúdalo a salir del abismo, aunque tú también caigas en él, solo juntos podéis hacerlo, una nueva vida empieza. Fue algo así —él rio y negó. —¿Qué te hace gracia?
—Mi padre siempre dejando con más preguntas —suspiré.
—No entendí mucho, pero si eres tú ya puedes salir solo del abismo yo no voy a ir contigo. Lo siento, pero no —lo miré, él estaba con sus ojos pegados en mí.
—No sé de qué abismo habla, yo no estoy en ningún abismo —asentí mirándolo.
—Lo que tu digas Lucifer —me incorporé algo mejor en la cama.
Lucifer se fue acercando más a mí, sabía que iba a volver a besarme, pero me levanté rápido. No quería volver a sentir todo eso que sentí, ese beso en el infierno fue mejor que el primero.
—¿Por qué te separas? —Respiré hondo.
—Tengo sed —y no era mentira, tenía la boca seca.
—Siéntate, yo voy a por agua —negué mirándolo.
—Puedo ir yo sola.
—He dicho que voy yo, siéntate —suspiré y me senté.
Lucifer salió de la habitación y segundos después volvió con un vaso de agua, me lo entregó y lo bebí entero, dejé el vaso en la mesita que había junto a la cama y miré a Lucifer.
El solo me miraba, su cara era neutra no podía descifrar que estaba pensando o que sentía, solo me miraba fijamente haciendo que por mi cuerpo pasara una corriente eléctrica muy grande.
—¿Qué sentiste cuando te besé? —Fruncí el ceño.
—¿Me hablas de la primera o la segunda vez?
—De las dos —pensé en que responderle.
No sabía si decirle la verdad, si le decía la verdad él podría jugar con mis sentimientos, dominarme a su manera. Pero si le mentía yo me sentiría mal, nunca mentí a alguien, no con algo grave, y para mí hablar de sentimientos era grave. Entendía que mi destino estaba ligado al suyo, pero eso no le daba derecho a actuar como lo hacía y me daba miedo, mucho, a decir verdad.
—No sentí mucho —fue lo único que dije.
—¿Y ese poco que fue? —Suspiré.
—No sé Lucifer, es algo extraño, nunca me había besado con alguien que no fuera humano, y besar al demonio no es algo que lo haga todos los días —sonrió acercándose a mí.
—¿El demonio besa bien? —Asentí en eso no podía mentirle. —¿Por qué no me dejas volver a hacerlo? —Me encogí de hombros.
—No quiero —mi voz salió como una niña pequeña haciendo que de los labios de él saliera una risa pequeña.
—Irena lo miré a los ojos —sé que entre los humanos soy lo peor, un ser que no debería existir. Tú me haces bien, sé que no actuó de las mejores maneras, pero no sé actuar de otra manera. Déjame decirte algo —asentí mirándolo —enséñame a hacerlo bien, enséñame a ser mejor persona —algo dentro de mi mí rompió al escuchar su voz, al ver en sus ojos algo como la "pena", sabía que estaba siendo sincero, que decía la verdad y hacía que mi corazón saltara de la felicidad.
—Actúa siendo tú mismo Lucifer —él me miró con las cejas alzadas.
—¿Siendo yo mismo?
—Mejor no - ambos reímos. —¿Qué es lo que haces en tus tiempos libres? A parte de beber —volvimos a reír.
—Me gusta ver como mis demonios torturan almas, escuchar los gri... —lo callé hablando.
—No sigas, tienes que buscar algo que te guste hacer, algo que no sea malo claro está —él se encogió de hombros.
—Entre los humanos nada me gusta ¿A ti te gusta hacer algo?
—Ajam.
—¿El qué?
—Antes solía salir mucho con mi mejor amiga, o pasaba tiempo con mis padres. Pero tú no tienes amigos y padres tampoco así que eso no cuenta —me miró sorprendido —perdón —me puse la mano derecha en los labios.
—No te preocupes —rio.
—Podrías buscar un trabajo, o ayudar a Astoreth —él negó.
—Prefiero pasar tiempo contigo —lo miré y sonreí.
—Podríamos salir juntos —me levanté de la cama. —Acompáñame —se levantó y me siguió.
Iba indicándole a Lucifer por donde ir, tenía pensado ir a la feria del pueblo, era tiempo y sabía que allí íbamos a pasarlo bien o al menos eso esperaba.
—¿Qué es esto? —Habló cuando estábamos entrando al recinto ferial.
—Son atracciones, pagas y subes para divertirte —él asintió. —Subamos allí —dije para agarrarle de la mano e ir al rascacielos.
Subimos. Era una atracción que te subía 70 metros y te dejaba caer, era una atracción divertida, te podía producir mucha diversión o un paro cardíaco, pero quería subir ahí con Lucifer.
—Tú puedes morir yo no —lo miré cuando solo quedaban segundos para que nos dejarán caer.
Mi grito seguramente se escuchó en toda la feria, pero al menos no morí.
Al bajar tuve que agarrarme al brazo de Lucifer, lo miré y el seguía igual que antes de subir.
—¿Te gustó? — Él me miró.
—No —abrí la boca sorprendida y suspiré.
—Pues no sé dónde subir —hablé mirándolo.
Lucifer me cogió de la mano y me llevó hacia el castillo del terror.
—Aquí —me miró con una sonrisa malvada y negué.
—Yo ahí no me subo —ya lo había hecho y salí aterrorizada.
—Si, te subes, conmigo lo harás —y ahí estaba.
Abrazada lo más que podía al cuerpo de Lucifer mientras pasábamos al lado de la cama de la exorcista, anduvimos un poco más y nos encontramos con un Lucifer muy diferente al que en realidad era.
—Es igual que tú —me atreví a decir en medio del terror que sentía.
—Igualito —habló sarcástico.
Pegaba algunos gritos y me aferraba al cuerpo de Lucifer, me estaba dando mucho miedo, Lucifer andaba tranquilamente y reía cuando yo pegaba gritos.
Al salir me miró con una sonrisa y me preguntó:
—¿Te gustó? —hizo la misma pregunta que yo le hice.
—No —respondí lo mismo que él. Él rio.
Nunca lo había visto reír así, y sólo con eso mi miedo se esfumó, mis labios formaron una sonrisa al verlo reír de esa manera.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 40 Episodes
Comments