1.5 ¿Omega? / Peligro en el patio

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...Peligro en el patio...

Que buena idea, respetaron los demás entre aplausos sobrios. Sin embargo, el delegado James los había escuchado.

—Lenay, ya te estás pasando de la raya —comentó apareciendo de la nada para sumarse a la conversación.

—¡Ay! Cállate, James —respondió esta con desanimo a la reprimenda—. Nadie te llamo, solo hazte de la vista gorda solo.por hoy, ¿bien?

—El profesor ya lo ha advertido, no hagas una tontería que nos ponga en vergüenza a todos —advirtió este—. Quédense quietos.

Pero nadie le hizo caso y lo miraron con expresiones chuecas. En particular, Lenay. Quien arqueó las cejas y arrugó la frente al escucharlo. ¡No entendía por qué se metía! ¿No habían acordado en la mañana que «nadie» debía intervenir?

¡Esa pelea era entre Ilia y ella!

James se estaba pasando las reglas por encima. ¿Qué trataba de hacer? ¿Por qué quería jugar al héroe? ¿A quién quería impresionar?

¡Bah!

—Deja en paz a Ilia —agregó—. Te estás pasando de la raya, Lenay.

—¿Y qué? —respondió esta de manera sarcástica—. ¡No lo veo llorar! ¡Y además está la apuesta!

—Harás que te odie.

—¿Crees que me importa? —improvisó para verse fuerte ante su público.

Aunque, James fuera uno sus más grandes amigos, no necesita al lambiscón del profesor tras suyo. ¡Estaba estorbando!

Por tanto, tal vez...

¿La pelea debía empezarla ella?

¡Já! ¡Qué buena idea!

Sonrió y sus cómplices supieron –por el brillo lacónico de sus ojos– que se le había ocurrido.

—Ya estoy harta de ti... —empezó con sus buenos dotes de actuación—. ¡Te crees perfecto pero solo eres un enano inútil y estúpido! —dijo y le empujó.

James, sin poder evitarlo, tropezó al desequilibrarse con sus propios pies –otra vez– y estaba conmocionado en el suelo.

¿Qué le pasaba a Lenay? ¿Él sería su víctima esta vez? No, no podía ser cierto. Ella no se atrevería. ¿Era porque se había metido en su pelea? ¡Qué inmadura!

—¿Por qué? —preguntó suplicando una respuesta.

¡Nunca antes Lenay le había pegado!

Entre tanto, el público ya estaba haciéndose presente alrededor de ellos. «¿Qué?, ¿pelea?», se emocionaban.

¡Ya era tiempo de una!

—Me da asco que me sigas a todos lados —continúo Lenay alentándose a sí misma a buscar palabras no tan fuertes y a la vez impactantes—. ¡Por favor consíguete una vida! ¡No quiero ser más tu niñera!

Ilia al ver eso sonrió y se burló.

«Qué bien», pensó disfrutando del show. Y el profesor hecho una furia, se fue a por ellos.

A la vez que Dan, uno de los otros cómplices de Lenay, se acercó hábilmente a Ilia para quitarle el sobre de las manos.

—¡Puta madre! —se le salió a Ilia y todos lo miraron entre sorprendidos y entretenidos.

A lo que a Lenay le tocó sonreír esta vez, para que Dan pudiera abrir enseguida el sobre y ver el resultado.

—Ilia es un... —habló este, pero se detuvo a reír cuando vio el resultado.

«Qué sorpresa», pensó con ironía.

—Yo ga... —quiso exclamar.

Sin embargo, tuvo que cubrirse la boca de inmediato.

—¿Qué demonios es...?

Dan quiso preguntar por la anomalía, pero sentía que se asfixiaba. Percibía algo «extraño» en el ambiente. ¡Así que debía cubrir su nariz! ¡Rápido!

Sin embargo su contra reacción fue muy tardía.