3.1 Secuestro / Destinados

...I...

...¿Destinados?...

«No puedo creer lo que está pasando».

—Esto servirá por ahora —informó una joven de mirada pétrea y encantadora.

Ella –hermosa, elegante y fuerte– era tan atrayente, como su perfume, y tan perfecta como su suave voz. ¿Quién era? ¿Por qué James podía sentir que la conocía de toda la vida?

—Te acabo de inyectar mi propio supresor de celo, así que estarás bien —volvió a hablar y James apretó su abrazo. La tenía restringida. No quería que se apartara.

Ambos estaban solos en el estacionamiento. Justamente, en el asiento trasero de un auto plateado. Habían escapado de forma hábil del barullo del patio de la institución. Y todo el ambiente se prestaba para que pasara algo irremediable.

—¿Cómo te llamas? —preguntó James..

Ella era una completa desconocida. No obstante, él sentía tantas cosas que no lograba entenderse a sí mismo. Aquel sentimiento no era el mismo que tenía por Lenay. ¡Era mucho más fuerte! Y nunca antes había sentido algo como eso por alguien.

—Adriana —respondió ella, y ambos se miraron de forma fija.

Se apreciaban el uno al otro.

Era increíble e incontenible el deseo que se desataba. Era peligroso permanecer de ese modo. Aquello no podía pasar. Pero ya era tarde.

—Yo soy James —también se presentó.

***

Por mientras, en otra parte:

—¡Ey!, sube ahora mismo —demandó el profesor Aiden a Ilia—. ¡Lenay, tú también!

Ilia no podía estar más confundido.

¿Cómo diablos había aparecido esa ambulancia tan rápido? ¿Quién la había llamado? ¿Por qué lo estaban obligando a él a subirse cuando «James» era responsable de toda esa mierda?

Ya solo quedaban pocos alumnos en el patio.

Los otros profesores andaban apoyando a los demás estudiantes, así como el jefe de los encargados del Ministerio brindaba los primeros auxilios.

La evidencia del caos ya rondaba por todos lados. Así que de nada servía las recomendaciones «obligatorias» que mandaban los profesores para que borraran las fotos y videos. Pues los estudiantes sabían que podían hacer lo que quisieran con sus cuentas y publicaciones. ¡Ya después se preocuparían si les caía un castigo! ¡Lo que importaba más eran las «visitas»!

—Son diez, sin contar al omega desaparecido —conversaba el director casi sudando por la preocupación—. ¡Se los llevaran a todos o yo mismo tendré que hacerlo! ¡Ustedes elijan! —apresuró a amenazar a los paramédicos.

—Ya le dije. Tienen que llamar a otra ambulancia. Tengo que encargarme primero de los chicos vinculados —avisó, mientras revisaba los signos vitales de Dan—. El niño alfa está inconsciente. El medicamento que le aplicaron resultó ser demasiado fuerte. ¡Así que, por favor, déjeme hacer mi trabajo! Mi compañero se quedará aquí para tratar a los demás pacientes hasta que llegué la siguiente...

Por su lado, Ilia también causaba sus propios problemas.

Él no quería subir a la ambulancia.

No le veía ninguna necesidad. Él estaba bien. La herida ya no sangraba. Quería irse a su casa. ¿Dónde estaba su móvil?

¡Necesitaba que lo comunicasen con su padre! ¡Con su abogado! Él conocía sus derechos. No podían llevárselo.

A mala hora lo había dejado en el salón.

—¡Ya deja de ser tan egoísta, ILIA! —molestó Aiden—. Qué no tengo tiempo para tus quejas.

El profesor aún no conseguía relajarse.

—¡Tian! ¡Habla, de una vez! ¿Dónde está mi hermana?

El pelirrojo estaba atrapado. Ya no podía escapar de la pregunta por más tiempo. De seguro, su estúpida amiga ya debía estar demasiado lejos.

—Adriana... probablemente... —respondió este, preparándose para recibir un puñetazo—. Haya fugado con el omega. Me ordenó «no detenerla» y eso es lo que hago —informó sin tocar el tema del «destino», pues consideraba el asunto como poco probable e irrelevante—. Y lamento ser yo, el que informe esto, joven Tagram.

—¿Fugó? —Aiden quedó absorto—. ¿Con otro? Pero, ¡¿cómo?! —Pues su hermana ya estaba comprometida con una omega. Y estaba a punto de casarse—. ¿Acaso ha enloquecido?

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^^^ Adriana / Peculiaridad:^^^

Es realmente estoica, licenciosa y seria.

Su cabello es negro azabache. Es muy alta.

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