DOCE:

    - ¡Apresúrate Gyna , vamos a llegar tarde!.

    Escucho la puerta de mi habitación sonar por décima octava vez. Les grito que por favor dejen de aporrear la puerta y termino de alistarme.

    Me decido por un vestido negro de encajes con una falda corta al estilo princesa. Me coloco unas botas de tacón del mismo color y dejo mi cabello suelto con ondas en las puntas. Me aplico un maquillaje acorde con el atuendo y para cuando salgo de mi habitación ya estoy completamente lista. Bajo las escaleras y voy hacia la puerta donde mis padres me esperan. Al verme, abren tanto los ojos que temí que algo estuviera mal en mi; pero mi padre carraspea y luego me dice lo hermosa que estoy. Me miró al espejo por primera vez a cuerpo completo y quedó muda con lo que he logrado. ¡He quedado bellísima!.

 

   Nos subimos al auto y en el camino no paraba de reír por la forma en la que mis padres discutían cual de los tres era el culpable de nuestro retraso. Mi madre insistía en que la culpa era mía por pasarme todo el fin de semana encerrada en mi habitación mientras que mi padre le decía que era su culpa por asfixiarme tanto. Su discusión no tenía nada que ver con el retraso pero ellos insistían en que esa era la razón. Al final los tranquilicé diciéndoles que todo era mi culpa como mamá había dicho. Si no lo hubiese hecho, la discusión nos acompañaría hasta quién sabe cuando.

    Aparcamos frente a una hermosa casa al estilo colonial. A sus alrededores se alzaba un hermoso jardín de flores que formaban un camino hasta la entrada principal. Mi padre aprieta el intercomunicador, y luego de un minuto el portón se abre y mi padre conduce hasta la entrada, en la que nos recibían los dueños de la casa. Un tipo alto y gordo de unos 50 años nos sonríe y estrecha la mano de mi padre antes de invitarnos a pasar.

   La casa es preciosa, y mis ojos se pierden en la belleza del lugar. Nos invitan a la sala principal, en la que comenzaron a hablar de temas varios y a presumir las habilidades de sus hijos. Yo no los escuchaba. Mi mente estaba sumida en mis pensamientos, cuando mi madre toca mi hombro y me dice que es hora de cenar.

   Nos sentamos en la mesa, y las camareras comenzaron a traer un sinfín de platos, me acomodé en la silla y me coloqué la servilleta en las piernas en lo que mi padre habló.

  - ¿Y dónde están tus hijos? - el tipo gordo se aclaró la garganta - , hemos llegado hace un rato ya y ni rastro de ninguno de ellos.

  - Uno de ellos está estudiando en otra ciudad y le fue imposible llegar a tiempo y el otro...

   Se podía apreciar su nerviosismo, movía las manos de manera extraña, como si temiera algo... Quizás sean cosas mías, es solo que las personas tan agradables siempre me han dado mala espina.

   - Estoy aquí. - se escucha una voz a mis espaldas. El señor asiente conforme y mi madre hace una extraña expresión en su rostro. No lo entendía, hasta que el chico se sentó frente a mi.

    ¡NO... PUEDE... SER!. Esto tiene que ser una mentira. ¡El mundo no puede ser tan pequeño!. Intento convencerme de que estoy soñando aún, que no he salido de mi habitación y este es solo otro de mis sueños en los que se cuela para hacerme sentir cosas extrañas... pero no. Mi padre se dirije a él y compruebo que esto es Real... ¡La puta realidad!

  - ¡Un placer conocerte muchacho! - mi padre estrecha su mano con su habitual cordialidad y puedo ver cómo mamá lo juzga con la mirada. - Esta es mi esposa Madeline, y mi hija Georgiana.  - saluda a mi madre y luego a posa sus ojos en mi. Y me recorre de pies a cabeza.

  - Chistiam. ¡Un placer!.

   Lleva puesta una camiseta Blanca manga corta, que deja al descubierto sus brazos totalmente tatuados, un pantalón de mezclilla negro y en su mano izquierda puede apreciarse un hermoso reloj plateado que le luce espectacular.  Sus ojos se clavan en los míos y me quedo de pie, en silencio, bajo el hechizo producido por su mirada. Mamá tira de mí brazo y me devuelve a la realidad... y a la silla.

   - Bueno, este es mi hijo menor... ¡Chisthiam!.

   Me quedo en silencio y mis ojos van nuevamente a donde él se encuentra sentado. Veo como pone los ojos en blanco y se remueve en el asiento, pero parece que soy la única que lo nota así que no le doy mucha importancia.  La cena transcurre en silencio. Chistiam miraba su móvil mientras los demás solo comentan lo buena que estaba la comida. Al culminar nos dirigimos nuevamente al salón principal en el que mi padre insistió en que debía deleitarlos a todos con una de mis exquisitas composiciones, mis mejillas se sonrojan por su manera de adularme frente a todos y me niego, pero en este momento interviene el chico.

  - Si, por favor. - me mira intensamente y mis piernas tiemblan-. Hace tiempo que no escucho buena música y si tu tienes la habilidad... ¡deleitanos entonces!.  - Mis músculos se tensan, todos miran hacia mi y siento tanta vergüenza que no puedo ni hablar. Niego con la cabeza y el chico, tomándome de la mano se dirige hasta el piano.

   -... ¿Lo hacemos juntos? - y me mira de esa manera tan apasionada que me es imposible decirle que no - . No soy tan bueno como tú, pero me defiendo.

   Sin decir una sola palabra caminó hacia el instrumento. Él se sienta a mi lado y juntos comenzamos a tocar. Inexplicablemente todo mi miedo desaparece. Mis ojos viajan hacia los suyos y luego de vuelta al teclado, lo veo y no puedo creer que sea tan hermoso, tan especial...

  CHRISTIAM:

  La miro y no puedo creer que la tengo aquí conmigo. Si hubiese sabido que la noche iba a resultar tan perfecta, que ella estaría aquí y tendría la oportunidad de tenerla tan cerca, de disfrutar de este momento tan íntimo con ella, no lo hubiese pensado antes de salir corriendo para acá.

   Terminamos de tocar y ella se disculpó y dijo que iría al baño. Todos en la casa estaban maravillados por su talento, pero a mí no me sorprendía, ella es capaz de hacer cualquier cosa. Al ver que pasaba el rato y ella no regresaba, decidí ir a asegurarme de que estuviese todo en orden. Marcus y su padre se habían marchado al despacho para hablar de negocios y su madre estaba hablando con la arpía sobre "cosas de mujeres", así que aproveché la distracción y fui directo al segundo piso en donde la hallé mirando por el balcón.

  - La fiesta es abajo. - suelto para hacer notar mi presencia, ella voltea y se me queda mirando con expresión cansada. Sus párpados están hinchados y sus mejillas encendidas... es obvio que ha estado llorando -... Hey. ¿ Te pasa algo?.

- ¡Me pasas tú!. - suelta dejándome sin palabras. No se como interpretarlo, osea, me alegra saber que al menos provoco alguna sensación en ella... ¿pero cuál?.

  - ¿A qué te refieres? - estoy nervioso, es evidente, pero Intento sonar lo más seguro posible. Ella abre los ojos y me mira en silencio. - Si es por lo de hace rato, yo solo quería ayudar.  No pensé que podría ofendert...

   - ¿Por qué actúas así? - me interrumpe.

- ¿Así como?... Solo vi que tenías miedo (como siempre), y te ayudé...

- ¡A eso precisamente me refiero!. - Dice y me deja en blanco -... En un momento eres el chico más dulce que he conocido y al otro pasas a ser un capullo integral... ¿por qué lo haces?.

     Su respuesta me toma por sorpresa. Pensé que diría que soy un entrometido, que debería alejarme de ella y no volver a hablarle pero... ¿ El chico más dulce que ha conocido?. Yo no soy dulce. Estoy muy lejos de serlo. ¿ O con ella lo soy?.

  - Porque soy un capullo. - abre los ojos por la sorpresa. Sus labios se entreabren y siento como se me hace agua la boca, trago saliva antes de continuar -... Pero... por alguna razón no puedo serlo contigo.

  - Bromeas?... - suelta una risita ridícula-. ¡Conmigo eres peor!. - me deja sin palabras, no sé cómo responder a eso.

   Su respuesta me cabrea y resoplo sin darme cuenta, ella pone los ojos en blanco y sonríe frustrada. - Sabes que.  ¡Olvidalo!, no tiene caso hablar contigo.

   Pasa por mi lado y comienza a caminar de regreso, parece una niña malcriada cuando no obtiene lo que quiere, sacudiendo sus pies en el suelo mientras camina. Sonrío por su reacción y me paso las manos por el cabello, no se que hacer... este sentimiento se me está saliendo de control.

 

 

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play