SEIS:

  No se que más decir... o pensar. Su sonrisa es tan hermosa, parece una niña pequeña, se acerca al lago y moja sus pequeñas manitas en el. Yo la miro maravillado.

   En cuanto llegué a este aburrido lugar, me dispuse encontrar algún sitio que donde pudiese escapar, un lugar que fuese solo mío y en el que pudiese descargar cualquier sentimiento que me invadiera. Un día, transitando sin rumbo por la carretera me detuve y el denso bosque me invitó a entrar. A simple vista no es un lugar al que cualquiera se atrevería a entrar, así que me pareció perfecto para mí. Comencé a caminar sin saber a dónde me dirigía hasta que hallé este pequeño paraíso que se convirtió en mi refugio... no sé porque la traje a ella. Supongo que sentí que lo necesitaba.

    No sé qué decir, parece que le gusta, pero desde que pisó este lugar no ha dicho una sola palabra. Solo mira a su alrededor y sonríe.

   - ¿Que te parece? - es lo único que logra salir de mis labios, mi mente está un poco confusa ahora y no se me ocurre nada que decir.

   - ¿Estas bromeando? - dice luego de un minuto y la miro confundido. No se que quiere decir eso... ¿por qué me importa tanto que le guste? - ... ¡ES MARAVILLOSO!.

     Asiento en completo silencio, la miro sin expresión y ella vuelve a sonreír,  ¡Carajo, si que es linda!.

    Tomo su mano y la invito a que me acompañe a sentarnos, ella me sigue y la llevo al pie del enorme sauce donde nos sentamos en silencio por unos minutos. No es un silencio incómodo, podría decirse que hasta me es agradable estar aqui... con ella; sentir su paz me reconforta. 

    ¿Enserio me reconforta?.

- ¿ Cómo encontraste este lugar? - dijo de repente, y mi mirada fue a parar a sus labios - Digo... ¿no acabas de llegar?, yo llevo toda mi vida acá, y jamás me había imaginado que existía un lugar tan mágico acá.

   Sonrió por la manera de expresarse tan calmada de esta chica, asimismo como puede mandarte al carajo con tanta tranquilidad puede hacerte una pregunta. ¿Es que jamás pierde la calma?.

 

  - Quería estar solo ... - admito-... y encontré este lugar.

    Me mira como si lo que estuviese diciendo fuera la cosa más absurda del mundo y la entiendo... ¿Quien en su sano juicio se adentra en las profundidades del bosque solo porque quiere estar solo?

  - ¡ Buena elección! - añade con su hermosa sonrisa- . ¡Este es el lugar más perfecto que he visto en mi vida!.

   Se acomoda en su lugar y yo me la quedo mirando.  No sé porqué siento estas ganas de besarla y hacerla mía bajo la sombra de este árbol...

Sacudo mi cabeza para alejar esos pensamientos, a duras penas acepto venir conmigo hoy, ni de coña aceptaría que me la folle bajo el árbol. Algo me dice que no es esa clase de chica.

  - ¡Gracias!... - dice de repente sacándome de mis malignas ensoñaciones.

  

  - ¿Por? . - inquiero.

  -  Por convencerme de acompañarte... ¡De verdad lo necesitaba! .

    Hace un pequeño puchero, para acompañar su última frase y aunque es un gesto de broma, por un momento,  uno mínimo, sentí como mi frío corazón se calentaba. Y me dio miedo, muchisimo miedo.

  - ¿Y es que tu novio no te lleva a distraerte de tus problemas? - las palabras salen sin que pueda pensarlas y su sonrisa desaparece. ¡Soy un imbésil! -  Digo, es que existen miles de maneras de distraerse y si no eso...

   - ¿Tu no puedes pasar cinco minutos sin decir algo inapropiado?. - me encojo de hombros, ya la había cagado, y ni de coña iba a retractarme.

  - Solo digo la verdad... - sus mejillas enrojecen, y no se si es rubor o ira - ... Debería hacer mejor su trabajo, porque si su chica se va con el primero que la invita a alejarse de él,  ¡está claro que hay algo que está haciendo mal!.

   Me fulmina con la mirada y se levanta de un salto. Sé que soy un imbésil pero así soy. En cuanto siento que algo está cambiando en mi simplemente me cierro y me convierto en este pedazo de mierda que soy ahora.

   Se aleja de mí rápidamente y antes de que pueda reaccionar ya la he perdido de vista. La sigo rápidamente pero el enojo parece hacerla más rápida porque no la alcanzo sino hasta que ya está parada frente a la moto.

   -¿ Porqué tan apurada?. Aún no es la hora?. - me mira perpleja, sus ojos brillan por la furia y sus mejillas están encendidas por la caminata. Trata de mantener la calma pero se le está dificultando un poco... ¿Por qué me pone tanto verla así? .

  - ¡Llévame a casa... AHORA!. -  no puedo evitar sonreír por su cara, es tan adorable incluso cuando se enoja. - ¿Quien te crees para decirme esas cosas?

  -  Nadie. No soy nadie, solamente lo dije y ya. - suelto solo para molestarla más. No puedo evitarlo cuando empiezo a cagarla ya me es imposible detenerme. Además me parece muy divertido verla como pierde los estribos.

  - ¿Sabes qué?... ¡Jodete!. - Espetó, y luego de eso comenzó a caminar.

¿DE VERDAD CREE QUE VA A LLEGAR A TIEMPO? . Me quedo recostado de la motocicleta esperando a que voltee a pedirme que la lleve a casa pero pasan veinte minutos y no lo hace. Ya comienza a desaparecer su silueta en la lejanía y me convenzo de que no lo va a hacer, no pensé que fuera tan orgullosa; enciendo el motor y en un momento estoy a su lado.

  - ¡Súbete!  - le ordeno. Ni siquiera mira en mi dirección, continúa su camino con el ceño fruncido. Las gotas de sudor recorren su largo cuello y al verlo, una corriente eléctrica me sube de pies a cabeza. - ¡Demonios, qué subas a la moto niña!.

 

  - ¡Vete a la mierda! - las palabras salen de su boca como un gruñido, pero suenan como una caricia a mis oídos, se ve tan sexy enojada.

    Respiro hondo. Por más que me divierta este jueguito de amor-odio ya comienzo a perder la paciencia. Me bajo rápidamente. La cargo en mis brazos y la subo nuevamente delante de mí, donde no pueda escaparse, sus piernas quedan sobre las mías y puedo sentir su dulce aliento en mi boca. Tengo que salir rápidamente de aquí. La simple cercanía de nuestros cuerpos me está volviendo loco.

   Se retuerce sobre mi buscando escapar, pero antes de que pueda lograrlo enciendo el motor y conduzco lo más rápido que puedo, estoy seguro de que intentaría saltar si aminorace la velocidad.

    Después de un momento se resigna y de mala gana toma el casco que nos separa en mi regazo y se lo coloca. En cuarenta minutos y un poco más detengo el motor a unos metros de su casa, se baja y luego de quitarse el casco me lo lanza con fuerza dándome un golpe en la entrepierna y se da la vuelta para empezar a caminar. Sonrío divertido aunque ese sentimiento se contrasta perfectamente con la frustración y el enojo que lo acompañan, así que más bien me sale una mueca ridícula. No quiero dejar que se valla así pero es lo mejor, no puedo hacer que ella entre en mi mundo. Solo le haría mal.

   - ¡DE NADA!. - Le gritó en cuanto veo que mete la llave en el cerrojo de la puerta. Se voltea, me hace una señal de ¡vete a la mierda! Con su dedo y entra a la casa cerrando la puerta de un golpe.

   ¡Y así es como arruino el momento más hermoso que he tenido en años!...

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