SIETE:

   Apenas entro a casa me encuentro con mi madre sentada en el sillón con cara de pocos amigos. Carraspeó al verme para hacerme saber que estaba ahí. Como si El Fuerte olor de su perfume no fuese suficiente; miro en su dirección y exhalo un fuerte suspiro, no tengo ganas de hacer esto... ¿Es que acaso aún no cae en cuenta de mi edad?, ¿ Por qué insiste en tratarme como si fuera una niña? .

   - ¿Donde te habías metido Georgiana Castell?. Me han llamado del instituto a preguntar por qué no has asistido a clases hoy. - su tono es suave, pero su expresión severa me indica que no está nada contenta.

Trato de actuar lo más calmada posible antes de contestar.

  - Estaba con Kev... No se sentía muy bien y fui a visitarle a ver que tal estaba. - me mira poco convencida. Tengo que hacer que se coma el cuento, si se entera de donde pasé la tarde y con quien, de seguro le da un PATATÚS-. Si quieres le llamamos para que preguntes má... Aunque no sé en qué momento comenzaste a dudar de mí.

  Ella me mira por un momento, mis palabras logran el efecto deseado, pues niega con la cabeza y se disculpa por su intromisión. No me es muy difícil actuar ofendida, porque el enojo que traigo desde que crucé el umbral solamente va en aumento, le digo que no se preocupe y subo a mi habitación en donde me encierro. 

   Me doy una larga ducha fria para así apaciguar el enojo. ¿Quién diablos se cree ese chico?. Después de todo Sandra si tenia razón, él es el tipo de persona de la que conviene mantenerse alejada.

  Salgo de la ducha un poco más tranquila y me siento en mi mesilla de trabajo a repasar mis partituras, y una idea se viene a mi mente, es como si las notas bailaran en mi cabeza, pidiéndome a gritos ser plasmadas en papel.Tomo papel y lápiz y bajo rápidamente a mi salón de prácticas para empiezar a escribir inconscientemente lo que va llegando a mi cabeza. Una por una, hasta que mis manos duelen y mis ojos ya no resisten más el peso ejercido por mis párpados y me quedo dormida... con la mente totalmente en blanco, sin darme tiempo de pensar en nada más.

  Por la mañana me levanto dolorida por la mala noche, no me di cuenta en qué momento me rendí ante el sueño. Cuando salgo de la habitación,  mi madre está como loca de exaltación buscándome por toda la casa. La miro confundida y me froto los ojos para así terminar de despertarme. Al verme, da un suspiro aliviada y me da una laaarga charla de por qué no debo salir sin avisar.

    - Si te has fijado que aún estoy en pijama ¿no? - digo cortante y ella me reprocha con la mirada. Lo siento, se que no debo ser grosera pero su necesidad de controlarlo todo me enferma.

   - ... Me he quedado dormida en el salón mientras practicaba. No he salido de casa.

   Su rostro se pone rojo de vergüenza y se disculpa al menos unas diez veces.  Paso a su lado sin siquiera hablarle y me dirijo a mi habitación. Me doy una ducha y abro mi guardarropa para decidir qué me voy a poner. Al final me decido por un vestido de tela tejida cuello en "v" y corpiño con dardos, la manga corta con volantes. La solapa completa con botones que lo recorría completo  le daba al vestido un atractivo estilo retro. Me dejó el cabello suelto y me colocó unas botas color negro que contrastan perfectamente con el verde oliva del vestido.

   Cojo mi bolsa y salgo de casa, no sin antes avisarle a mamá que saldría con Sandra y Kev de compras al centro. Me despido con un beso en la mejilla y salgo antes de que invente alguna excusa para retenerme aquí.

  A una cuadra de la casa, me espera el hermoso Alfa Romeo de Kev, quien nunca se cansa de presumir.  Sandra me hace señas desde el asiento del copiloto y corro al encuentro de mis amados amigos.

  Apenas me subo al coche, arranca y salimos directo al centro comercial.  No pronuncio una palabra en todo el trayecto, mientras que mis amigos no paran de bromear sobre la razón de mi ensimismamiento. No les hago caso y continuo mirando por la ventanilla.

   Después de llegar, no fue necesaria  más de una hora para que mi ánimo cobrara vida nuevamente. La inyección de vida y risas de mis amigos fue suficiente para alegrarme.  Pasamos varias horas recorriendo tiendas para encontrar el atuendo adecuado para la noche del viernes, en la que Luke daría su fiesta de cumpleaños. Nos habían invitado para nuestra sorpresa, ya que no éramos tomados muy en  cuenta para esos eventos. Yo normalmente iba acompañada por Carl por lo que no necesitaba invitación, pero mis amigos siempre eran excluidos por no ser parte de su "círculo social", me sorprendió mucho cuando Kevin me llamó a avisarme que debíamos preparar nuestros Looks para la fiesta.

  Nos sentamos en la "heladería de Phanie", para tomar nuestros acostumbrados batidos cuando Sandra no pudo aguantar más y se aventuró a preguntar.

  - Hey Gynna... ¿Por qué no fuiste a clases ayer?. - levanto lentamente la mirada del vaso y la miro nerviosa, ella me acusa con los dedos y sonríe.- No me digas que Carl y tu ya?...

   - ¡Para nada! - la interrumpo al imaginarme lo que pasa por su retorcida mente - Me sentía mal y me fui a casa.

  - ¡NO MIENTAS ZORRA! - Añadió Kevin escandalosamente- . Ayer llamé a tu casa y la sra Felicia dijo que estabas en la escuela... ¿Con quién estabas?.

   Ambos me miraban expectantes.¡ Ahora si estoy acabada!. Como si todo no fuera bastante malo ya, ahora me toca escuchar a estos dos dándome la tabarra.  Respiro profundo y doy un sorbo a mi malteada.  Hago una mueca con la cara antes de contestar.

  - Estaba con Christiam - mis mejillas se encienden apenas pronuncio su nombre. Sandra y Kev abren los ojos como platos y este último deja caer la servilleta a la mesa con dramatismo -. ¡PERO NO QUIERO HABLAR DE ESO!.

  - NOOO PEQUEÑA, ¡YA ES MUY TARDE!. - Exclama Kevin Emocionado -. Ahora me dirás quién es es Chistiam y ¿Que le hace tan especial como para que la perfecta Gynna se atreva a romper las reglas?.

  - Te dije que te mantuvieras lejos de él Gynna. - añadió Sandra cansada. Pongo los ojos en blanco.

   - Solo salimos un rato. Además después de ayer no volveré a hablarle.  - sentencio y mi amiga parece un poco más tranquila. En eso Sandra y mi madre se parecen, tan sobreprotectoras.

   Kev siguió insistiendo y tuve que contarles toda la historia de mi fatídica tarde con Chistiam. Traté de no omitir ningún detalle y al final de la historia, Sandra y yo concordamos con que ese chico era un completo tarado, mientras Kevin que es un romántico empedernido, insistía en que quizás el al darse cuenta de su acercamiento, se había asustado y habia usado su pesadez como un camino rápido a la fuga.

  - Es enserio... - decía convencido-, un chico como ese, que no es precisamente el rey de la socialidad por cómo lo describen, conoce a una chica, ¡UNA CHICA UNICA COMO GYNNA!, - Hacía énfasis en mi supuesta maravillosidad - se acerca y luego zas... retrocede de una vez. ¡Un clásico!.

  - No estamos en una telenovela Kevin. ¡Es un idiota y punto!.

Yo reía de las ocurrencias de mis amigos, cuando una silueta en mi campo de visión captó mi atención. Me quedo petrificada y Kevin, que sentado a mi lado también vio lo mismo, lanza un silbido coqueto y me mira.

   - ¿Viste lo mismo que yo? - asiento-. ¡Semejante muñequito el que viene para acá!.

   Me retuerzo en la silla y llevo rápidamente la pajita a mi boca para no responder. Se sigue acercando y siento como poco a poco mi corazón se paraliza. Le pido al cielo que doble hacia otro lado sin mirarme pero mis súplicas son inútiles, pues se para frente a mi y me mira con sus inquebrantables ojos haciendo que me ahogue con la bebida.

    ¡Estoy acabada!.

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