Capítulo 7

...KATHERINE ...

Me cuestiono todos los días si hacerle esa jugada a Arthur fue lo correcto, no me lo he cruzado desde aquella vez. Esto de topármelo hasta en la empresa me hace tanta falta por alguna razón, me acostumbré a lo rutinario; «pero esto era lo que querías, ¿no, Katherine?» Sí…

Encariñarme con alguien es un suceso extraño, y peor si es con alguien que literalmente conocí hace muy poco. La primera vez que llegué al club no pensé en las probabilidades de amigarme con Madison, persona que he venido a ver personalmente al club. Desde la entrada la miro limpiar las mesas con agua y un trapo.

—Hola —la saludo.

Con una reacción de sorpresa se gira a verme, comprobando que soy yo.

—¿Katherine? ¿Cómo estás? —suelta la cubeta de agua y se seca las manos en su blusa—. ¿Qué te trae por aquí? No me digas que en verdad te gustó el trabajo de bailarina y seguirás aquí —ironiza con una sonrisa.

—No, si estoy aquí es por ti.

—¿Por mí? —arquea una ceja y mira las mesas que le quedan por limpiar—. Disculpa, me queda mucho por fregar y si mi jefa me ve conversando…

—A partir de hoy eres una mujer libre, Madison —alcanzo sus manos, frotándolas con las mías—. He pagado tus deudas, por lo tanto, el contrato ha llegado a su fin. Ahora podrás hacer libremente lo que te reprimías desde hace años.

La sonrisa de lado a lado que crea en sus labios estruja fuertemente mi corazón, y como no si su felicidad es la mía. Inhala y exhala muchas veces para dominar sus sensibles emociones, pero sé que no dura mucho cuando deja a la vista varias lagrimas cayendo de sus ojos.

—Tú… ¿hiciste eso por mí?

—No iba a dejarte sola, somos amigas ¿no? —sonreímos—. Te voy a cuidar y te daré la vida que te mereces.

—Ya hiciste mucho por mí, Katherine, no tienes que…

—Quiero un buen futuro para ti, pero de eso hablamos en otro lugar en el que estemos solas. Por ahora quiero ofrecerte un puesto en la empresa y enseñarte cosas que no sepas, puedes ser mi asistente personal, bueno, siempre y cuando estés de acuerdo.

—¿Hablas en serio, Katherine? —asiento con la cabeza—. No me alcanzará toda la vida para pagarte lo que haces por mí.

—¿Pagármelo? No te estreses pensando en eso, no quiero nada a cambio, lo hago con cariño. Eres mi nueva amiga, tómalo como un regalo.

—“Amigas” … verás que llegaremos a ser las mejores.

...•••...

—Bien dice el dicho que ni en los amigos se puede confiar. No me esperaba esta traición de tu parte, Madison, ¿amigarte con mi hermanastra? —aplaude Arthur entre risas desde la puerta de mi oficina—. No me cabe duda de que fuiste la cómplice de Katherine para que una tal Maya me seduzca.

—¡Cierra la boca, Arthur! —exclama Madison por falta de concentración en la nueva tarea que le di para organizar unos archivos en la computadora—. ¡Joder! ¡Hablas hasta por los poros!

Arthur ríe en silencio hasta que descansa su mirada en mí.

—¿A qué viniste, Arthur? —inquiero

—Traigo una noticia que te contentará; ya limpié tu nombre en la prensa —mi respuesta es una sonrisa—. ¿No se le ofrece nada más a la señorita?

—Ya no te necesito. Gracias. Puedes retirarte.

Acata mi orden yéndose.

No me equivoqué cuando acudí a él para que la prensa dejara los chismes sobre mí, pero no eliminaré la grabación de la excitante escena en su habitación; eso vale oro. Aparte que… observar aquel video se ha convertido en mi pasatiempo preferido.

—¿El calor te está afectando, Kat? —pestañeo par de veces y veo a Madison.

—¿Por qué lo dices?

—Estás roja, semejante a un tomate.

Era de esperarse que me pusiera así luego de recordar las locuras que he hecho cada que tengo de frente esa grabación.

—Sí… estoy así por el calor —sonrío.

Dicen que es bueno vivir el presente y dejar el pasado atrás, pero, ¿cómo le explico a mi cuerpo que entre Arthur y yo no volverá a suceder algo? Estas ganas por él no se quitan, se acumulan. Los días pasan y siento que tengo una vida aburrida y monótona. Tal vez el “te quedarás soltera si no te das tiempo para ti” de mi padre se está haciendo realidad; pero como dice el famoso dicho: “Mejor sola que mal acompañada”

Cuando bajo del automóvil para entrar a la compañía veo a Lewis llegando en su carro.

—Buenos días —lo recibo con un beso en la mejilla.

—Buenos días. ¿Impresión mía o cada vez estas más hermosa?

—Ambas son correctas —sonreímos—. Hace tiempo no te dabas una vuelta por aquí, me tenías abandonada.

—De un día para otro me vi en la necesidad de hacer un viaje a Miami, regresé ayer.

—De ser así, estas perdonado. Vayamos adentro, hay que ponernos al día en muchas cosas —agarro su brazo para llevarlo al interior de la empresa, pero me abstengo cuando veo a Arthur parquear su auto a unos metros, bajando en compañía de Madison.

No hay mejor venganza que la de dar celos, ¿no?

—Lewis, ¿cuántos favores me debes? —pregunto soltando su brazo para arreglar el nudo de su corbata.

—Soy malo recordando, pero creo que aproximadamente unos cinco. ¿A qué se debe la pregunta?

—Ha llegado la hora de que me devuelvas un favor, y para eso tendrás que hacer lo que te indique.

—Estoy a tus órdenes, te escucho.

—Bésame —solicito con la vista puesta en Arthur que ya nos vio.

—¡¿Qué?! —abre los ojos con pasmo y extrañez—. ¿Estás loca? No puedo hacer eso por el simple hecho de que eres mi mejor amiga y te respeto.

—¡Bésame por un maldito instante y ya! —ordeno.

—Aunque me lo exijas no lo haré. Eres como mi hermana…

Callo su discurso cuando estampo mis labios en los suyos, aferrándome de su terno para aparentar que profundizo el beso.

...ARTHUR ...

—¡Wow! —exclama Madison en tono de diversión, sin despegar los ojos de Katherine—. Una de aquí no pierde tiempo, eh.

—Es demasiado el descaro de Katherine, ¿cómo puede besar a ese imbécil a pocos metros de la empresa?

—A ese “imbécil” lo considerabas y hacías llamar tu “mejor amigo”, ¿qué paso? Los celos te están consumiendo.

—Mantén tu boca cerrada y ahórrate las imprudencias, Madison.

Los que hace segundos se devoraban en besos se separan, y agarrados de la mano entran a la compañía. Es el colmo del descaro.

—Ya me lo veía venir —rompe Madison el silencio—. Eres tan lento. Si fuera tú me apuraría en ganarme a esa rubia, porque te la va a conquistar otro.

Inhalo y exhalo. Dejo a Madison atrás cuando empiezo a dar pasos largos hasta entrar a la empresa, se tarda en alcanzarme y cuando lo hace llegamos juntos a la oficina de Katherine. Un sabor amargo se crea en mi boca cuando lo primero que veo y escucho son las risas de Katherine y Lewis.

—Buenos días —saludo esperando lo mismo de Katherine, pero solo se percata en Madison.

—Que sorpresa tenerte tan temprano aquí, Madi, te estaba esperando —le sonríe Kathy—. Ayer fue un día estresante y cansado con tantas reuniones que quisiera que me echaras una mano en un trabajito.

Se levanta de su silla rodante y antes de que salga con Madison de la oficina agarro su brazo, deteniéndola.

—Tenemos mucho de qué hablar, Kat —susurro en su oreja.

—Hablar contigo es una pérdida de tiempo y según mi apretada agenda, no estoy para eso.

Forcejea para salir de mi agarre y cuando lo hace sale sin tanta prisa con Madison. Sin la compañía de esas dos mujeres tengo la oportunidad única de estar a solas con Lewis.

—¿Qué te cuentas, Arthur? —con cinismo me sonríe—. ¿Quién es la chica que vino contigo? Es hermosísima.

—Veo y no lo creo. ¿Hasta dónde llega tu descaro? Eres un sinvergüenza al fijarte en la secretaria, estando con su jefa.

—¿Puedes ser más claro, Arthur?

Los celos me ciegan y mi descontrol solo genera que golpee su rostro con un puño. ¿Debí responder a su pregunta y luego golpearlo?

—¡Nunca permitiré que estés con Katherine, y mucho menos ahora que eres capaz de halagar a su propia secretaria a sus espaldas!

—¡Katherine y yo no tenemos nada!

—¡No mientas! Vi algo diferente afuera de la empresa. ¡La besaste, aun sabiendo que estoy enamorado de ella! Eres un asco de amigo.

...KATHERINE ...

—Los proyectos empresariales requieren de abundante empeño, por lo que nada puede salir mal en esta campaña publicitaria, y quiero que este conmigo, Madison, de todas maneras, ya te he puesto al día en lo que se necesita para esto —le doy una hojeada a los documentos que hemos estado revisando hace minutos—. Eres alguien eficaz, y como verás, no puedo contar con Arthur porque es un cero a la izquierda. ¿Algo que no entiendas? —la miro.

—¿No has dormido bien? Sin ser mala onda, déjame decirte que tienes unas ojeras de mapache; y no me vengas con que es a causa del trabajo.

—Ni mis hermanas me conocen tan bien como tú, Madi —vamos en dirección a mi oficina, ver el bulto de empleados rodeando la entrada me hace pensar en lo que está pasando allá dentro—. ¿Qué está sucediendo?

No me quedo a esperar noticias y corro para llegar a la oficina. Las docenas de empleados amontonados como sardinas enlatadas abrieron paso cuando vieron mi presencia llegar, y ya teniendo el camino libre me fue tan sencillo ver la razón de tanto alboroto; dos mejores amigos se estaban matando a golpes en mi propia oficina, faltando al respeto tanto a la compañía de mi difunto padre como a mí, y sí, estoy refiriéndome a Arthur y a Lewis.

—¡¿Qué mierda les pasa, par de brutos?! —exclamo furiosa, pero no puedo identificar si es porque están peleando dos mejores amigos o porque el público VIP no hace nada—. ¡¿Qué hacen ahí parados?! —veo a los de seguridad que cruzados de brazos observan el espectáculo ridículo—, ¡hagan algo!

Cada dos hombres sujetan de los brazos a Arthur y a Lewis, terminando con su estúpida pelea que ha dejado un amargo sabor de boca. La tensión permanece en el aire y hasta el más ciego puede ver que, aunque esos animales rabiosos no tengan contacto físico, se están matando telepáticamente por medio de miradas. Todas las cosas de mi oficina están hechas un desastre.

—Me vale un carajo el cariño que sienta por ustedes y como los considere, ¡pero en mi empresa nadie comete una estupidez grave como la de hace un momento! Si uno de los dos no me confiesa el porqué de tanto alboroto, tomaré represalias —el silencio de ambos agota mi paciencia—. ¡Tengan los pantalones para ser claros y hablen!

Con tosquedad Arthur se libera del agarre de los dos hombres que lo habían apartado de Lewis, y ata su corbata tras sacudir su traje.

—Seré yo quien te explique con pocas palabras lo que sucede, “hermana” —acorta nuestra distancia con apresurados pasos—. No me gusta que nadie toque ni mire lo que yo vi y toqué primero —se relame los labios con sus ojos puestos en mi boca, es como un perro ansioso por saborear su comida—. No me juzgues por saber defender a mi manera lo que me pertenece.

Una intensa conexión entre los dos es lo que me paraliza y no permite que lo empuje al apreciar como su boca se acerca a la mía hasta hacer contacto, liberando miles de emociones encontradas. Internamente me cuestiono por qué no lo alejo, pero para Arthur es tan fácil manipularme con una caricia o un beso en cualquier lugar. Siento un estremecimiento sacudir mi cuerpo cuando sus anchas manos me pegan más a él con un agarre en la cintura. Dejarme dominar nunca fue una opción, pero ¿por qué dejo que él haga conmigo lo que se le plazca?

Más populares

Comments

Graciela Peralta

Graciela Peralta

que pasara ahora con ella

2024-01-26

0

Gloribel Torres

Gloribel Torres

No entendí nada. Primero esta Katherine informándole a Madison que sus deudas están pagadas y le ofrece un trabajo en la empresa, pero lo hablan mientras Madison está limpiando las mesas en el bar. Luego ya está en la empresa en la oficina de Katherine. Pero por último aparece Katherine bajando del automóvil para entrar a la empresa. Me perdí...

2023-09-11

2

Sol

Sol

que cínica... esto lo provocó ud sólita.. no pensó en las consecuencias??.. no obvio que no.. estas cegada en una venganza

2023-07-27

1

Total

descargar

¿Te gustó esta historia? Descarga la APP para mantener tu historial de lectura
descargar

Beneficios

Nuevos usuarios que descargaron la APP, pueden leer hasta 10 capítulos gratis

Recibir
NovelToon
Step Into A Different WORLD!
Download MangaToon APP on App Store and Google Play