Capítulo XVIII

Llegando corrí a la recepción con mi hermano detrás, preguntamos por las dos mujeres jóvenes, implicadas en un accidente de tránsito, que estaban en el salón de cirugía. Enseguida nos dieron las indicaciones y nos movimos sin perder tiempo al lugar de espera, ya que aún estaban adentro. La policía llegó hasta nosotros para preguntarnos quiénes éramos y de donde conocíamos a las jóvenes.

Explicamos que éramos sus parejas y que alguien llamó a mi hermano, para avisarle que estaban en el salón, pero ni idea de cómo o quién sabía nuestro contacto. El policía nos dijo que de seguro había sido el mismo enfermero que hablo con ellos. En eso apareció esa persona y se presentó como Samuel.

—Hola, alguno de ustedes es Alexis.

—Soy yo.

—Yo fui quien llamó, la muchacha llamada Leila antes de desmayarse nos dio su nombre y número para localizarlo. Dijo que todo fue una trampa para Sam. No sé si será de ayuda, ya se lo había dicho a la policía.

—Gracias por contactarnos en serio. ¿Sabes cómo están?

—Lo siento, solo puedo decir que la primera tenía una herida de bala y la segunda, Leila, recibió daños por el choque que tuvo su carro.

Creo que mis oídos se cerraron, porque las personas me hablaban y yo solo descendí por la pared hasta tocar el piso. Mi Sami con un balazo, Dios, no me la quites, hago lo que sea, pero no te la lleves. No sé cuánto tiempo estuve sin reaccionar, pero cuando lo hice fue porque las familias estaban ya en la sala.

La madre de Leila gritaba que quería saber de su hija, como si alguna vez se hubiese preocupado realmente por ella. Al parecer Alexis pensaba igual porque se separó de ellos y vino a mi lado, mi hermanita no se quedó atrás. Todos nos abrazamos, necesitaba esto, el apoyo familiar porque nunca había tenido tanto miedo en mi vida.

Mis padres se unieron, luego de tratar de calmar a la familia de las chicas. Nos conocíamos desde niños, por eso era más doloroso para todos esta situación con Lei. Para mí, claro estaba que mi perturbación era por ambas, pero más por Sami. Dios, la vida no puede ser tan injusta conmigo, no puede ser que luego de encontrarla me dejes sin ella.

Minutos después salieron los médicos que fueron recibidos por los gritos de la madre de Leila, la super actriz, pidiendo que le dijeran que pasó. Su marido por suerte la recogió y entonces nos pudieron dar el reporte.

—Ambas están fuera de peligro ahora, Leila Tadeus fue la paciente con menos riesgo para su vida, fue trasladada en ambulancia y atendida por los paramédicos. El choque automovilístico en el que estuvo envuelta provocó que se quebrará la pierna y hubo que entrar al salón para estabilizar la fractura. La cirugía fue un éxito. Además, posee golpes en su cuerpo e intento de violación, ya tomamos muestras y la entregamos a la policía.

Todos nos quedamos perplejos, Alex se puso furioso al oír que casi la violan, las manos le temblaban. Didi lo abrazo para calmarlo y poder seguir oyendo la información.

—La segunda víctima y más grave en condición. —Ahora hablo una doctora—. Llegó al hospital en ambulancia y atendida por paramédicos, presentando una herida de bala en el lado izquierdo del pecho, sin orificio de salida. A pesar de la abundante pérdida de sangre logramos estabilizarla para extraer la bala sin mayor dificultad. Igual recibió una golpiza que le quebró dos costillas, las cuales no provocaron perforación de ningún tipo y por suerte el choque no provocó más daños. Ambas están en recuperación, pero es crucial para el caso de Samay Tadeus esperar estás 24 horas para saber cómo evoluciona.

—¿Puedo verla?

—En el caso de Leila puede pasar una persona y Samay me temo que solo podrá verla desde el cristal, igual solo se permite una persona.

—Okey, lléveme por favor a ver a Samay.

—Yo entraré a ver a Leila.

—¡¿Es mi hija porque debes entrar tú?!

—Señora, por favor estamos en un hospital, entiendo su dolor, pero le pido que tenga consideración.

La doctora le exigió a la actriz y parece que eso le dio algo de claridad en esa cabeza, porque se calló. Alexis, en cambio, solo la miro y vi la rabia en sus ojos, Aylin parece que entendió que mi hermano no pensaba retroceder.

—Mamá, déjalo entrar, deberíamos ir a que tomes algo primero para que te relajes y luego veremos si podemos verla. ¿Sí?

—Okey mi amor, tú siempre sabes qué hacer, tan perfecta. Estoy segura de que la estúpida de tu hermana está así por la gorda esa.

Creo que esta mujer se volvió realmente loca, piensa que puede venir aquí y hablar de forma despectiva sobre mi mujer.

—Me parece que debe lavarse la boca para hablar de mi mujer, señora.

Sentí que mi padre me tomó por los hombros.

—¡¿Tu mujer?! —Pude ver el asombro en ella y el padre de Samay, pero no en Aylin, así que está, claramente lo sabía—. ¡¿Cómo es eso posible?! ¡Tú eres la pareja de Aylin!

—De cuando acá he sido yo, algo de su hija señora, creo que está confundida.

—¿Aylin? Tú me dijiste…

—Mamá, creo que esta situación te tiene algo confundida, mejor bajemos a la cafetería. ¿Sí, por favor?

—Okey, debe ser eso hija, vámonos.

Me extraño esa conversación, pero pronto lo dejamos pasar, cuando el padre se acercó y pidió disculpas por la actitud de su mujer. Solicitó que cuidaran a Leila y nada de su otra hija, no la reconoció, él sencillamente pasó de ella. Qué familia, tal para cual, solo sentía asco por esos tres. Sin embargo, antes que pudiese decirle lo que se merecía mi hermanita me venció.

—De qué valen sus disculpas si usted es peor que su mujer.

—¡¿Perdón?!

—Didi, ¿hija?

—Nada de eso, papá, tu amigo, aquí se merece su verdad. Su retoño mayor está en un estado delicado y usted actúa como si solo hubiese una hija suya allá adentro. Siento asco de ustedes y pena por Sam que no se merece un padre como usted. —Con esto le dio la espalda y caminó hacia mí—. Hermano ve a verla y dinos cómo está por favor, yo estaré aquí afuera rezando por ella.

—No sabía que conocías a Samay.

Sonrió.

—Más de lo que crees, pero hablaremos en otro momento, ahora ve.

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