Capítulo II

Lo mejor, me mudo al fin de este horrible lugar donde nací, en el cual lo único que guardo son recuerdos dolorosos. La empresa está en otra ciudad, a exactamente quinientos cuarenta y uno punto seis kilómetros de distancia, justo a cinco horas y diecisiete minutos de viaje en auto. Da la casualidad de que es el mismo lugar donde vive mi padre, el cual me obsequió por primera vez debido a mi graduación, un pequeño apartamento allí.

Verán, mis padres se separaron cuando cumplí un año y luego de eso volvió a casarse con una mujer rica. Solo me llamaba para mis cumpleaños y fin de año o enviaba postales con fotos de su nueva familia. Así que solo los conozco por fotos o videollamadas a él y mis hermanas menores por un año y dos años.

Bueno, agradecerle que al menos tengo dónde vivir, aunque estoy segura de que esto es gracias a mi madrastra. Todo con tal de que no viva en su casa, debe haberle sugerido comprarme el lugar. En realidad, no planeaba vivir con ellos, la única que me importa en esa familia es mi pequeña hermana Leila. Solo ella ha sido sincera y siempre me ha llamado desde que crecimos, somos unidas a pesar de la distancia.

Leila es una chica cálida y pura al contrario de mi hermana Aylin, que es como su madre, un témpano de hielo egoísta y creída. Gracias a mi madrastra mi padre me dio la espalda, ya que ella no quería que entrara en su vida perfecta. La verdad mi padre es un imbécil interesado y arrastrado por las faldas de una mujer, no un padre, pero es el que me toco ni modo.

Aunque fue difícil vivir sin un progenitor y soportar el llanto de una madre que a veces se veía perdida y sin rumbo en la vida, crecí bastante bien. Y a pesar de que amo a mi madre y le agradezco todo lo que ha hecho por mí, no veo la hora de dejar todo atrás.

Voy a luchar por tener una mejor vida, por crecer y amarme a mí misma. Lograré tener lo mío y reunir una buena suma de dinero, para que mi madre tenga una vida de ahora en adelante tranquila y llena de cosas nuevas. Es momento de retribuir su sufrimiento y de que, porque no, rehaga su vida con algo bueno.

Okey, ya todo está listo, mis maletas están en el carro y en la otra ciudad mi hermanita Leila ya preparó mi apartamento. Voy a conducir mi viejo auto hasta allá, se puede decir que es el amor de mi vida. Lo conseguí antes de entrar a la universidad, trabajando duro durante varios años y gracias también a la ayuda de mi madre. Recuerdo como tuve que limpiar pisos y servir mesas como loca, pero la experiencia valió la pena. Aunque tuve que soportar críticas y burlas junto a rechazos en esos lugares, ya todo estaba en el pasado. Y gracias a esas situaciones en las que me vi envuelta, logré romper mi cascarón de timidez.

Incluso antes de adquirir experiencia laboral era gritona, hablaba rápido y tartamudeaba si estaba nerviosa. Ahora, luego de haber combinado el trabajo con la atención de un psicólogo y mi otorrinolaringólogo, el cual me atendió desde la operación, todo ha mejorado. Primero, pienso antes de hablar, lo que me permite no atropellar las palabras.

Segundo, me escuchó para controlar mi volumen y tercero, trato de relajarme para no trabarme. Aún no es perfecto, pero lo hago, todo a pasos de bebé.

¡Ay por Dios! Mi madre no deja de llorar, eso me aprieta el corazón, pero no hay nada que hacer. Sé que va a sentirse sola y extrañará decir a mi ballenita esto o aquello, pero este lugar me ahoga. Es momento de vivir distinto, de ver si realmente puedo sobrevivir por mí. Luego de media hora entre abrazos y lágrimas, además de asegurarle que la llamaría, logré empezar mi viaje de cinco horas.

Estaba tan feliz y emocionada por escapar de mi triste pasado y descubrir un lugar nuevo que el viaje se me hizo eterno. Cuando llegué ya estaba oscureciendo pues mi madre me hizo pasar casi todo el día con ella y no me dejo ir hasta tarde.

—¡Al fin llegas!

Alguien se lanzó sobre mí y casi me tumba al piso, si no es por el auto, sosteniendo nuestro peso. Era la primera vez que nos conocíamos cara a cara.

—Hey Lei, es bueno conocerte al fin.

—Estoy feliz de que ya estás aquí, ahora todo irá super genial. Déjame verte. —Se alejó para observarme—. Eres más hermosa que en cámara, que envidia me dan tus bellas curvas.

Ah, sí, mi hermana es delgada y para mí tiene un cuerpo hermoso, pero ella dice que quiere curvas como las mías. Que todo en mí está en su sitio y del tamaño correcto. La verdad, adoro que diga esto y así levante el ego que no tengo. Me emociona oír que en sus planes está pasar todo este tiempo juntas. Según ella, no nos separaremos y ahora menos que era su modelo.

Bueno, mi hermana estudia diseño y es muy buena en eso la verdad, aunque no sé por qué escogerme a mí como modelo. Se empeñó en que a partir de ahora ella me vestiría, pues según su opinión yo no tenía ningún sentido de moda. No me ofendía, soy una chica nerd que, si por mí fuera, vestiría en pantalones, pullover y calzado Converse por siempre.

Lo que si no tenía gracia era que este domingo tendría que ir a una función de gente rica con ella. No sé andar en tacones y es algo obligatorio, así que he tenido que usarlos todo el sábado y luego de varias torcidas y ampollas, algo los domino, je, je. La buena noticia es que nadie sabrá quién soy pues hay que usar antifaz, aún no sé ni porqué acepté. Quizás la curiosidad me hizo aceptar toda esta locura.

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Comments

Jenny Mosquera

Jenny Mosquera

Me quedé en ascuas, mucho preámbulo y nada de vida, me desengancho enseguida, algo importante, no contiene muchos capítulos.

2022-12-03

2

Elvira Fretes

Elvira Fretes

que lindo que tenga una hermana que la quiera❤️

2022-07-10

0

Liuvis Mestra

Liuvis Mestra

me encsnta esta novela ...es algo nuevo ....creo ....pero me encanta

2022-06-25

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