Capítulo XVI

Armando

Estoy rabiando, porque alguien ha tratado de culpar a mi mujer de un delito tan grave como espionaje corporativo, por el cual puede terminar presa. Por supuesto no va a pasar, porque tengo pruebas de que ella no fue. Además de que ya estamos recuperando los vídeos borrados, no tienen idea de lo bien que protejo esta empresa. Como tampoco conoce lo guardián que soy con lo que es mío, como lo es Sam. Reconozco que me he vuelto peor, desde que he escuchado su historia de abusos por personas cercanas y no cercanas.

Sami ha sido asediada e incluso golpeada por lucir diferente, por no cumplir con los supuestos cánones de la moda. Cuan absurdas pueden ser las personas y enfermas, que no pueden aceptar las diferencias. La naturaleza ha creado todo tipo de formas y colores, lo diferente también se adapta, sobrevive y es un ser vivo con derechos.

Aquel que se atreva a tocar a mi ángel en forma maliciosa tendrá que vérselas conmigo, no pienso dejarlo vivir en paz. En estos meses de relación he descubierto que no puedo vivir sin mi osita. Es la primera mujer que me hace sentir así, dependiente de alguien. Ya no envidio a mi padre, sé lo que se siente tener a la mujer correcta a tu lado. La mía duerme y amanece conmigo, pero, aun así, siento que no es suficiente, a veces parece que va a desaparecer de mi lado. Ya sé que suena estúpido, pero cada cerebro trabaja como quiere.

Y la verdad en estos días la he visto alejada de mí y triste por toda esta situación. Ella sabe que yo creo en su inocencia, pero los trabajadores no dejan de acosarla con su mala mirada, a pesar de que ya les advertí que no se metieran con ella. No puedo evitar que ande por la empresa para cumplir con su trabajo y en esos momentos le digan algo. Ya le he dicho que me diga si alguien la ofende, pero conociéndola se callará. Por eso los guardias vigilan las cámaras si ella anda sola, dije que el que se meta con ella se las verá conmigo y no mentí.

Siento que tocan a la puerta y digo que pasen, saliendo de mis pensamientos, para ver entrar al ser que ilumina mi día. Ella sonríe y camina hasta llegar a mis piernas, donde se sienta.

—¿No soy muy pesada?

—El peso perfecto para saber que estás aquí.

La encierro en un abrazo y beso su cuello para quedarme ahí disfrutando de su aroma.

—¡Zalamero! Siempre sabes qué decir. —Me rio—. Vine a decirte que voy a salir con mi hermana por un rato y vuelvo a las ocho a casa. ¿Okey?

—¡Um! … Claro, pero ten cuidado. ¿Sí? ¿Por qué no llevas a Marcos contigo?

—¡No! Ya te dije que odio que me vigilen.

—No te vigilan, te protegen, esa es una gran diferencia. —Miro al techo porque a veces me lleva al punto de querer pelear para que entre en razón—. Okey, no vamos a pelear por eso.

No quiero que estemos de mal humor, al menos hoy la dejaré ganar.

—Por supuesto que no, eres el mejor.

Me besó rápido para levantarse, pero mis planes son otros, la quiero aquí y ahora. Muy mal que siempre pasa el seguro para que no nos descubran. Ya sé, soy un hipócrita, critique a los del archivo, pero qué demonios soy el dueño. Aparto todo para sentarla sobre mi escritorio, para cuando terminamos de apagar nuestro fuego ya es hora de almuerzo. Así que solo debemos pedirlo y seguir disfrutando de nuestro tiempo juntos. Para luego continuar con nuestra rutina de trabajo como si nada, así de profesional es Sam y así lo soy yo, je.

A la hora de irnos no voy a mentir, verla alejarse en el auto de su hermana me dio mala espina, pero no quise pensar en eso. Me vería como un hombre extra posesivo y machista que no podía dejar a su mujer tener tiempo para ella. Aun así, mis manos apretaban mi móvil y miraba los números con ganas de presionarlos, para dar la orden de que fuesen seguidas de cerca. No me importaba parecer un retrógrado, ya que al menos mi mente estaría tranquila. Mas, justo cuando iba a hacerlo, mi hermano me llamó, por lo que decidí no pensar más y dejarla ser.

Caminé hacia mi hermano, el cual estaba cerca de mi auto, pensando en que si ella no estaba en casa no valía la pena ir allí todavía, así que lo invité a un trago. Era hora de tener tiempo en calidad de hermanos.

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