Capítulo VI

Cuando logré reponerme de toda aquella situación, luego de darme fuerzas internas, diciéndome que era una profesional y que no debía comportarme así, hablé.

Señor… tiene alguna preferencia para beber a la entrada de la jornada.

—Prefiero beber un buen café cargado, no dulce ni amargo, punto medio. Debe servirlo a mi entrada y si necesito otro en el día yo le avisaré.

—Entendido. Alguna medicina o algo de lo que deba tener conocimiento.

—No, soy un hombre muy sano y vigoroso.

Los ojos se me abrieron de par en par, a que venía ese dato, sacudí mi cabeza y lo dejé pasar.

—¡Um!… ¿Algún horario especial a lo que deba estar atenta? ¿Fechas?

—Quiero que lleve los días especiales como los cumpleaños de familia, aniversarios de mis padres e incluso citas médicas de ser necesario. Póngase en contacto con la asistente de mis padres, ella le dará todos los datos importantes sobre sus eventos y fechas marcadas que debo saber. En cuanto a lo anterior, debe estar registrado por algún lado de la información que le entregaron.

—Okey. —Dios, menos mal que desarrolle la manía de escribir rápido en la universidad—. Alguna persona importante a la que deba dejar pasar sin aviso o no dejar pasar.

Hubo un silencio largo así que lo mire y sus labios estaban apretados, pero la comisura de estos indicaba una sonrisa. Era evidente que estaba aguantando la risa e incluso pude ver un poco de asombro en su rostro al tener una ceja levantada. Ya sé, dirás cómo es que sé interpretar tanto la fisonomía humana.

Bueno, cuando te pasas tu vida siendo jugada de una forma u otra por las personas, comienzas a desarrollar un instinto natural de leer las reacciones y gestos de los demás. En caso de que necesites escapar de un posible problema, lo que pasa siempre cuando eres tan atractiva para ellos como yo por mi forma corporal.

—¿Exactamente que quiere saber?

—Nada señor De la Forte, no-lo-tomé-a-mal, e… es solo-que-como su asistente-quiero-evitar posibles problemas, es por eso…

Comencé a hablar sin detenerme y a velocidad elevada por mi nerviosismo, incluso tartamudeé de nuevo.

—Tranquila Samay, respira. No he pensado nada malo y además dime Armando.

—¡Oh! Okey… Ar… Armando.

—Bien, ahora para responderte, no importa si es el presidente, antes de entrar a mi oficina debe ser anunciado.

—Okey, alguna otra cosa que deba saber.

—Si, los horarios de almuerzo… ese tiempo es suyo, pero son conmigo.

—¡¿Perdón?!

—Lo que escucho, sus almuerzos serán conmigo.

—Pero se… digo, Armando, yo pensaba traer mi propia comida.

—Eso es simple, tendrá que compartirla conmigo. —Esperen un momento, que está pasando aquí, quién es este hombre. En serio iba a comerse mi comida, ja, está loco—. Otra cosa, aunque el uso del teléfono personal está vedado en horario laboral, quiero que ande con el suyo encima y puede responder si estamos solos.

Creo que mis ojos se iban a salir, en qué lugar estaba, es imposible que este sea el CEO De la Forte.

—Si usted lo establece así, entiendo y no tengo nada que decir. Ahora, sobre su horario, mañana tiene dos reuniones importantes, la primera es con las industrias Martin. El asunto de la reunión es para lo de las piezas que le interesa adquirir para las nuevas innovaciones de la empresa. Y la segunda es con el departamento de economía, que rendirá cuenta sobre el cierre del mes.

—Perfecto. Quisiera asignar algunas tareas más a su agenda, cómo que necesito la organización de todos los documentos que usted ve sobre mi escritorio, me están volviendo loco. Y que me consiga algunas informaciones que voy a necesitar del archivo.

—Entendido, que quiere que haga primero.

—Organizar.

Asentí y me puse de pie, luego de estirarme el vestido caminé hacia su escritorio. Rápidamente, con solo darles una ojeada sabía cómo debía organizarse, fecha y urgencia del material. Acomodé mis cabellos y actué en aquel desastre.

Tengo la costumbre que cuando empiezo algo, hasta que no termino no lo dejo y me concentro fuertemente. Y en ese estado estaba, cuando sentí que agarraron mi mano y enseguida la retiré asustada, hasta que caí en que había sido mi jefe.

—¡Perdone! Me asusté, es un problema de acción y reacción que tengo.

—Je, eso es nuevo, nunca escuche de algo así. —Me mostró su bella sonrisa—. No, perdóname a mí, es que te estaba llamando, pero no escuchabas.

—Cuando me concentro tiendo a apagar el mundo exterior.

—En serio, debería enseñarme a hacer eso, no sabe en cuantas situaciones podría ayudarme. Sobre todo, cuando mi madre comienza la charla de nietos.

Eso me provocó risa y él me siguió.

—Cuando quiera le enseño.

—Deberías estar así todo el tiempo.

—¿Así cómo?

—Riendo, tiene una bella sonrisa.

Enseguida baje la cabeza y tratando de no mostrarle mi nerviosismo pregunte.

—Gracias, pero ¿qué quería preguntarme?

—Podrías dejar de evitar mi mirada, por favor, me gusta ver tus ojos.

—¡¿Cómo dice?!

Lo miré enseguida asombrada, para ver que él solo sonríe.

—Me gusta ver a las personas a los ojos para saber su sinceridad e intenciones.

Debo decir que su manera de hablar con doble sentido y de cambiar la forma de informal a formal al hablarme, me tiene en el limbo.

—¡Ah! Okey.

—Quería saber sobre su apellido, tiene algo que ver con Fernando Tadeus.

¿Conoce a mi padre? Claro, como puedo olvidar que es de su mismo ambiente, el de los ricos.

—Um… Es mi padre.

—¡En serio!

—Sí, soy su primera hija, de su primer matrimonio.

—No sabía que había estado casado con anterioridad.

—Es uno de los pocos en saberlo, mi madrastra se ha encargado de eso… Perdón, hable de más.

—¿No se llevan bien?

—Ni bien ni mal, no nos llevamos.

—Ya veo.

Seguimos hablando en lo que organizaba la información, cada pregunta era más personal, quería saber hasta si tenía pareja. Lo dejé, al final era mi jefe, era normal que tuviera curiosidad sobre sus trabajadores. En el horario de almuerzo pedimos comida y seguimos hablando sobre nuestras vidas.

En realidad, no sabía cómo comer delante de él, fue algo incómodo al inicio. Al parecer él notó mis nervios porque me entretuvo contándome sobre su familia. Por la forma de hablar, pude ver su amor por esta, me pareció increíble hallar un hombre así en estos tiempos. Alguien que se preocupaba por algo más que sí mismo siendo joven.

Al final tuve que ir a mi puesto pues había información que debía archivar y procedimientos que aprender, además de contactar al asistente de sus padres. Reunir todas las fechas y actividades importantes que como había dicho, estaba archivado en una de las gavetas. Era increíble como había trabajo de sobra, pero logré encaminarlo sin problema. A la hora de salida él mismo me avisó que podía irme, así que ya agotada de tanta información me puse camino a la salida.

En el elevador me encontré con el joven que me entrevistó y me preguntó cómo había ido todo, era muy agradable. Ahí fue cuando me enteré de que era el hermano del CEO, con razón se me parecía. Luego de despedirme de él me puse en marcha hacia mi auto y entrando mi teléfono vibro.

Albaricoque_ 17: 35

Espero que tu día haya ido de maravilla mi osita.

Sam_ 17:36

Fue perfecto, muchas gracias, mi albaricoque :)

Albaricoque_ 17: 36

¿Albaricoque? :-/

Me reí con ganas, sabía que no entendería.

Sam_ 17:38

Es el olor que llevas. Es que eres de los que usan el jabón sin saber de qué es, ¿no? :o

Albaricoque_ 17: 36

No, sé muy bien los que uso porque soy bastante maniático en eso. Había olvidado que era el que estaba usando, ya que hoy utilicé gel, solo eso. Pero, por el hecho, de que ha dejado esa impresión en ti lo usaré siempre. \=)

Es un sinvergüenza, pero me encanta este tío y aunque sé que debo desconfiar, hay algo en él que me atrae. En eso veo a Armando subiendo a su auto mirando el teléfono. Sin duda alguna tenía que reconocer que entre Albaricoque y él, si hubiese una oportunidad iría sin dudarlo con el segundo. ¡Ay! En que pienso, ese hombre jamás me miraría así. Negando con la cabeza, dejo de pensar en las boberías y arranco para ir a mi casa.

Al llegar, me encuentro que mi vivienda está invadida por Lei, se pasa más tiempo conmigo que en su sitio. Bueno, la entiendo, realmente vivir con esas personas no puede llamarse hogar. Con una madre que solo ve a una de sus hijas como algo importante, no puede ser agradable.

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