Capítulo 5

—Realmente pensé que no te volvería a tocar, estaba tan desesperado, me estaba volviendome loco por ti —aseguró mientras se pasaba la mano por sus rubios cabellos y meneaba la cabeza con mirada melancólico—. No sabes cuánto te extrañé, siento que hace un siglo que no te veía. 

—Deja de exagerar —respondió con humor—. Hoy hace exactamente una semana que no nos veíamos —continuó Paul mientras entraban a la habitación, se negaba a aceptar en voz alta que él también lo había extrañado como loco. 

—¿Y si charlamos menos? Yo realmente quiero hacerte el amor —pidió con ojos lujurioso el rubio—. Está vez estoy preparado —dijo mostrando el frasco de lubricante. 

—¿mmh? —Paul volteó sin comprender muy bien.

—Es lubricante, no creas que no amo poner mi boca en tu culo pero prepararte así lleva demasiado tiempo y hoy te necesito rápido —Elliot explicó, puso su boca en el cuello de Paul sin poder resistirse por más tiempo. Paul cerró los ojos y se dejó hacer aquello que él consideraba tan sucio y enfermizo pero que se sentía tan bien. Lo peor era que estaba pasando justo allí en la habitación que tan sólo había compartido con su esposa muerta hacía ya más de 15 años. Dejó que Elliot recorriera cada centímetro de su piel con sus labios hasta los lugares más privados de su cuerpo logrando poner su mente en blanco de nuevo mientras era penetrado en todas las posiciones imaginables en múltiples ocasiones una y otra y otra vez gimiendo al punto que sentía que se quedaría sin voz. Después de que todo esto paso, se vistieron en silencio volviendo ambos al trabajo y al silencio incómodo con Paul mirando a la nada mientras conducía y Elliot pensando en que demonios hacer o decir. 

—¡¡De acuerdo ya me canse de los silencios incómodos!! ¿Que rayos te pasa? Paul, tu me gustas ¿Porque no podemos comunicarnos más? De verdad me gustas mucho. 

—No, no digas eso por favor, es muy incomodo.

—Pero es la verdad, me gustas y es bastante claro que yo también te gusto… o eso creo.

—Cállate, por favor yo no se que decirte. Todo lo que hacemos me gusta pero aun así no lo sé, yo tengo la cabeza revuelta y no puedo pensar con claridad. Tu todo lo que hacemos me gusta pero no se que más decir y para ser sincero no estoy seguro de querer hacer algo al respecto. 

Me gusta un tipo al que también le gustó eso debería ser algo bueno ¿verdad?, reflexionó Elliot que miraba el rictus amargo en el rostro de su compañero. 

—Significa ¿Que estamos saliendo? —se animó a preguntar.

—¿Que? —se horrorizó sólo de pensarlo—. No, no soy gay Elliot, esto lo que tu y yo tenemos no, no… es. Tu y yo no tenemos ni nunca tendremos una relación romántica es sólo sexo sin ningún compromiso. Esto solo pasa en mi casa y lo que hacemos allí nunca sale de esas paredes si no que se queda allí encerrado para siempre. Eso es lo único que puedo ofrecerte, si estás de acuerdo claro, nadie debe saberlo nunca bajo ninguna circunstancia. 

—Me parece bien —aceptó con una sonrisa, más que feliz de no ser lanzado lejos ya que prefería esto a perderlo por completó—. Si con eso todo vuelve a la normalidad está bien ¿Entonces regresamos a tu casa? —Elliot pregunto juguetón. 

—Qué más da vamos —Paul sonrió y el rostro de Elliot se iluminó de emoción ante la idea de tenerlo desnudó de nuevo y poder tomarse su tiempo. 

—Una pregunta ¿El capitán no se dará cuenta que el auto está continuamente en tu casa? Digo las patrullas tienen GPS a mi me gustaría venir a tu casa siempre que sea posible. Mierda eso es lo que más deseó pero no quiero que te metas en problemas. 

—Las patrullas si, no se si lo has notado pero el nuestro no es una patrulla es mi auto personal el jefe me deja usarlo como patrulla al igual que permite que algunos no usemos uniforme, además nuestro turno término hace una hora.

—¿Enserio? Yo Creí que era porque pronto serías detective, mierda yo debería poner más atención —analizó—. Tal vez deba decirle al jefe que me deje andar de particular.

—Oooh pero princesa con el uniforme te ves precioso —se burló.

—Si te gusta entonces me lo quedo —se la devolvió juguetón. Continuaron jugueteando todo el camino hasta la casa de Paul. Mientras estacionaba Paul se tenso quedando por un momento estático viendo directamente al frente. La cara de pánico de este alarmó a Elliot que se fijó en la persona parada en la puerta de la casa. Un chico de cabello y ojos negros contrastando con su piel blanca que los saludaba amablemente sonriendo parecía feliz de ver a Paul.  

—¿Estas bien? —La mirada indescifrable era realmente preocupante. 

—Si, si yo lo estoy. 

—¿Está seguro? No te vez muy bien. 

—Estoy bien —mintió—. Sólo que hoy no se va a poder, llevate el auto y vete a casa. Ven mañana por mí —pidió serió. 

— De acuerdo —obedeció sin comprender qué estaba pasando y se marchó a casa del capitán. 

—Oh cielo, creí que no vendrías hoy. Últimamente no estas aquí demasiado ¿No tenías turno en la noche también? Lo siento, no te preparé nada de cenar pero si tienes hambre te preparó algo rápido —ofreció Mauda dulcemente.

—No, no te preocupes, no tengo hambre ¿Ya llegó el capitán?.

—Oh si, Neil está en su oficina pero no te aconsejó que vayas está teniendo problemas en la estación y lleva más de una hora gritándole al teléfono.

—Gracias Mauda -la mirada de desconcierto en Elliot no reflejaba ni la cuarta parte de cómo se sentía realmente aún así ella pudo ver que algo daba mal.

—Pero si quieres hablar hazlo conmigo —ofreció—. No sólo soy buena hablando también soy muy buena escuchando, ten la seguridad de que sin importar de que se trate jamás serás juzgado por mi ¿Quieres que hablemos?.

—eh, yo… 

 —Si no lo deseas también está bien -Elliot lo consideró por un momento, pero decidió no decirle nada, ¿Qué pensaría la buena de Mauda si se lo dijera? Tal vez ella se lo dijera a su padre, después de todo llos eran amigos y quien sabe como reaccionaría este. 

—Gracias Mauda, pero me voy a mi habitación estoy muy cansado, me ire a dormir.

—Si como gustes cariño —dijo esta con una sonrisa maternal. 

Elliot no lograba entender qué había pasado le dio vueltas y vueltas en su cabeza hasta que se quedó dormido. El sonido de alguien tocando a su puerta lo despertó. 

—¡Levántate si quieres que te lleve, me voy en 20 minutos! Paul vino por su auto al parecer tiene una emergencia y no va al trabajo hoy —informó el capitán en su puerta. Elliot sintió que un balde de agua fría caía sobre él, estaba seguro que tenía que ver con el chico del día anterior pero no, no podía ser eso ¿verdad? No, Paul no era así, decidió enterrar ese sentimiento e irse a trabajar todo el día estuvo en piloto automático no podía evitar el amargo sentimiento que crecía como llamarada en su pecho minuto a minuto. No ayudó que Paul no fuera a trabajar los siguientes 3 días y como no tenía el valor de ir a su casa se fue a la única discoteca de la ciudad a beber y bailar como adolescente rebelde hasta la madrugada por suerte tenía libre la mañana ya que despertó hasta las 10:am, después de un renovador baño estuvo listo y de mejor humor, por lo que decidió ir a comer algo fuera para despejarse un poco. Entró al primer restaurante que le pareció decente y se sentó en la mesa que estaba junto a la puerta una risa ligeramente familiar lo hizo voltear. Sentados al fondo estaban Paul y el chico del otro día, el chico lo abrazó y le dio un beso en la mejilla Paul tomó su mano sonriendo con cariño ambos reían muy contentos. La furia y los celos se apoderaron de él, apretó la mandíbula y las manos hasta que los nudillos se le tornaron blancos, tenía que salir de allí o no sabía que haría se levantó para marcharse con la furia haciendo ebullición en su interior. Estaba tan molesto y apresurado por irse que cuando se iba se paso llevando a la mesera que traía una jarra con café caliente. Esta tropezó tirándole la jarra encima dejándolo empapado casi de pies a cabeza, llamando la atención de todos los comensales incluidos Paul y compañía. Paul hizo por levantarse pero Elliot no se lo permitió, le lanzó una mirada y se fue directamente a la estación el capitán ya estaba allí con una enorme pila de papeles, así paso todo el día ayudando al capitán con todo eso ya que esto le impedía pensar en lo que había pasado. Por la noche fue al gimnasio cerca de casa del capitán, trataba de mantener su mente ocupada se quedó hasta que no pudo más luego se fue a casa se quitó la ropa de gimnasio quedando en bóxer y se tiró sobre la cama sin importarle el sudor, por la mañana ayudaría a Mauda a lavar alcanzó a pensar antes de ser vencido por el cansancio. 

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Comments

Claudia M. Sánchez S.

Claudia M. Sánchez S.

pues muy heterosexual no era, tanto q juzgo al hijo y resultó q tenían gustos similares.

2024-04-23

1

RUTH MARTINEZ

RUTH MARTINEZ

o pensé q Eliot era el pasivo y Paul era activo. 🙊🙈🙈🙈pero me encanta

2024-02-09

4

Elizabeth Moreno

Elizabeth Moreno

solo debes de preguntarle las dudas que tengas

2024-02-08

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