La historia de una chica italiana en Inglaterra. Con amigos especiales y un gran secreto que no quiere revelarles. Su hermano que regresa por ella y un gran amor que vuelve a su vida después de años. Qué pasará? Cuál será ese secreto? Acompañenme a descubrirlo.
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CAPÍTULO 9.
CAPÍTULO 9.
Llegaron a la mansión de fin de semana de Valentine. Estaba lleno de seguridad por todas partes, debían encargarse de distraerlos antes de ingresar. Para eso, los hermanos Rostov se encargaron de crear una distracción. Una vez que funcionó, Giovanni y Massimo ingresaron a la mansión.
-¿Listo? -pregunto Massimo.
-Listo. Entremos.
Se escondieron en el inmenso jardín, esperando el momento de actuar. Mientras tanto, oían las palabras que el mafioso anunciaba ante los invitados.
-Me pone inmensamente feliz que todos se hayan reunido aquí. Quiero realizar un brindis por esta unión: la de mi hija Esperanza Valentine con Alessio Catanzaro. Sin dudas esto ocasionará un lazo entre ambas familias que no solo nos unirá, sino que nos hará más fuerte ante nuestros enemigos. -exclamo el viejo.
Ambos escuchaban el discurso de Franco Valentine. Luego se distrajeron un momento tratando de entender lo que aquello significaba. Realmente se habían arriesgado demasiado viniendo hasta aquí. Pero debían llegar al fondo de esto.
-Maldito bastardo. Vaya que refugiarse en otro país es caer bajo hasta para él. -hablo Giovanni.
-A Valentine le importa una mierda unir su familia con los Catanzaro. Lo que le importa es su protección. Nos equivocamos en algo. -Dijo Massimo. -No quiere aunar los clanes, la noticia del atentado contra la vida de mi padre ya se difundió por todo el país, el hijo de puta tiene miedo, sabe que iremos en busca de él. No quiere iniciar una guerra, quiere defenderse. Maldito cobarde.
En ese momento, Massimo escuchó el seguro de una pistola desactivarse, detrás de él. Se giró lentamente, para ver lo que ocurría, y se dio cuenta de que esa distracción les costo caro.
-Suelta el arma o te vuelo la cabeza.
Massimo sonrió.
-Vaya, vaya. Te tardaste mucho. -exclamo Massimo. -Los años te están pasando factura.
-¿Creían que podían entrar a mi casa y que no me daría cuenta? Malditos bastardos engreídos.
La voz de Franco Valentine resonó en sus mentes.
-Mierda… Mierda… -pensaban ambos muchachos.
La preocupación en ambos era obvia, sin embargo, hicieron lo posible para que su enemigo no lo note.
-¿Supones que somos tan estúpidos como para no saber que estarías esperándonos? -dijo Massimo con una media sonrisa.
Giovanni solo lo observaba sin expresión. Él sabía que sí, fueron estúpidos o más bien, abusaron de su suerte. Pero eso no debía saberlo su enemigo.
Giovanni observó por el rabillo del ojo a sus dos amigos, Luka e Illya que se asomaban discretamente detrás de unos arbustos.
Luego de crear la distracción, ambos se encargaron de dejar el jet preparado para regresar a Italia. Pues sabían que una vez concretada la misión deberían irse lo más rápido posible.
Luka se acercó lentamente por detrás y apuntó con el arma a la cabeza de Franco Valentine.
-Baja el arma si no quieres alimentar a los peces. -Amenazo.
-Vaya si es un Rostov. ¿Qué harás con eso niñito?, desafío Valentine.
Luka golpeó con el arma a Valentine y ese diminuto acto, desato una balacera entre ambos clanes. Los tiros no cesaban, cuando terminaban de disparar, cargaban en cuestión de segundos y seguían. Varios hombres de Valentine, habian caído. Eran demasiados, pero ellos, eran solo cuatro.
Massimo y Giovanni se ocultaban detrás de unas figuras de yeso que estaban el jardín, al tiempo que disparaban hacia sus enemigos. Luka e Illya hicieron lo mismo mientras se cubrían las espaldas.
-Juro que cuando regrese a Italia dormiré por dos días. -Exclamó Massimo, agotado.
-Como si en verdad pudieras dormir tanto. -Dijo Gio. -Solo mira donde nos hemos metido por tus impulsos. -Dijo sonriendo.
Ambos rieron.
En ese momento, Alessio Catanzaro se acercó a ellos sin ser notado y tomó a Massimo por detrás, sacándolo de sus pensamientos.
-Así te quería encontrar maldito hijo de perra. -exclamo el italiano.
Sin decir nada más, clavo su cuchillo en el cuerpo de Massimo y luego lo soltó tirándolo al piso. Como si se tratara de basura.
-¡HIJO DE PUTA! -Exclamo Giovanni descargando su arma en él. -¡MALDITO HIJO DE PERRA!
El cuerpo de Alessio cayó al suelo sin vida, su torso permanecía lleno de agujeros de balas. Los Rostov lograron crear una distracción para poder escapar de la casa, pero era cuestión de segundos.
-¡ALTO! ¡Está muerto, Giovanni!, Alessio está muerto. -exclamó Illya… Toma a Massimo. Te cubriré. Tenemos que sacarlo de aquí rápido.
Illya siguió disparando, mientras Luca y Giovanni sacaban a Massimo cargándolo mientras intentaban cubrir la herida que no dejaba de sangrar.
-Resiste hermano. Resiste vamos. -Exclama Giovanni. -Te llevaré a un hospital.
Massimo lo detiene.
-N.no… Debe… Debemos vol… ver a Sicilia.
-¿De qué hablas?, ¡es arriesgado! -Grito, Giovanni. -Vas a morir en el camino.
-¡No! No lo es. Debes llevarlo a Sicilia. Un médico esperará en el jet. No puedes quedarte aquí. Los asesinarán. Váyanse. Vayan. Los cubriremos. -Exclamó Luka.
Giovanni asiente.
-Bonano. -Llamó Luka.
Giovanni alzó su mirada antes de subir al avión.
-Me debes la vida.
Ambos asintieron y se despidieron. Giovanni viajó a Italia con su amigo malherido. En el avión, un médico logro parar la hemorragia, pero eso no lo ponía fuera de peligro, era demasiado importante llegar cuanto antes y llevarlo a un hospital.