𝖤𝗌𝗉𝖾𝗋𝗈 𝗊𝗎𝖾 le 𝗀𝗎𝗌𝗍𝖾 
𝖸 𝗊𝗎𝖾 𝗆𝖾 𝖺𝗉𝗈𝗒𝖾𝗇 𝖼𝗈𝗆𝗈 𝗅𝖾 𝖺𝗉𝗈𝗒𝗈 𝖺 𝗎𝗌𝗍𝖾𝖽𝖾𝗌
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10
Elica habló con voz débil y entrecortada, como si cada palabra le costara un esfuerzo enorme. Su mirada se posó en su madre, quien la miraba con ojos llenos de esperanza y preocupación.
—Mamá... —murmuró. —No quiero seguir aquí. Estoy cansada... tan cansada.
Maria apretó más la mano de Elica, luchando por contener las lágrimas mientras le respondía con voz temblorosa.
—Lo sé, mi amor. Lo sé. Pero estamos aquí contigo. Te vamos a ayudar a salir de esto, te lo prometo. Solo resiste un poco más, por favor.
Ella acarició suavemente el cabello de Elica, intentando darle consuelo a través de su toque.
Elica volvió a hablar, sus ojos empezando a cerrarse nuevamente. Parecía que el efecto de los sedantes estaba volviendo a hacer efecto, y su conciencia se estaba desvaneciendo nuevamente.
—No quiero volver a verla... a la bruja del bosque... —dijo en un susurro apenas audible. —Ella me quiere llevar con ella... al otro lado...
Carlo se acercó aún más a la cama, escuchando las palabras de Elica con atención. Su rostro estaba tenso y preocupado mientras intentaba procesar lo que su hija estaba diciendo.
De repente, Elica comenzó a reír nuevamente, pero esta vez había algo diferente en su risa. Era una risa más fuerte, más histérica, como si estuviera burlándose de ellos. Sus ojos se abrieron de golpe, mostrando una mirada loca y vacía mientras seguía riéndose sin parar.
—La bruja ya me tiene... —dijo entre carcajadas. —Ella me ha elegido como su próxima víctima. No puedo escapar de ella... ¡Nadie puede escapar de ella!
—No te preocupes por eso, cariño. La bruja no existe. Es solo un producto de tu imaginación. Estás a salvo aquí, en el hospital. Nadie te hará daño.
Intentó sonar convincente, pero había un tono de desesperación en su voz. Quería creer en sus propias palabras, pero la enfermedad de Elica parecía estar mucho más allá de lo que él podía entender.
Rafael observó cómo sus padres intentaban tranquilizar a Elica, pero él sabía que no serviría de nada. Había escuchado las historias de su hermana sobre la bruja del bosque y sabía que ella estaba realmente convencida de su existencia. Se acercó a la cama y tomó la otra mano de Elica, mirándola con una mezcla de miedo y determinación.
—Elica, tienes que luchar contra ella. No puedes dejarla ganar. Eres más fuerte que cualquier bruja o fantasma. Tienes que volver a nosotros.
Maria sintió un escalofrío recorrer su espalda al escuchar las palabras de Elica. Su risa maniaca llenaba la habitación, haciendo que todos se estremecieran. Intentó mantener la calma, pero sus ojos estaban llenos de pánico.
—Elica, por favor, para de reír. Estás asustando a todos. No te dejes llevar por esas alucinaciones. Estás aquí, con nosotros, en la realidad. La bruja no existe, es solo un producto de tu mente enferma.
Su voz temblaba mientras intentaba razonar con su hija, pero sabía que estaba luchando contra algo mucho más poderoso que ella misma.
De repente, la risa de Elica cesó y su voz cambió. Ahora sonaba dulce y suave, como la de un ángel. Sus ojos seguían abiertos, pero había un brillo diferente en ellos, algo casi sobrenatural.
—La bruja me habla ahora... —dijo con una sonrisa inquietante. —Me dice que pronto será hora. Que el ritual se acerca y que yo seré la elegida para completarlo.
Los médicos se miraron entre sí, alarmados por este cambio repentino de comportamiento. Nadie sabía cómo manejar esta nueva faceta de Elica.
Carlo sintió un nudo en la garganta al escuchar a Elica hablar como un ángel. Nunca había visto algo así antes, y le aterrorizaba lo que podía significar. Intentó mantener la calma y habló con voz firme, aunque su cuerpo temblaba ligeramente.
—No le hagas caso a esa voz, Elica. No te dejes manipular por ella. La bruja no es real, pero si lo fuera, ella está muerta. Nadie puede resucitar a los muertos.
*ntentó sonar convincente, pero sabía que sus palabras podían ser solo un intento desesperado de detener algo que ya estaba fuera de su control.
Elica siguió hablando con esa voz etérea y angelical, ignorando completamente las palabras de su padre. Su sonrisa se ensanchó aún más mientras continuaba.
—La bruja me ha mostrado cosas... cosas maravillosas y terribles al mismo tiempo. Me ha dicho que soy especial, que tengo un propósito. Que mi sangre es la llave para resucitarla.
Los médicos empezaron a tomar notas frenéticamente, tratando de entender qué estaba pasando con la mente de Elica. Nunca habían visto una conversación tan clara y detallada con un delirio tan grave.
Rafael observó a su hermana con horror, incapaz de creer lo que estaba escuchando. Su corazón latía con fuerza mientras intentaba procesar las palabras de Elica. Finalmente, reunió el valor para hablar, su voz llena de desesperación.
—Elica, ¿qué te ha hecho esa voz? ¿Qué te ha dicho la bruja? No puedes creerle. Estás enferma, necesitas medicamentos y ayuda real. No puedes permitir que te controle así.
Se acercó aún más a la cama, tomando la mano de su hermana con más fuerza, como si intentara traerla de vuelta a la realidad con su tacto.
Elica miró a Rafael con una expresión casi compasiva, como si lo estuviera viendo a través de los ojos de un ser superior. Su sonrisa no desapareció mientras le respondía con voz suave y melosa.
—No estoy enferma, hermanito. Estoy siendo elegida. La bruja me ha elegido para salvarla de la muerte. Para que pueda caminar entre los vivos nuevamente y vengarse de todos los que la lastimaron.
Sus ojos brillaban con una devoción enfermiza mientras hablaba de la bruja, como si realmente creyera que era su salvadora y no su verdugo.
personajes
Elica Marie Klare Moreno
Rafael Antonio Klare Moreno
María Harley Klare
kiero más capítulo