Entre Dos Lunas

—Hola— una voz interrumpió mis pensamientos. Un hombre se acercó con una sonrisa cortes, hacia mí. —Bienvenido ¿Ha encontrado alguna fragancia de su agrado?—

Levanté el frasco de perfume y lo observé fijamente antes de preguntarle al hombre por él.

—¿Quién diseño este perfume?—

El hombre sonrió.

—Es una obra de Marcela, nuestra mejor diseñadora. Pero no entiendo por qué está en exhibición, porque este en particular no está a la venta, debimos haberlo colocado por error en el estante. Sin embargo, ella es la que ha creado casi todos los perfumes de esta tienda, siéntase libre de elegir el que más le guste—escuché atentamente las palabras del hombre sin apartar la vista del que ya tenía en la mano. El hombre debió asumir que me gustó el trabajo de ella, porque empezó a hablarme de su trabajo y a elogiarla con entusiasmo. —Marcela es una joven increíblemente talentosa. A pesar de todo, siempre encuentra alguna manera de ayudar a los que lo necesitan. No es bien visto por algunas personas, ya que sí hija de una madre sustituta, pero eso no es motivo para que se detenga—

Me tensé un poco al escuchar que ella también proviene de una madre sustituta.

Antes de que pudiera procesar lo que acababa de escuchar de ese hombre, la voz de él me sacó de mis pensamientos.

—¡Clara!—el hombre llamó a una empleada que estaba del otro lado de la tienda. —¿Dónde está Marcela? No la he visto desde que volví—

—Se fue, parece que está enferma— respondió ella mientras se acercaba a nosotros. —Ha estado toda la mañana vomitando. Para serle sincera y si me pregunta, yo diría que está embarazada—

Sentí como mi cuerpo se tensó aún más.

—No, eso no puede ser, es imposible— el hombre frente a mí estaba riendo, y se notaba la incomodidad en su rostro. —Eso no puede ser porque ella es virgen—

El perfume quedó definitivamente olvidado en mi mano mientras me miraba se desplazaba con frialdad al hombre y a la mujer frente a mí, mi mente se encargó rápidamente de procesar todo lo que acababa de escuchar.

Necesitaba saber que tan cierto es todo esto.

—¿Dónde vive?—mi voz salió fuerte y gruesa.

[•••]

POV MARCELA.

Observé el resultado de la prueba una vez más, en el fondo de mi ser necesitaba que fuera falso, mi mente también se negaba a aceptarlo. Era imposible, no tenía que ser cierto.

Salí rápidamente del baño aún negando lo que me estaba sucediendo, entré a mi habitación con la prueba de embarazo dentro de mi armario, como si guardarla y esconderla pudiera desaparecer la realidad que estaba en ella.

Necesitaba salir de aquí a tomar aire para pensar, mi cabeza ahora mismo era un caos total, corazón de tía con fuerza y sentía que mi mundo parecía cerrarse sobre mí. Sin pensarlo dos veces salí corriendo de la casa y comencé a caminar sin ropa, con la esperanza de que la brisa nocturna despejará mi confusión.

¿Cómo podía estar yo embarazada? ¿Cómo es algo así posible?

Una vez más sentía como el universo se empeñaba en hacer mi vida tan miserable como pudiera. Todos aún creían que yo no seguía con Elijah, y ahora estoy. Si descubrían lo que acaba de pasar y la verdad sale a la luz, obviamente él negaría todo sin dudarlo. Lina sería su testigo principal, quién más que su fiel aliada en la mentira.

¿Qué voy a hacer?

[•••]

Una hora dure perdida en mis pensamientos vagando por las calles frías y solitarias de la ciudad, decidí volver a casa, necesitaba tomar un baño con agua helada para que me despertara esta pesadilla. Tal vez, cuando despierte todo haya desaparecido.

Mientras entraba a casa, sentí de inmediato un escalofrío recorrer todo mi cuerpo en señal de que algo no estaba bien.

Cuando entro a la sala, veo a mi padre quién estaba sentado con gestos severos en su rostro. A su lado estaba Lina quien sonreía con una frialdad. Mientras que Elijah no me dio la cara. Todas estas sensaciones me hicieron un nudo en el estómago, era más que evidente que me estaban esperando.

—¿Quieres mañana qué significa esto?— la esposa de mi padre con la primera en interrumpir ese silencio axficciante con una voz fría mientras arrojaba la prueba de embarazo sobre la mesa.

Mi mirada se fijó en la prueba de embarazo mientras abría mis ojos al ver las dos líneas marcadas con más claridad.

Mi primer instinto fue negarlo todo. Pero en el fondo sabía que todo eso sería inútil, ya que no había forma de escapar a esto.

—Hay que suponer que su silencio habla por ella—se burló Lina con una mueca victoriosa en sus labios. —Traicionaste a Elijah y te acostaste con Raúl esa noche. Y nos mentiste a todo intentando encubrir tu engaño con astucia—

Al escuchar sus palabras sentí que la sangre abandonaba mi cuerpo, mi rostro y todo mi ser.

—Ya he hablado con Raúl y hemos llegado a un acuerdo—intervino mi padre con un tono implacable. —Ha aceptado tomarte como su esposa para hacerse cargo de su hijo y salvarte la vergüenza que nos harías pasar—

—¿Qué?— grité desorientada sin poder entender nada de lo que estaba pasando.

Sabía bien lo que eso significaba. Aunque no hubiera pruebas concretas respecto al tema, las historias sobre Raúl eran conocidas por todos. Un hombre cruel, insaciable y depravado. Todos decían que ninguno de sus esposas sobrevivía por mucho tiempo. Muchas desaparecieron sin dejar rastro... o algo peor.

—Papá, por favor—supliqué con desesperación en mi rostro y vibrando en mi voz. —No me envíes con ese hombre, moriré—

Mi padre miró hacia otro lado, y no mostró ni una pizca de compasión por mí.

—Tu destino está sellado por la luz de la luna— sentenció mi padre con mucha frialdad y rabia contenida en su rostro.

—Padre, pero... Yo...—

Antes de que pudiera seguir explicando y suplicando por mi vida, fuimos interrumpidos por un fuerte golpe resonando en la puerta.

El fuerte sonido hizo que todos se quedaran en silencio, otro golpe más sonó.

Alguien estaba tocando la puerta.

Una voz la siento y repulsiva sonó a través de la puerta.

—Soy Raúl—

Mi corazón se hundió al escuchar aquel tono viscoso y lleno de satisfacción. Mi mente me dijo corre. Pero mi razón me preguntó hacia dónde. Está era mi casa, mi hogar, quien justo en este momento se estaba convirtiendo en mi trampa mortal sin salida, en un intento desesperado de desaparecer de la faz de la tierra.

Me quedé sentada sobre el suelo haciéndome un ovillo deseando con todas mis fuerzas volverme invisible a la presencia de todos y del hombre que estaba a punto de entrar por esa puerta.

Lina fue la primera en reaccionar, se levantó y fue a recibir a Raúl con una sonrisa brillante y fingida.

—Bienvenido a casa señor Raúl— su dulzura venenosa era más que evidente. —Lo estábamos esperando hace un rato—

El hombre sonrió y soltó una risa gutural.

—Bueno, aquí estoy. Espero no haber llegado demasiado tarde, ya te mando me disculpa se me presentaron algunos inconvenientes y no esperaba esto—

—No, Raúl— intervino mi padre, con su voz impregnada de indiferencia, cómo así esta situación le resultará fastidiosa y preferiría estar en cualquier otro lugar menos aquí. —Arreglemos esto y acabemos lo de una vez por todas—

»No, no, no. Esto no puede ser real«