Renaciendo En El Amor

...La cocina olía a tomillo, limón y ajo. Clara, la madre de Esther, amasaba pan mientras Beatriz cortaba verduras con una precisión casi coreográfica. Esther pelaba papas, tarareando un bolero portugués que se filtraba desde el pequeño parlante en el comedor. El aire estaba impregnado de una calidez que la hacía sentir en casa, como en aquellos domingos de su niñez: risas dispersas, cucharas, tintineando, y esa sensación de hogar que flota entre los muebles....

...Cuando Fabio llegó, traía una botella de vino blanco y un ramo de flores frescas envuelto en papel marrón. Saludó con la naturalidad de quien ya ha sido parte de la familia muchas veces. Felicitó a Clara por el mantel bordado con un elogio sincero y lanzó una broma a Beatriz sobre la precisión quirúrgica de sus cortes....

^^^—Es bueno verte de nuevo, Debilucho.^^^

—Tú no cambias, Pecas. Al menos ahora ya no traes frenos ni esos granos.

^^^—Eres malo, pero ahora ya no me importa, soy hermosa —respondió Beatriz, sonriendo con picardía.^^^

—Si lo dice la reina del drama. —Respondió Fabio, sarcástico

...Esther observaba desde la esquina, entre sorprendida y conmovida. Su mundo más íntimo, ese que había estado suspendido desde la muerte de Lucas, comenzaba a moverse otra vez, como si los hilos invisibles de la vida comenzaran a tejerse nuevamente....

...Durante la cena, las conversaciones fluían sin esfuerzo. Fabio hablaba de sus viajes, de cómo había retomado la actuación, y compartió una anécdota graciosa de su adolescencia que hizo a todos reír. Clara lo miraba con esa mezcla de ternura y sabiduría que solo las madres poseen, mientras Beatriz, con una ceja arqueada de tanto en tanto, evaluaba en silencio, pero sin perder su encanto....

...Después del postre, Clara y Beatriz se retiraron a ordenar. Esther y Fabio salieron al pequeño patio trasero, donde las luces colgantes lanzaban destellos suaves sobre sus rostros. Él sacó su cuaderno del bolsillo y lo ofreció, como quien tiene una confidencia que necesita ser compartida....

^^^—¿Puedo leerte algo?^^^

...Esther asintió en silencio, con la curiosidad aflorando en sus ojos....

...Fabio leyó en voz baja....

...“Hay palabras que solo se escriben con la piel....

...Silencios que son traducciones del alma....

...Y cuerpos que no bailan… sino que recuerdan.”...

...Un nudo dulce se formó en el pecho de Esther. No dijo nada, simplemente lo miró. En ese silencio, algo entre ellos se asentó, como si una verdad tácita se hubiera compartido sin necesidad de ser verbalizada....

—Quiero mostrarte algo —dijo Esther de repente, con un brillo diferente en la mirada.

...Lo condujo hasta su habitación. No a la intimidad del deseo, sino a la de los recuerdos. Abrió una caja guardada bajo la cama. Dentro, sus viejos zapatos de ballet, cintas desgastadas, algunas fotos y una grabación antigua....

^^^—Esta soy yo, a los 19, después de que te fuiste —le dijo, colocando la grabación en el reproductor.^^^

...En la pantalla, una joven Esther bailaba con una intensidad feroz, en un teatro lleno. Fabio la observaba con respeto, sin interrumpir....

...Cuando la grabación terminó, el silencio se hizo profundo. Esther no se movió. Luego, con voz baja, Fabio dijo:...

^^^—Tienes fuego en los pies. Y en el corazón. Aunque a veces no lo recuerdas.^^^

...Esther sonrió, los ojos brillando con la emoción que sentía por dentro....

^^^—¿Quieres venir mañana al estudio otra vez? No para improvisar, sino para crear algo… juntos. —preguntó Fabio^^^

...Esther lo miró por un momento, antes de responder:...

—Lo haría mil veces.

...Y así, bajo las luces suaves del patio, entre un pasado que aún dolía y un presente que comenzaba a respirar, Esther sintió algo profundo: la vida volvía a entrar, sin pedir permiso, pero con toda la ternura del mundo....

...El día siguiente llegó con la calma de un amanecer sereno. Esther llegó primero al estudio. Llevaba un pantalón cómodo, una camiseta suelta y sus viejos zapatos de danza, los mismos que había rescatado de la caja de recuerdos....

...Se sentó en el centro del salón, respirando hondo. No había prisa, no había público. Solo ella, un espacio vacío y la quietud del momento....

...Fabio llegó poco después, con su cuaderno bajo el brazo y un termo de café en la mano. Su expresión era tranquila, como siempre, pero había algo en su presencia que la hacía sentir segura....

^^^—¿Lista? —preguntó, acercándose despacio.^^^

...Esther asintió sin decir una palabra....

...Él se sentó en una esquina, con el cuaderno abierto en las rodillas. Le propuso algo sencillo:...

^^^—No planees. No pienses. Solo mueve el cuerpo cuando las palabras lleguen.^^^

...Ella sonrió, reconociendo la magia de la invitación. Sin más, empezó a moverse. No con la técnica de antaño, sino con un lenguaje de gestos espontáneos, de pausas, de giros que nacían del alma. Cada movimiento era un diálogo sin palabras, solo piel, aire, y espacio....

...Fabio, en silencio, observaba y anotaba. No interrumpía, no guiaba. Solo estaba allí, presente, compartiendo el mismo espacio y la misma energía....

...Cuando la canción terminó, él rompió el silencio con una frase que flotó en el aire....

^^^—“Hay despedidas que no cierran. Solo se quedan abiertas, respirando lento.”^^^

...Esther se arrodilló en el centro del estudio, con la cabeza baja, los brazos temblando en una rendición voluntaria. El silencio que siguió fue un aplauso invisible, el reconocimiento de una conexión profunda....

...Después de un momento, Esther levantó la vista, con una lágrima no esperada recorriéndole la mejilla....

—Esto… —susurró

—Es lo más cerca que he estado de mí misma en mucho tiempo.

...Fabio dejó su cuaderno a un lado, se acercó y, con un gesto sencillo, le ofreció la mano para ayudarla a levantarse. No la abrazó, no la apuró. Solo la sostuvo en ese espacio nuevo que habían creado juntos....

^^^—No hay mapa para esto —dijo en voz baja^^^

^^^—Pero te prometo que caminaré contigo el tiempo que quieras.^^^

...Ella apretó su mano, sin soltarla inmediatamente. No hacía falta. Ambos sabían que no había prisa, que el tiempo era algo que se iba tejiendo en sus pasos....

...Y allí, en ese rincón olvidado de Lisboa, sin el peso del duelo ni el miedo al futuro, dos almas comenzaban a danzar hacia algo desconocido… y maravillosamente vivo....