Amor por Contrato...

DMITRI

—Búscalo, no podemos dejarlo ir. Además...—Miré a mi amatista aun durmiendo mientras hablaba por teléfono afuera de la habitación.—no debo permitir que ella se vea involucrada—. Dije en voz baja.

"—De acuerdo, jefe—".

—No dejes que Sofía lo averigüe, haz lo que tengas que hacer para evitarlo—. Debía evitar que lo supiera.

"—Está bien, haré lo que pueda. Pero... no podrá ocultarlo por siempre y cuando ella quiera saber lo que está pasando, va a encontrar la forma de averiguarlo—."

Colgué el teléfono y fui con mi bella amatista, quien aún estaba profundamente dormida. Al verla todo valía la pena. Me acosté nuevamente en la cama, ella se removió y me abrazó, le correspondí el abrazo. Luego de unos minutos despertó.

—¿Qué hora es?—Preguntó somnolienta. La atraje más hacia mí.

—Las ocho treinta—. Le dije y casi de inmediato se soltó de mi agarre y tomó su teléfono como poseída.

—No puede ser... tengo una reunión a las nueve con mi editora—. Se levantó de un salto de la cama y corrió al armario, tomó un vestido azul cielo con vuelo en la falda hasta la rodilla y unos tacones que le combinaban, se quitó la pijama que traía puesta que un pantalón holgado de cuadros azules y una blusa blanca con tirantes.

Se puso rápidamente el vestido y antes de poder hacer o decir algo, ella dijo:

—Ayúdame a subir el cierre del vestido, por favor—. Me levanté de la cama y me acerqué a ella, le subí el cierre y le di un beso en el cuello, ella gimió y suspiró satisfecha con mi toque.—Dmitri, luego, debo irme.

—Te llevaré, no te preocupes—. Aceptó y la solté luego de haber dejado un recuerdo en su hermoso cuello.

—Más te vale que no me hayas dejado una marca, Dmitri Richter—. Me reí y la dejé mientras buscaba qué ponerme.

Me vestí rápidamente y nos fuimos rápidamente.

...****************...

 Llegamos al lugar de la reunión de Sofía con su editora. Era una cafetería rústica con un toque hogareño, con luces en los peldaños de afuera dándole ese toque elegante y sencillo.

—Me voy, gracias—. Bajó del auto corriendo con su mochila en mano.

Me fui de ahí luego de verla entrar a la cafetería, que siendo honesto no entendía esa afición de los escritores de ir a cafeterías a escribir, pero era algo que a mi bella amatista le encantaba y por ella estaba más que feliz de llevarla a cualquier cafetería que ella me pidiera ir.

Entonces mientras conducía de vuelta a casa, una llamada llegó a mi celular y contesté poniendo el altavoz.

—¿Qué pasa?—Dije al contestar.

"—Encontré a Susana, en efecto ella no está embarazada—" Dijo Jayden muy serio.

—Vaya... Sofía tenía razón, esa mujer es una maldita. Entre más investiguemos, más cosas encontramos de esa mujer y de ese tipo. Investiga qué otras cosas hicieron esos dos además de lo que ya sabemos, hay algo que falta y no sé qué es.

"—De acuerdo—." Colgué la llamada y seguí conduciendo mientras pensaba en cómo era posible que Sofía haya estado casada con ese tipo.

...****************...

SOFÍA

—¿Cómo que te comprometiste?—Dijo sorprendida mi amiga y editora Elsa. Me miró con sorpresa y desconcertada. Pero sus ojos azules tenían ese brillo travieso y divertido.—Pensé que no querías casarte luego de lo sucedido con Sebastián—. Hice una mueca recordando aquello.

Elsa, mi amiga y editora, era la única persona que me comprendía, ella había pasado por un divorcio y tenía un hijo cuyo padre no era su exmarido, sino que su hijo era producto de una aventura luego de haber obtenido el divorcio.

Ella vestía un pantalón y saco sastre blanco, y camisa color durazno claro, con tacones beige de diez centímetros. Su cabello era rubio y rizado hasta los hombros, muy hermosa y alta, además de tener una hermosa figura de modelo.

—Todo fue porque mi Tío, cometió graves errores financieros y, por lo tanto, la familia Richter decidió perdonarnos siempre y cuando yo me case con su nieto mayor, Dmitri Richter.

—¿El codiciado millonario?—Asentí.—Vaya... ¿Estás segura de esto?—Me preguntó y yo asentí de nuevo.—¿Sabe de tu aventura?—Le dije la verdad.

—Elsa... con él fue quien me acosté.

Me miró con la boca abierta sorprendida.

—¡¡¿QUÉ?!!—Exclamó.

—Así como lo oyes, el día que llegué a Alemania me emborraché, tuve sexo con un desconocido que resultó ser mi prometido. Es irónico, ¿no?—Dije tratando de no reírme de la vergüenza.

—Bueno, entonces... ¿Te casarás sin amor?—Preguntó Elsa preocupada.

—No necesariamente, de hecho... hemos avanzado bastante en nuestra relación, hasta el punto en qué... ya prácticamente vivimos juntos y todo gracias a Sebastián.

—¿Cómo?—Elsa estaba cada vez más sorprendida y molesta al mismo tiempo, no conmigo sino por todo lo que estaba pasándome.—¿Qué hizo ese imbécil ahora?—Le conté todo y hubo momentos en los que ella quiso ir a golpearlo, y conociendo a Elsa era capaz de arrancarle la tráquea a Sebastián. Ella creció con cuatro hermanos salvajes con un gran sentido del humor.—Es increíble, grandísimo estúpido. Y la idiota de Susana por supuesto que no dudó en acabar con la vida de su bebé.

—De hecho, así fue. Dmitri lo investigó y ahora estamos en proceso de conseguir mi divorcio, dado que Sebastián no firmó luego de haberse llevado su parte del dinero de la venta del departamento—. Elsa suspiró pesadamente mientras le daba un sorbo a su taza de café. Dejó su taza y entonces dijo:

—¿Por qué no firmó? ¿Acaso no buscaba deshacerse de ti?—Eso mismo me pregunté yo cuando le di el divorcio.

—Eso mismo pensaba, y ahora que confesó esto... no podré casarme; sin embargo, ...

—¿sin embargo, qué?—Preguntó ella esperando una respuesta.

—Me enamoré de él luego de haber pasado solo unos días con él en su casa, protegiéndome de Sebastián y su constante acoso—. Elsa suspiró pesadamente.

—¿Hace cuánto que estás en su casa?

—Desde hace más de dos semanas, y estamos trabajando en conseguir pruebas para conseguir el divorcio. Ya no quiero nada que ver con Sebastián. Solo deseo que todo salga bien—. Elsa me dio la razón y luego de eso dejamos de lado el tema de Sebastián, nos pusimos a trabajar en mi libro cuando mi teléfono sonó.

Era Dmitri. Contesté.

—Hola, ¿qué pasó?—Me quedé helada cuando me confesó lo que tanto temí.—¿Seguro? Es un imbécil, pero bueno es algo. ¿Algo más que deba saber antes de que me dé un ataque?—Lo oí reírse.

"—Sí, que te ves muy hermosa bajo la luz tenue las lámparas de esta encantadora cafetería—"

No entendí nada. Entonces miré hacia la ventana y ahí estaba Dmitri parado afuera al teléfono sonriéndome mientras que Elsa sonreía de forma divertida. No tenía remedio...

—Eres irremediablemente...

"—¿Qué? ¿Irremediablemente sexy?—" Me reí.

—Eres un tonto, te amo.

—También, te amo—. Levanté la mirada y ahí estaba mi hombre luciendo una chaqueta negra y pantalones negros con camiseta blanca y zapatillas deportivas.

—Yo me voy, nos vemos después te avisaré cuando esté listo el borrador—. Me despedí de Elsa y se fue aun sonriendo divertida.

—¿Creí que tenías trabajo?—Se sentó a mi lado y me dio un beso en la mejilla.

—Siempre tendré tiempo para ti.

—Gracias, ahora dime. ¿Qué encontró Jayden?—Me mostró su teléfono y al ver el contenido no pude evitar sentir una profunda rabia y deseos de ir a golpear a ese hijo de perra.—Ese maldito..., no podrá evitar ir a la cárcel y de eso me encargo yo.

—Sofía, ¿Estás segura?—Me preguntó Dmitri mirándome muy serio, sabía que él estaba preocupado por lo que podía hacer estando enfadada.

—Sí lo estoy, ya no quiero estar más casada con él. Fue un infierno luego de su infidelidad y ahora es peor porque no me deja ser feliz y tener una vida con quien sí amo. Y te amo, te amo tanto que me arrepiento de haberte dejado abandonado en ese hotel, me aterraba la idea de volver a pasar por lo mismo. Y gracias a tu insistencia me di cuenta de que eres un hombre muy bueno, honesto, que haría cualquier cosa por mí y los demás, no dudaste en salvarme de Sebastián cuando vino a buscarme exigiendo dinero, y, por lo tanto, no dudo de mi decisión al querer casarme contigo—. Nos dimos un profundo beso y nos fuimos de la cafetería luego de comer algo.