Mí Otra Oportunidad

A mis 18 años, casi 19 siento que viví ya todo. De niño mis padres me enseñaron a defenderme y saber usar voz de mando, al ser un Enigma me tuvieron oculto en la casa del bosque hasta los 15 años, por miedo que me marcarán, como a todos los enigmas que son considerados peligrosos y llevan una marca con un rastreador en su lóbulo de la oreja, en forma de aro, para que si nos enojamos una descarga eléctrica llegue a nuestro cerebro y nos deje inconsciente.

Ellos cuidaron mucho de mi por ser el único hijo, el nombre de madre es Montreal Lopolllito, es un hombre, Alfa puro, todos creen que es mujer por su belleza sin igual, su gracia al caminar y su forma de hablar,, pero es un hombre con toda la forma y energía de un macho Alfa, se enamoró de mi padre un Delta dominante Dolores Carpio, italiano nacido en Sicilia. De niño llego acá a La gran manzana y comenzó a prepararse para ser capo de una de las ramas de la cosa Nostra, a sus 22 años se hizo cargo de Cerberos y allí conoció a mi madre, poco tiempo después nací yo. Y a los 39 años por una emboscada de uno de sus hermanos que quería nuestro clan, murió, dejando a mi madre en la más triste de la desolación es, desde hace dos años no sale de casa esperando que regrese mi padre, no asume que su destinado murió, aunque su lobo Dominic se fue con mi padre.

Yo me hice cargo, y lo primero que hice fue matar a todos mis tíos y primos, solo deje a los niños menores de 5 años, resto fueron comida de los leones. Son importar si eran culpable o no, yo me ocupe que nadie volviera a traicionar a los Cerberos. Mi lobo Orión enfureció por la matanza que hacía, así que me enoje con él y me desvinculé, desde allí no volví a sentirlo. Hasta hoy que por alguna razón salvo a este cachorro de una caída.

Llego el Dr. Me dice Josep, volviéndome a la realidad, lo saludo y le digo que necesito vea a este niño, el Dr. Me pide que sé lo dé, pero el pequeño más se aferra a mi brazo enviando que me aleje, por lo cual Gregory sonríe y me contesta "está bien don André, veré como hago".

Al Dr. Gregory Queen lo conozco desde hace años, y es nuestro médico como fue su padre que falleció con el mío en esa emboscada. Es un beta muy tierno que más que mafioso parece pediatra.

Le corre el cabello del rostro y me dice, pobre niño, creí ya había muerto, yo me sorprendo y pregunto de dónde lo conoces y responde es Patrick Sawm un niño de 10 años con un raro padecimiento, no tiene subgénero definido, es más ni con impregnación de feromonas a podridos despertar, cada tanto la madre lo lleva a la clínica que tienes por los suburbios para que volvamos a estudiarlo y le hacen distintos tratamientos aprobados y experimentales para que despierte su subgénero, mientras hablaba buscaba en su celular, luego me mostró, "mira". Vi varios estudios experimentales que se realizaban en mi clínica, los cuales me pagaban por ello, y al conejillo de indias, para realizarlo, pero opino a este niño ni comida le daban. Le acaricié el cabello y pregunté, a quienes pagaban por estas aberraciones y me dijo a su madre.

Que podemos hacer por este niño le pregunté, y sugirió que le sacará sangre y le hiciéramos estudios, que lo bañara para ver el color de piel y se reía con el comentario y lo alimentará pero con pequeñas porciones porque al estar en ese estado de desnutrición el riesgo que no tolerará y terminara vomitando era muy alto.

Acepte y le saco sangre, el niño ni se movió al pinchazo, luego me dijo que al otro día tendría el resultado y se retiró. Josep lo acompañó a la puerta. Al regresar me preguntó que le haría de comer y solo conteste, es un cachorrito prepara leche que yo lo ayudaré a tomar.

Cuando mi fiel amigo regreso traía leche y dos donas. Con mi mejor cara y voz, lo llamé, acariciando su mejilla, Patrick despierta, volví a repetir, ¿por qué solo se acomodó más dentro de mi traje, sonreí y dije cachorrito quieres leche? Y rápidamente se despertó y me miró como si por un hechizo lo despertara, me miró con unos ojos marrones con una línea negra rodeando su pupila. Su mirada profunda parecía vacía, pero de pronto cuando vio la mesa, comenzó a brillar, y sin salir de arriba mío dijo comida y un hilo de baba le cayó por el costado de la comisura de sus labios, nos reímos por su actuar y le dije que si, luego bajo la cabeza por qué vio el plato, se miró las manos y luego únicamente dijo gracias tomando la taza, se bajó de mí y se puso en un rincón. De la oficina tomando la leche en pequeños sorbos, como si quisiera que nunca se acabará.

Josep y yo nos miramos, no entendíamos su comportamiento, así que me acerque con el plato y mostrándole le dije no vas a comer, el vio que eran dos, y solo respondió, gracias pero coman ustedes, son más grandes y pueden tener más habré. Vi su taza y note que ni cuatro cucharadas había tomado, deje el plato junto a él y le respondí si quieres puedes comer eran para ti, su mirada cambio nuevamente y un destello fucsia iluminó sus ojos, sonrió con la sonrisa más bella que vi y comenzó a llorar, agradeciendo lo que le daba. Me abrazo y me dio un beso, luego comió una mordida de una de las donas y las guardo en una servilleta y dicho tesoro escondió entre sus trapos, luego siguió tomando la leche, creo que le duro como dos HS. que es el tiempo en que volví a verlo porque me fui a ver unos asuntos con Josep a la calle. Al regresar dormía tras la cortina del ventanal del comedor, había hecho una cueva entre el sillón y la cortina y no se veía a simple vista si alguien estaba. Lo saqué de su escondite y me lo lleve a una cama.