Alicia Vannecelli es una joven atractiva y optimista, llena de ilusiones. Uno de sus sueños es convertirse en doctora en pediatría, ya que siente una profunda afinidad por los niños. En secreto, está enamorada de David Müller, un sublíder de la mafia alemana. Sin embargo, considera que su amor es imposible debido a la diferencia de edades y al hecho de que él la ve como una niña. A pesar de esto, Alicia hace todo lo posible por conquistarlo, intentando cautivarlo con su encanto. Lo que ella no anticipaba es que el amor de David es tan intenso que se torna tóxico, transformando su vida a su lado en todo lo contrario a lo que ella había imaginado.
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Capítulo 1 él hombre de mi sueños
Alicia Vannecelli
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Hoy celebramos el cumpleaños de mi abuelo, una tradición familiar en la que se reúnen todos, incluida la familia Müller. Me encuentro rodeada de mis primas, pero mis ojos no pueden evitar posarse en un hombre que ha capturado mis sueños. Es increíblemente inteligente y atractivo. Rara vez lo veo sonreír, ya que suele mostrarse serio, pero siempre asiste a las fiestas de cumpleaños de mis abuelos, lo que me brinda la oportunidad de verlo.
Durante el cumpleaños de mi abuela Isabel quise acercarme a él, pero los nervios me traicionaron y me alejé, abrumada por su imponente presencia, sin saber qué decirle. Sin embargo, en esta ocasión estoy decidida a reunir el valor necesario para hablarle. Caminando hacia él, que está solo con una copa en la mano, siento cómo mi corazón late con fuerza y mis manos comienzan a sudar. Intento calmarme, pero los nervios son abrumadores y pienso que quizás sea mejor intentarlo más tarde.
Me doy la vuelta cuando, de manera inesperada, escucho su voz
-Hola, Alicia.
Su tono es agudo y autoritario, lo que hace que mi corazón se detenga. Muero de nervios mientras mis labios se entrelazan y un nudo se forma en mi estómago. Alzo lentamente la vista hacia él y, al percibir su altura y su físico imponente, me doy cuenta de lo atractivo que es de cerca: su cabello rubio, sus ojos dorados y el tatuaje en su cuello lo hacen aún más irresistible. A pesar de mis nervios, le digo
-Hola, David.
Él sonríe y me dice
-Qué gusto verte. ¿Cómo te va en la escuela?
-Bien, como siempre. ¿Y tú?- le respondo.
Me analiza durante unos segundos y eso incrementa mi nerviosismo.
-Estoy bien-dice.
Una sonrisa nerviosa surge en mi rostro mientras intento pensar qué más preguntar. Preguntarle si tiene novia sería demasiado obvio, así que él cambia de tema
-¿Has pensado en viajar a Alemania?
Regreso a la realidad y le respondo
-Me encantaría, pero mi padre no me deja salir mucho.
Él sonríe de lado y dice
-Es normal, debe cuidar de una niña tan bonita como tú.
Siento que mis mejillas se sonrojan al recibir un cumplido de su parte.
- Ya no soy una niña, tengo 16 años y puedo cuidarme sola, -le respondo.
-Aún eres una niña, Alicia. Es natural que tu padre te proteja. Las calles pueden ser peligrosas, y hay jóvenes que solo quieren causar daño a chicas como tú, -contesta él.
Ruedo los ojos internamente. Estoy cansada de que todos me vean como una niña. Suspiro, preguntándome si alguna vez tendré una oportunidad con él. Pero luego recuerdo que soy una Vannecelli y que no debo rendirme, puesto que lo que me gusta lo tengo.Mi padre se acerca a nosotros y queda al lado de David, y en ese momento no puedo ocultar que mirada esta fijadas en el, David a veces me mira. La fiesta llega a su fin y, aunque quiero pedirle su número, mi padre llega justo en ese momento. Al salir de la mansión, David se coloca a mi lado y dice
-Aquí tienes mi tarjeta. Si decides viajar a Alemania o necesitas algo, no dudes en contar conmigo.
Se despide y yo guardo la tarjeta en mi bolso. Sonrío al darme cuenta de que tengo su número, lo que significa que tal vez le gusto, que existe una oportunidad. Al llegar a casa, subo rápidamente a mi habitación, saco la tarjeta y guardo su número en mi teléfono. Le envío un mensaje, notificándole que ese es mi número de teléfono, y espero emocionada su respuesta. Sin embargo, pasan varios minutos y aún no responde. Me recuesto en la cama, buscando mi teléfono con la mirada, pero nada. Tal vez ya está de regreso en Alemania. Mi reflexión se interrumpe cuando veo que él leyó mi mensaje y respondió diciendo que lo guardaría y que me cuidara. Yo le contesté que él también debía cuidarse, pero dejó mi mensaje en visto y no respondió. Coloco mi teléfono a un lado y me levanto, dirigiéndome al baño. Después de una buena ducha, recuerdo que mañana tengo escuela.
Los días se convierten en semanas y las semanas en meses, sin que él vuelva a escribirme. Quiero hacerlo, pero no sé qué decirle; no quiero parecer intensa. Entonces, se me ocurre una idea que podría llamar su atención y demostrarle que ya no soy una niña, sino una mujer. Cierro con seguro la puerta de mi habitación. Me dirijo a la cama, desabotono un par de botones de mi camisa, bajo un poco las mangas para que se vea mi sostén y mi figura, y subo un poco la falda. Me coloco frente al espejo, tratando de dar una apariencia más seductora. Con el teléfono tapando mi rostro, tomo una foto y al revisarla veo que salí bien. Busco el número de David y le envió la imagen. Sé que puedo estar loca por hacer esto, pero considere que era la única forma.Dejo el teléfono a un lado y empiezo a quitarme el uniforme cuando escucho que suena. Al tomar el teléfono, veo un mensaje de él que dice
-Alicia, ¿qué significa esto?
Mi corazón late con fuerza. Le escribo
-Lo siento, no era para ti. Por favor bórrala y olvídate de esa foto.
Él me deja en visto, pero rápidamente veo su llamada y decido contestarle. Me pregunta
-¿Para quién era esa foto, Alicia? ¿Acaso tienes novio?
Me quedo en silencio por unos segundos, buscando qué responder, y finalmente le digo
-No tengo novio, pero estoy saliendo con alguien y quería...
Él me interrumpe y contesta
-No deberías enviarle esas fotos, Alicia. Es peligroso y podrías ponerte en riesgo. Prométeme que no lo harás. ¿Te gusta tanto ese chico que le envías esas fotos? ¿Lo has hecho antes?
Su tono de voz deja entrever lo molesto que está; no pensé que reaccionaría así por una simple foto. Le respondo
-Es la primera vez. Como puedes ver, me confundí de chat, así que solo tú eres la primera persona a la que le envío esta foto. Lo siento, por favor no se lo digas a nadie.
Su voz cambia rápidamente a un tono más tranquilo, como si se hubiera quitado un peso de encima, y me dice
-Está bien, Alicia, no se lo diré a nadie. No vuelvas a hacer eso. Si un chico te pide una foto, dile que no. Además, aún no estás en edad para tener novio.
y todavía la kiere controlar en todo lo que ella hace y me imagino ke habrá salidas de ella con sus amigas y amigos y el no va a aguantar sus celos ..