Renací Para Formar Mí Harén

Elizabeth abrió los ojos temprano, muy temprano, el sol ni siquiera había salido, pero ella escuchaba a los sirvientes corretear por el ducado, todos bajos las órdenes de la duquesa y claro... Amelia.

El gran día del debut de Amelia había llegado, cumplía dieciocho años y ella quería gritarle al mundo que ya estaba disponible para el matrimonio.

Todo el día fue un completo caos de ruidos y gritos, las mujeres se alteraban más y más, mientras que Elizabeth practicaba la espada como siempre junto a Arthur. Lo que solo causaba más desprecio y odio en Amelia.

Más tarde en ese mismo día, los nobles comenzaban a llegar en sus carruajes, todos los más importantes del imperio estaban invitados. Después de todo el duque era un hombre muy influyente en el imperio, todo gracias a sus grandes batallas por defender el imperio de ataques enemigos.

El evento se realizó en el ducado, a medida que los invitados iban llegando, iban siendo anunciados junto a sus acompañantes.

Cuando ya casi estaban todos los presentes en la noche, entró Amelia junto a su padre.

-Con ustedes... ¡El duque Robert Wilson y su hija Amelia Wilson! - nombró el presentador.

Todos se voltearon a ver a la debutante, pero no vieron nada interesante o de su agrado, ya que Amelia miraba a todos de forma arrogante, como si ella fuese superior a todos los presentes. Ella llevaba un vestido con varias tonalidades de rosa, bastante chillón e infantil, además llevaba un exceso de lazos y moños.

Muy pocos fueron los que realmente le prestaron atención a la joven. Lo que la hacía rabiar.

Al rato, entró Elizabeth junto a su hermano Arthur, se habían demorado por estar entrenando.

-Con ustedes... ¡El joven señor Arthur Wilson con la joven señorita Elizabeth Wilson! - nombró el presentador

Todos los presentes quedaron impactados al ver a Elizabeth, después de todo ellos la recordaban como una joven tímida que jamás se presentaba a esos tipos de eventos; sin embargo, ahí estaba junto a su hermano, con el cual tampoco solían verla. Elizabeth llevaba un vestido blanco, sencillo, pero hermoso, solo tenía los hombros descubiertos y un par de tiritas de los brazos, pero esa sencillez solo la hacía resaltar aún más su belleza.

Ambos hermanos luego de hacer su entrada fueron hacia donde estaban sus amigos. Harriet y Caleb habían entrado juntos, y Jasper había llegado más temprano para no ser presentado, al no ser de una familia noble, lo tratarían como a un plebeyo.

De pronto, todos escucharon de nuevo al vocero, pero quedaron sorprendidos.

-Con ustedes... ¡El Príncipe heredero James Sinclair y su hermano el príncipe Samuel Sinclair! - nombró el vocero mientras les hacía una reverencia.

Principe Heredero James Sinclair

Principe Samuel Sinclair

Rápidamente todo el salón les hizo una media reverencia, no era muy común ver a los hijos de los emperadores en un debut.

Todas las chicas fueron a rodear inmediatamente a los príncipes, y los muchachos del salón me rondaban como moscas a Elizabeth, pero ella estaba fuertemente custodiada por su hermano, Caleb y Jason.

Más tarde en la noche, Amelia se acercó a su hermana junto a Lydia y Charlotte.

-Entiendo que es tu hermana - habló Lydia con burla - pero, ¿cómo la pueden dejar entrar con esas pintas?

-Cierto - afirmó burlista Charlotte - yo si fuera la duquesa, jamás le permitiría arruinar el debut de mi hija así

-El debut está arruinado desde el momento que ustedes entraron - dijo una voz detrás de ellas, al girarse vieron a los chicos mirarlas con desagrado - si son tan amables, retírense - sentenció Arthur mirando fijamente a su hermana

-¡Jóven Arthur! - exclamó Charlotte asustada

Él solo la miró mal y estaba por irse cuando ella lo agarró del brazo, haciéndolo detenerse.

-Por favor, Joven Arthur... ¿Quiere bailar? - pidió ella frente a todos, pensando que así no abría forma de qué él la rechace. Sonrió de lado

-Quiero bailar - exclamó el, con toda su seriedad.

Charlotte sonrió más notoriamente esta vez, con aires de superioridad rebajó con la mirada a Harriet, que me mantenía serena junto a su hermano Caleb.

De pronto, Arthur se giró hacía Harriet, extendiéndole la mano.

-Señorita Miller, ¿sería tan amable de aceptar bailar esta pieza conmigo? - pidió Arthur con una sonrisa tímida.

Caleb lo miró con los ojos abiertos al ver que quería sacar a bailar a su hermana, pero cuando miró a Elizabeth, ella le hizo una seña para que no se entrometiera y él cerró la boca que al parecer tenía abierta.

-Sí, si quiero - sonrió tímidamente Harriet apoyando su mano en la de él.

Charlotte estaba que trinaba, no podía creer el desplante público que le había hecho, podía escuchar los cuchicheo de la gente y sus risas al verla. Furiosa salió rápidamente de allí.

Luego de aquello, los muchachos se posicionaron junto a Elizabeth, mirando mal a las chicas, estás al sentirse intimidadas se alejaron un poco.

Ya un poco más lejos se pusieron a criticarlos.

-¿Ese no es el hijo del entrenador de tu hermano? - preguntó sorprendida Lydia señalando a Jasper

-¡Sí! - afirmó aún más sorprendida Amelia - ¿quién habrá invitado a ese plebeyo a mi debut? - dijo con asco

Ninguna media su voz al hablar, por lo que todos a su alrededor las miraban y por ende, también miraban a Jasper.

-Seguramente lo invitó la ofrecida de Elizabeth - criticó fuertemente Lydia mientras se tapaba la boca riendo

-Seguramente, después de todo a esa solo le gusta estar entre hombres, al menos, si va a andar de ofrecida que lo haga entre gente de clase y estatus, no entre plebeyos, así solo va a terminar por arruinar la reputación del ducado - sentenció Amelia, fingiendo estar ofendida.

Muchos de los que rodeaban a las jóvenes comenzaron a murmurar de que había un plebeyo entre ellos, y que Elizabeth al parecer no era tan santa como parecía.

Pero en un segundo los murmullos se ahogaron cuando aparecieron los príncipes con rostros pétreos. Ellos habían escuchado toda la conversación de las jóvenes desde el principio, cuando estaban las tres hostigando a Elizabeth y luego criticándolos de lejos. Esas clases de comentarios les parecían de lo más bajo y repugnantes.

-Oye James, ¿acaso ese no es Jasper el hijo del señor Fitzwilliam? - preguntó en voz alta el príncipe Samuel

-¡Oh sí! - exclamó sonriente el príncipe heredero James - Papá se alegraría mucho de verlo, después de todo aprecia muchísimo a su familia, sobre todo a su padre que le ha servido tan lealmente a nuestro imperio - terminó exclamando James, echándoles una mirada gélida a todos los presentes.

La gente rápidamente se dispersó asustada. Y los príncipes volvieron a donde estaban, prácticamente ocultos.

A todo esto los chicos seguían conversando tranquilamente como si nada hubiese ocurrido, sin embargo, sí habían escuchado los cuchicheos. Cuando Arthur y Harriet regresaron de su baile, Jasper salió hacía el jardín con la mirada perdida.

Elizabeth sin poder evitarlo, salió tras de él, en el camino pudo notar las miradas desdeñosas que la gente le daba al joven.