Anne Williams es una chica de 26 años amable, sencilla e inocente, cuida de su pequeña hermana Gracie de 9 años desde hace unos meses cuando murió su madre de cáncer... Ahora está perdida en su rutina trabajando en esa cafetería, hasta que la desgracia llama a su puerta, abusos, policías y contratos.
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CAPITULO 17
Anne e Isaac se encontraban acostados en aquella pequeña cama que tenía el jet, se sentía muy nerviosa pues había dejado de ser virgen hacia apenas unos minutos, Isaac la abrazó.
-¿Estás bien? -Ella asintió.
-Quiero bañarme para dormir un momento, ¿falta mucho para llegar? -el negó.
-Dos horas como máximo. -dijo viendo su reloj.
-Suficiente para un baño y una siesta. -Se dirigió al pequeño baño que tenían y se metió.
Después de darse una ducha con agua caliente salió a la habitación y encontró a Isaac removiendo las sábanas que estaban manchadas de sangre, muerta de vergüenza se acercó a la cama, si su madre viera como se estaba comportando se volvería a morir, no era la educación que ella le dió.
La mancha de sangre no era muy grande pero suficiente como para avergonzarla y agradeció que Isaac no hiciera ningún comentario al respecto, realmente a ella le encantó estar con él, pero tampoco se sacaba de la cabeza a Kate sentada sobre sus piernas mientras tocaba su cara.
Otra cosa que rondaba en su mente era, si ya habían estado juntos ¿seguía siendo parte del contrato o qué eran? Claramente el contrato dice que tienen que procrear un hijo y eso se hace con sexo, está más que claro, pero, ¿Isaac seguía pensando en el contrato o quizá la querría solo un poco? ¡Que estúpida Anne, deja de pensar en eso! Se dijo.
-Tierra llamando a Anny. -Dijo el rubio mientras pasaba su mano frente a sus ojos, Anne lo miró. -¿Cómo te sientes? -dijo el hombre mientras la llevaba a la cama y se recortaban, puso su brazo para que la chica se recostará en él y para ella era un gesto lindo, se estaba comenzando a confundir.
-Bueno, extraña, nunca pensé en perder mi virginidad en un avión. -el chico rio y Anne se cubrió la cara con las manos apenada.
Horas después llegaron a su destino: Los Angeles, California.
Los días pasaron y Anne estaba maravillada por el hermoso puerto y mar de Santa Mónica, deseaba que Gracie estuviera ahí para verlo, compraron algunos recuerdos para la familia y tomaron muchísimas fotografías con los celulares de ambos.
El acto sexual se repitió tantas veces como fue posible, a Isaac le encantaba sentir el cuerpo de Anne sobre el suyo y viceversa, fueron muy felices. La actitud de Isaac hacia ella estaba cambiando pues se notaba más alegre y cómodo y por parte de Anne era lo mismo, de nuevo comenzaba a pesar que esos meses se irían rápido pues ella jamás olvidaba el contrato que tenían.
Pasaron los mejores días de su vida, Isaac despreocupado por el trabajo después de tantos años sin tomar vacaciones, Anne sabiendo que su hermana estaba segura en Chicago y que nada de nadie las separaría jamás, todo está en su lugar.
La realidad era que el cambio de clima le había sentado bien, sentir el sol en la cara y hasta sudar, no era algo que se pudieran permitir en su ciudad en ese momento, disfrutaba el poder utilizar trajes de baño y no las cuatro capas de ropa que usualmente llevaba. Amó esa ciudad y prometió volver.
Al regresar a casa siete días después la familia los recibió con un abrazo gustosos de volverlos a ver, entregaron los obsequios y todos estaban muy contentos, Gracie también al ver a su hermana.
-Anne te he extrañado mucho. -dijo la niña mientras la abrazaba, Anne le correspondio.
-Tambien te extrañe mucho. -respondió.
-La abuela Judith hace postres deliciosos, tienes que probarlos. -Judith sonrió viendo a la niña.
¿Abuela? El escuchar a su hermanita llamar abuela a la madre de Isaac sintió un golpe y volvió a la realidad, esto estaba mal, Gracie se estaba encariñando con la familia de Isaac, ¿Que pasará cuando ella se tenga que ir? Realmente esos eran los pensamientos de Anne, no quería romperle el corazón a la familia de Isaac y mucho menos a su hermana. La chica hizo una sonrisa forzada mientras Eva la miraba intentando leer su rostro.
-Si me disculpan, no me siento muy bien... El viaje de regreso fue cansado. -anuncio la chica pues tenía dolor de estómago desde esa mañana que despertó.
-Descansa cariño, nosotros nos retiramos y Gracie sabe que puede ir a casa cuando quiera. -Dijo Greg mientras se acercaba a la pequeña y depósito un beso en su cabello rizado.
-Estamos en contacto. -Le dijo Eva abandonando la casa.
Una vez ya solos, Gracie fue a la cocina con la señora Sofía quien estaba limpiando una vajilla y la pareja se dirigió a la habitación. -¿Necesitas un médico?
-No, tomaré analgésicos y seguro que mañana se me pasa. -dijo la joven recostandose en la cama.
§§§§
Al siguiente día ambos se despertaron, Anne ya sintiendose mucho mejor. Era el día de la adopción de Gracie, ya habían tenido la charla con ella y la niña estaba feliz de tener un papá.
-Gracie, ¿sabes que día es hoy? -dijo Isaac bajando las escaleras.
-¡Si, hoy ya no seré Gracie Williams, seré Gracie Harris! -dijo la niña emocionada.
-Asi es pequeña. -Isaac la tomo de la mano y la llevo al coche.
Prácticamente este hombre estaba invadiendo su vida, su privacidad y su libertad... Tanto que llegó al grado de involucrar a Gracie.
-Isaac de regreso me gustaría hablar contigo. -Le dijo la chica, el rubio la miro y asintió.
-¿Estás enojada con Isaac porque tendré otro nombre? -dijo la niña. -¿Crees que mamá se enoje?
-No, no, princesa... Mamá estaría muy feliz. -Mintió. -Hablaremos sobre cosas de adultos.
En el coche ya no se escucharon mas voces, al cabo de cinco minutos llegaron a la fiscalía en dónde la "familia feliz" bajó del coche dirigiéndose hacia la entrada. -Buenos días. -Saludo Anne. -Tenemos cita con la trabajadora social Linda Ford. -Anuncio.
-Un momento por favor. -Segundos después salió la radiante mujer sonriendo.
Ya no tenía que fingir más, Anne ya sabía que esa mujer era corrupta y se dejó manipular por unos simples pesos. -¿Señor y señora... Harris? -dijo la mujer mientras fingía que no recordaba el apellido. Anne la miró incrédula.
-Si. -Respondió Isaac.
-Pasen por acá, el juez los espera. -la mujer camino unos pasos hasta que Anne hablo.
-Linda, ¿Verdad? -la mujer se volvió a ella y asintió sonriente. -¿Puedes dejar de mentir? Sé que este hombre te compró para que me presionaras, así que no finjas que no lo conoces, por favor. -Dijo Anne en voz alta, a la mujer se le desfiguró la cara. -Ahora si, ¿Dónde está el juez? Quiero terminar con esto ya.
gracias por esta novela.