"En el lujoso reino de Raleigh, la princesa Mariana Hazbun se enfrenta a un ultimátum: casarse antes de cumplir los 27 años. Pero Mariana no está dispuesta a comprometer su libertad y su corazón asi se transforma en la princesa rechazada.
Mientras tanto, en Nueva York, Asher Beaumont, el rico y apuesto heredero de la familia Beaumont, vive una vida de excesos y placeres. Pero su padre, el patriarca de la familia, le impone una condición para heredar la fortuna familiar y el liderazgo de la familia Beaumont: casarse y demostrar su madurez.
Cuando Mariana y Asher se conocen, el ve en ella la respetabilidad que su padre le exige, pero la novia se resiste. Mariana es obligada por su padre a contraer matrimonio. Pero detrás de la fachada de lujo y poder, ambos esconden secretos y miedos. ¿Podrán superar sus diferencias y encontrar el amor verdadero, o su unión será solo una transacción de conveniencia?.
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¿ Nace un amor?
Mariana se encontraba en su cama pensando en ese beso.
Había sido tan delicado con ella, le gustaba mucho. Lo que aún no entendía era si Nasser le interesaba de verdad o solo se estaba engañando porque no quería seguir pensando en Kamal.
Dos días después y tras una larga conversación Nasser consiguió convencer a Mariana de salir a bailar, Mariana decidió pedirle consejos a su cuñada sobre su vestimenta para esa noche, Olivia le hizo llegar varios vestidos.
Mariana estaba nerviosa, nunca había salido a un lugar de esos no era algo que le atrajera, la diversión occidental no llamaba su atención como si le llamaba a sus hermanos.
—¿Cómo has conseguido estos vestidos con tanta rapidez? ¿Y cómo has adivinado mi talla? –dijo Mariana al encontrarse ante un perchero con los vestidos más bonitos que había visto en su vida. Había logrado acallar la parte de su mente que le decía que estaba cometiendo una imprudencia y quería disfrutar del momento. Olívia sacó un bolso del paquete de papel de seda.
— Se los pedí a mi prima, ¿Cuál te probaras primero?, pregunto Olivia.
— ¿ Crees que ese rojo sea muy atrevido?, pregunto ella.
—Por supuesto que no, los escogí pensando en ti y definitivamente soy una gran cuñada porque sé que te gustarán y con cualquiera de ellos, te sentirás cómoda y te verás hermosa.
— Yo no soy tan optimista como tú dijo Mariana muy seria. Olivia negó con la cabeza.
Mariana se miró en el espejo el vestido se ajustaba delicadamente a su cuerpo debía de reconocer que la diferencia era abismal.
No estaba acostumbrada a ver su imagen así, minutos despues, Mariana bajo la escalera Amira observo a su hija y sonrió.
— Te ves muy bien aunque el vestido debería ser más corto dijo Rosse.
— El vestido esta muy bien quieres que a tu hermano le dé un ataque exclamó Amira.
— ¿Dónde está Malek?, pregunto Mariana.
— En la oficina conversando con Nasser.
— ¡Mamá!, exclamó Mariana.
— Lo siento tu padre dio la orden, parece que alguno de los guardias comento algo respondió Amira.
Nasser apareció en la sala junto a Malek y sonrió en cuanto vio a Mariana no podía ser más hermosa. Dueña de un rostro angelical , un pelo negro azabache, una piel delicada y unos ojos claros como el cielo del verano, y una figura escultural, pero lo que mas le gustaba a Nasser, era la personalidad de Mariana.
Karem frunció el ceño en cuanto apareció en la sala.
– Después de conversar con Nasser, hemos realizado algunos cambios por una cuestión de seguridad irán a bailar a un lugar que solemos frecuentar con Olivia, los custodios cumplirán con su trabajo ordenó Malek.
Mariana se despidió de su familia, subió a la limusina seguida de Nasser.
El vidrio que dividía el coche estaba bajo, Nasser estiró su mano y tomo la de ella, llevándosela a los labios.
Karem los observo por el espejo y carraspeo la garganta. Mariana lo soltó inmediatamente.
En cuanto llegaron al sitio el chófer abrió la puerta mariana bajo en seguida Karem estuvo a su lado.
— Yo cuido de ella dijo Nasser.
— Mi deber es estar cerca de ella siempre, es una cuestión de seguridad.
— Lo sé y sé que estarán cerca. Pero de ella me ocupo yo declaró desafiando la autoridad de Karem.
— De acuerdo, pero si algo pasa y no estamos cerca será el responsable.
Nasser asintió, no le gustaba el guardia ni la forma qué tenía de mirar a Mariana. Tomó la mano de Mariana e ingresaron a la discoteca propiedad de Constantine Pallis, marido de Ella Beaumont prima de su cuñada Olivia.
Los guardaespaldas los rodearon hasta que entraron en el club, las ventajas de cuidar de Mariana era que a diferencia de sus hermanos, su rostro no era conocido en Occidente.
Mariana se quedó sorprendida al ver el lugar. Su ropa desentonaba en ese lugar.
—Este lugar está lleno de gente que no lleva más que ropa interior —alzó la voz para que Nasser la escuchase por encima de la música alta. Él alzó una ceja en respuesta, y sonrió.
—Supongo que bailar da mucho calor…— respondió. Mariana abrió la boca para decir que jamás había estado en un club nocturno, pero se calló a tiempo ya había se lo habia dicho antes.
Escoltado a la zona VIP de la exclusiva discoteca, Karem estaba inquieto. Aunque sus compañeros parecían muy animados, notó, burlón. Su equipo de seguridad estaba encantado en aquel sitio que su padre habría descrito como «un antro de perversidad occidental» lo que no entendía porque Mariana había aceptado.
Estaban en el primer piso, mirando la pista de baile llena de chicas con minifaldas, pero él tenía puesto los ojos en donde estaba sentada Mariana.
Nasser le tendió un vaso y ella lo agarró era un jugo frutal, lo observó fascinada por su cara era muy guapo.
— Hora de bailar dulce princesa exclamó él.
Mientras se levantaba, Mariana vio que los guardias parados cerca de la barandilla estaban alucinados. Echó la cabeza hacia el costado y observo a Karem tan serio y concentrado como siempre.
Se dejó llevar por la música y se puso a bailar con la música envolviéndola. Sonreía, levantando los brazos como todos los demás, disfrutando como nunca.
–Me alegra ver que te sueltas el pelo de vez en cuando dijo Nasser.
La observó echar la cabeza hacia atrás y reirse sintió que se le tensaban todos los músculos del cuerpo. Tenía una belleza unica, ojos grandes y una boca de ensueño. Por no hablar de su cuerpo, que por primera vez era mas notorio con ese vestido. Nasser la miró con deseo, Mariana sintió un brazo que la agarraba y la apretaba contra su cuerpo, y se encontró con la fuerza de él y la acalorada reacción de su propio cuerpo.
La pista estaba llena de gente, pero, tras mirarlo a los ojos, Mariana solo oyó el frenético palpitar de su corazón y sintió el creciente deseo de su cuerpo.
— No creo que sea correcto bailar así.
—Da igual, pronto vas a ser mía -contestó él abrazándola con la misma seguridad y agarrándola de la cintura, Nasser la miro a los ojos «Vas a ser mía». Los hombres no solían dirigirle semejantes comentarios y, si lo hubieran hecho, su padre los hubiera mandado a decapitar, Mariana tuvo ganas de reirse. — Muy pronto serás mi esposa y la madre de mis hijos
Mariana lo miró a los ojos y se sorprendió ante la sinceridad y el deseo que vio en ellos. Tembló y sintió que se le aceleraba el corazón. Sorprendida, comprobó que lo deseaba y aquello la confundió. Tenía la boca seca, el pulso a mil por hora, las rodillas temblorosas. Sintió la mano de Nasser deslizarse por su espalda y apretarla contra su cuerpo le costaba pensar. Sus hormonas se lo impedían. Lo único que quería era que la besara.
Se tuvo que contener para no ser ella la que empezara. Nunca había sentido nada parecido. Era como estar soñando. Cuando sintió sus labios juguetones y expertos, se dio cuenta de que aquello no era para nada un sueño. Su cuerpo nunca había experimentado nada igual...
Tras un año frecuentandose el compromiso de Mariana Hazbun y Nasser Al-Sabah fue anunciado con bombos y platillos...
vete, así ames de donde vienes, aléjate, es un pueblo malagradecido
rashad se casó con la más rebelde
Constanza se casó no tan pura
y UD no pudo resaltar las acciones o virtudes q viste de Mariana con un año de relación, saliste más puritano