Juana María, una Dominicana que reencarnó en una de sus novelas favoritas, pero no puede creer que corrió con la mala suerte de reencarnar en la villana de la historia.
—No, no, en la villana no, en la villana nooo ¡Quiero ser la protagonista!
Grita en medio de la sala del banquete.
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Capitulo:09
AMBER:
—¿Por qué estamos huyendo? ¿Acaso es por una amante?
El hombre frunce el ceño y continúa caminando a pasos rápidos mientras me lleva cargada en sus fuertes brazos.
—¿Amante? ¿Me crees tan desvergonzado para tener una mientras tengo prometida.
Alzo las cejas y observo esa firme mandíbula perfecta.
—Tal vez... Ya que quieres romper conmigo... Mmm... No sé, no confío en los hombres.
Por eso estaba soltera siendo ya una mujer muy adulta. Pienso en mi mente.
—¿No confías en los hombres? Vaya, debo admitir que tú respuesta me sorprende... ¿Acaso el principito te hizo algo que no te gustó?
Hago una mueca en el rostro al recordar al tonto príncipe.
—Olvidemos este tema Vicent, no creo que sea necesario mencionarlo.
Digo cuando llegamos frente a una enorme puerta.
—Tienes razón, olvidemos este tema.
Dice mientras abre la puerta y salimos fuera de su mansión.
—Te escoltaré a tu hogar, tomaremos uno de mis caballos.
—Yo traje un caballo, agradezco que quieras acompañarme, pero puedo irme sola... Por cierto ya puedes bajarme.
El hombre me mira fijamente por unos segundos y luego me baja de manera delicada.
—¿Segura que puedes sostenerte por ti misma?
—Por supuesto que sí ¿Me crees débil?
Digo con alativez, aunque de verdad siento que hasta la vida me duele... ¿Qué tanta energía tiene este hombre?
Observo una sonrisa en sus perfectos labios y lo ignoro para tomar camino separado a él, pero este me sostiene del brazo mientras silva.
—¿Qué? ¿Qué pasa? ¿Te dejé tan cautivada que no me quieres dejar ir?
Vicent alza las cejas y de pronto un hermoso caballo blanco se acerca corriendo y se detiene frente a nosotros.
—Su nombre es blanco, el va a protegerte y llevarte a casa segura.
—¿Blanco? ¿No tenías un nombre más original para el pobre caballo?
Él me mira por unos segundos para luego decir.
—Haces demasiadas preguntas, hora de ir...
—Archiduque Vicent Leroux, es extraño verte sin tus hombres alrededor...
Un hombre vestido completamente de negro aparece a unos metros de nosotros mientras lleva una capa que cubre su rostro.
Solo bato mis pequeñas por milésima de segundos y observo a más de diez hombres a nuestro alrededor con posturas amenazantes.
—¿Qué quieres?
Pregunta Vicent con el cuerpo tenso mientras me coloca tras su enorme cuerpo.
—Cubre bien tu rostro, no permitas que te vean.
Susurra en un tono muy bajo que apenas escucho y hago lo que dice al sentir el tenso ambiente de peligro.
—Jajaja ¿Que quiero? Eso ya lo sabes archiduque Leroux, quiero tu cabeza.
—¿Qué esperas, entonces ven por ella.
Dice Vicente con la voz tensa y muy peligrosa.
—Por supuesto que iré por ella, pero antes quiero saber ¿Quién es la chica? ¿Tu amante? Pensé que tenías una linda prometida.
Dice con burla y todos comienzan a reírse mientras el hombre agrega.
—Oh cierto, tu prometida no quiere saber de ti por qué está locamente enamorada del príncipe.
Muerdo mis labios al escuchar eso y sostengo con fuerzas la ropa de Vicent.
Este se mantiene en silencio para luego decir.
—Deja ir a la chica, ella no tiene nada que ver con esto.
—Vicent...
Susurro con un leve temblor en la voz... ¿Tengo miedo? Pues las piernas me tiemblan a nivel descontrolado.
—¿Dejarla ir? ¿Por qué debería?
—Tu problema es conmigo, ella no tiene nada que ver con esto.
El hombre hace silencio por unos segundos y a mi me parecen eternos.
—De acuerdo, tiene un minuto para largarse o mis hombres van a divertirse con su cuerpo después de haber clavado una espada en su pecho.
Mi corazón golpea mi pecho fuertemente y siento que hasta voy a desmayarme del susto.
Vicent se gira frente a mí y en un movimiento ágil me sube al caballo y me mira a los ojos.
—No mires atrás... Blanco, llévala a casa sana y salva.
—Vicent...
Murmuro en un hilo de voz y el caballo se da la vuelta conmigo y arranca a toda velocidad haciendo que tenga que sostenerme fuertemente de su larga cabellera.
—Perdoname Blanco, pero tendré que sostenerme de tu hermoso y sedoso cabello.
Blanco comienza a relinchar mientras corre a toda velocidad... Como si fuera un carro.
—Si que eres veloz blanco.
Susurro sosteniéndome bien, para no caer al suelo y acabar con esta segunda vida... Espero que Vicent se encuentre bien, sería una lástima que tan buen amante con semejante plátano deje de existir.
VICENT LEROUX:
Observo como Amber se pierde de vista y comienzo a reír mirando al hombre de túnica negra
—¿Mi hermano no tiene trabajo que hacer? ¿Por qué manda a unos inútiles como ustedes?
En medio de mi risa detengo una flecha con mis manos y miro fijamente hacia la altura de un árbol.
—¿Inútiles? Nos harás el trabajo más fácil ahora que estás solo y...
No lo dejo terminar de hablar, saco mi espada y corto la cabeza del que estaba más cerca a mí.
—¿Qué decías? Lamento decirte que no me gusta hablar mucho, se me hace innecesario tanta plática.
Ágilmente corto la cabeza de otro de sus hombres mientras lo miro con una sonrisa perversa en el rostro.
—¡Manténlo! ¡Acaben con ese maldito!
Grita y todos sus hombres se lanzan a mí con la intención de matarme, pero esos inútiles no están a mi altura y lo demuestro cuando no dejo que me toquen y el filo de mi espada acaban con sus miserables vidas.
Clavo mi espada en el pecho del último inútil para luego mirar a su líder.
—Ahora faltas tú ¿Cómo quieres morir? Te daré ese privilegio.
Le sonrío mientras quita la espada con violencia haciendo que sangre salpique mi rostro.
—Esto... Esto, no se quedará así.
Dice con la intención de correr, pero lanzo una daga que se clava en sus costillas así quebrando algunas en el proceso y este cae al suelo.
Me quedo de pies en mi lugar, pero este se levanta y se marcha a toda velocidad sin mirar atrás.
—Señor.
Dice uno de mis hombres de confianza mientra lanza un cuerpo moribundo junto a los demás.