¿Qué harías si un día despertaras en un mundo totalmente desconocido?
Andaira, una joven del siglo XXI, despierta en la majestuosa mansión Valois sin memoria y con más preguntas que respuestas. En un reino de magia y misterio, deberá desenterrar los secretos de su pasado y descubrir su verdadero destino. Rodeada de intrigas y peligros, Andaira se encuentra con Kaiden, un valiente príncipe y poderoso general, quien la ayudará a enfrentar las sombras que amenazan su existencia.
A medida que Andaira explora este mundo mágico, se dará cuenta de que su vida está entrelazada con fuerzas antiguas y poderosas. ¿Podrá encontrar su verdadera identidad y salvar al reino de una oscura amenaza?
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Capitulo 10
El sol comenzaba a asomar en el horizonte, bañando la mansión con una luz dorada. La noche había sido larga y llena de incertidumbre, pero el nuevo día traía consigo un rayo de esperanza.
Me desperté en la silla junto a la cama de Kaiden, con la espalda adolorida por la incómoda posición. Me estiré lentamente y miré a Kaiden, que seguía dormido. Su respiración era tranquila y su rostro mostraba señales de haber descansado un poco.
Decidí dejarlo dormir. Debía tomar un baño; aún estaba sucia y con la ropa rasgada.
Caminé por los pasillos en silencio, tratando de no despertar a nadie. Al llegar a mi habitación, me quité la ropa sucia y me sumergí en un baño caliente. El agua aliviaba el cansancio de mi cuerpo y limpiaba las heridas y el polvo de la batalla. Mientras el vapor llenaba la habitación, dejé que mis pensamientos volvieran a los eventos de la noche anterior.
El despertar de mi poder sagrado era algo que aún no podía comprender del todo. Sentí miedo y a la vez una extraña confianza en que podría aprender a controlarlo. Pero la preocupación por Kaiden seguía pesando sobre mí. Necesitaba estar fuerte para él y para enfrentar lo que viniera.
Después de unos minutos en el baño, salí sintiéndome revitalizada. Me vestí con ropa limpia y cómoda, decidida a enfrentar el nuevo día con una mente clara.
**Kaiden**
Mientras tanto, en la habitación, Kaiden despertó lentamente, sus sentidos volviendo a la realidad. Se tomó un momento para evaluar su estado. La herida seguía doliendo, pero el veneno parecía estar bajo control gracias a los cuidados de la madre de Andaira. Se sintió agradecido y decidió que, a pesar de su debilidad, debía levantarse y reunirse con Andaira.
Andaira
Me dirigí a la cocina para preparar algo de desayuno. El olor del café y las tostadas llenaban el aire, creando una atmósfera acogedora. Mientras servía las tazas y organizaba la mesa, escuché unos pasos suaves acercándose.
Kaiden apareció en la puerta, su rostro aún pálido pero con una determinación visible en sus ojos.
—Buenos días, Andaira —dijo con una leve sonrisa.
—Buenos días, Kaiden. ¿Te sientes mejor? —pregunté, ofreciéndole una taza de café.
—Un poco mejor, gracias. Aunque aún me duele —respondió, aceptando la taza y tomando un sorbo.
Nos sentamos juntos y empezamos a desayunar en silencio. Aprecié la calma del momento, pero sabía que había mucho de lo que debíamos hablar.
—Kaiden, lo que pasó anoche... —comencé, pero él levantó una mano para detenerme.
—Lo sé, Andaira. Hay mucho que procesar. Pero lo importante es que estamos a salvo por ahora. Tomémonos este tiempo para recuperarnos y planificar nuestros próximos pasos.
Asentí, reconociendo la sabiduría en sus palabras.
—Tienes razón. Y gracias de nuevo por salvarme. No sé qué habría hecho sin ti.
Kaiden me miró a los ojos, su expresión suave y sincera.
—Siempre estaré aquí para protegerte, Andaira. No importa lo que venga.
Me mordí el labio, sabiendo que había algo importante que debía decir.
—Kaiden, hay algo que necesito pedirte —dije, con voz seria.
—Dime, Andaira. ¿Qué es?
—Por favor, no le digas a nadie sobre mi poder sagrado. No estoy lista para que los demás lo sepan. No quiero que se preocupen o que piensen que soy diferente —le pedí, sintiendo el peso de mis palabras.
Mientras hablaba, un pensamiento cruzó mi mente. Primero tenía que entender por qué había terminado en este lugar y averiguar dónde estaba la verdadera alma de Andaira. Solo entonces podría enfrentar lo que viniera con claridad y determinación.
Kaiden asintió, entendiendo la gravedad de mi petición.
—Lo prometo, Andaira. Guardaré tu secreto. Pero debes saber que, sin importar lo que pase, siempre estaré a tu lado para ayudarte.
Sentí un alivio inmenso al escuchar sus palabras. Sabía que podía confiar en él.
—Gracias, Kaiden. Eso significa mucho para mí.
Nos quedamos en silencio, disfrutando de nuestro desayuno y de la compañía mutua. Sabía que el camino por delante sería desafiante, pero también sabía que, juntos, podríamos enfrentarlo todo.
De repente, escuchamos un estruendo proveniente del pasillo. Antes de que pudiéramos reaccionar, la puerta de la cocina se abrió de golpe y un joven alto y sonriente entró con energía desbordante.
—¡Kaiden, amigo mío! —exclamó el recién llegado—. ¡No me digas que ya te has metido en problemas sin mí!
Kaiden sonrió al verlo y se levantó, aunque con algo de dificultad.
—Alan, ¿qué haces aquí? —preguntó Kaiden, su tono mezclando sorpresa y alegría.
—Me enteré de que estabas en la mansión de los padres de Andaira y pensé en pasar a ver cómo estabas. No esperaba encontrarme con un escenario de heroísmo y dramatismo —respondió Alan, con una sonrisa traviesa—. ¿Qué ha pasado, Kaiden? ¿Te has metido en una pelea sin avisarme?
Kaiden negó con la cabeza, divertido por la actitud despreocupada de su amigo.
—No exactamente. Pero más tarde te contaré los detalles. Ahora, siéntate y únete a nosotros para el desayuno —dijo Kaiden, indicándole una silla.
Alan se sentó a la mesa y empezó a servirse comida con entusiasmo.
—Andaira, es un placer verte de nuevo. No esperaba encontrarme con tanta acción tan temprano por la mañana —dijo, guiñándome un ojo.
No pude evitar sonreír ante su actitud alegre y despreocupada.
—Es bueno verte, Alan. Siempre traes un poco de caos, pero en el buen sentido —respondí, sintiéndome más relajada con su presencia, al parecer el también me trataba de manera diferente.
Kaiden observó a su amigo con una mezcla de afecto y exasperación.
—Alan, no has cambiado nada —dijo, sacudiendo la cabeza—. Pero estoy contento de que estés aquí. Tal vez puedas ayudarme a hacer reír a Andaira después de todo lo que hemos pasado.
Alan puso una mano en su pecho, fingiendo seriedad.
—¡Esa es mi especialidad! —exclamó, antes de romper en una sonrisa—. Pero en serio, cuéntame, ¿qué ha pasado?
Mientras desayunábamos, Kaiden y yo empezamos a relatar los eventos de la noche anterior, omitiendo ciertos detalles como mi poder sagrado. Alan escuchaba con atención, aunque de vez en cuando interrumpía con comentarios humorísticos que aligeraban el ambiente.
La conversación se llenó de risas y momentos de camaradería, y por un rato, las preocupaciones y el miedo parecían disiparse. Sabía que los desafíos no habían desaparecido, pero tener a un amigo como Alan a nuestro lado hacía que todo pareciera un poco más manejable.
no lo sé... tal vez estoy paranoica
es fantástica
porque su madre no la sano???
pero me gusta