Un Salto Al Futuro

Punto de vista de Katerine

Me levanté de la silla de la oficina tan abruptamente que la silla giró sobre su eje. Salí del ala de invitados y busqué a Dante, encontrándolo en el gimnasio privado de la mansión, golpeando un saco de boxeo con la furia controlada que definía su carácter.

​La adrenalina que sentí no era por el miedo, sino por la rabia.

​—¡Viteri! —Mi voz cortó el sonido del cuero impactando contra la arena.

​Dante se detuvo de inmediato. Respiraba profundamente, el sudor brillaba en su torso. Reconoció la intensidad en mi voz.

​—¿Qué encontraste?

​Tiré la tableta sobre la colchoneta a sus pies. El nombre de 'Nido del Halcón S.A.' se iluminó en la pantalla.

​—La Abuela no es solo una estúpida. Es una títere endeudada con una empresa fantasma llamada 'Nido del Halcón S.A.'. El beneficiario final está oculto, pero la estructura de la compañía... es el sello de un hombre al que conocí antes de mi encierro. Esteban.

​Dante frunció el ceño.

​—¿Esteban? ¿Quién diablos es Esteban? Mis informes de tu vida pasada no mencionaban a nadie con tanta influencia.

​—Esteban era un enemigo corporativo —mentí con la precisión de una cuchilla—, un depredador financiero que yo estudié en secreto. Su táctica era endeudar y liquidar. Y esta corporación, 'Nido del Halcón', usa su firma. Es su método. Esto no es solo una deuda de la Abuela, Dante. Es una trampa para devorar el resto de la fortuna Borges, y ahora que tú la has comprado, estás a punto de adquirir una guerra con Esteban.

​Mis ojos se clavaron en los suyos.

​—Dime la verdad, Dante. Eres el rey de este inframundo financiero. ¿Conocías la existencia de 'Nido del Halcón S.A.'? ¿Sabías que el mayor acreedor de los Borges era este fantasma corporativo?

La confrontación había alterado la atmósfera del gimnasio; el aire se sentía tan denso como el momento en que Clarisa había confesado el envenenamiento.

Dante Viteri no era un hombre fácil de sorprender, pero la mención de un enemigo corporativo tan sofisticado—y desconocido para su red—logró paralizarlo. Soltó el saco de boxeo, que se balanceó en el aire, y se acercó a la tableta, escudriñando el nombre.

—'Nido del Halcón' —murmuró, su voz rasposa—. Un nombre dramático.

Sus ojos, oscuros y penetrantes, volvieron a los míos. El sudor le resbalaba por la sien, pero su mente estaba funcionando a toda máquina.

—No. No conocía a este Esteban, ni su "sello" de operación. Mis equipos hicieron un análisis de riesgo completo de la deuda de los Borges, pero esta entidad nunca apareció en las primeras capas. Siempre se mantuvo como un fondo de inversión anónimo. Es una trampa brillante. Lo que significa que el depredador que está usando sus métodos es más inteligente de lo que asumimos.

Hubo un silencio cargado. Él no me estaba regañando por haber guardado secretos sobre "Esteban"; estaba calculando el costo de haber pasado por alto al verdadero enemigo.

—Esto cambia el juego, Katerine —continuó, con una intensidad que casi me hizo olvidar que su torso estaba desnudo y era un campo de fuerza—. Ya no estamos solo desmantelando a la Abuela, estamos en una guerra por la propiedad con un fantasma corporativo que nos superó en la fase de inteligencia.

Me miró fijamente. La admiración era palpable, superando cualquier molestia por mi reserva.

—Encontraste el hilo que me faltaba, y me diste una advertencia. Eso te acaba de subir el precio en esta alianza. Ahora, tienes la autoridad total. Dime exactamente cómo funciona este "Esteban". Dime cómo caza. Usaremos el activo de la Abuela como cebo. Quiero que ese "Nido del Halcón" piense que ha atrapado a un ratón, cuando en realidad ha atraído a dos depredadores.

Dante me tendió la mano, y por primera vez, no fue una orden o una reclamación física, sino una demanda de asociación total.

—¿Cómo procedemos, Reina?

​Ignoré su mano, tomando la tableta para mostrarle el diagrama de flujo de los activos. La confianza debía ganarse con hechos, no con gestos.

​—Mañana, a primera hora, se filtra la noticia de que la gestión de la fortuna Borges ha recaído en mí. El "Nido del Halcón" hará un movimiento para forzar el pago de la deuda. Yo necesito que lo dejes actuar. Vamos a cebar la trampa.

​Terminamos de delinear los primeros pasos de la defensa contra Esteban, y cuando la lógica financiera se agotó, el recuerdo de la conversación en el coche regresó.

​—Sobre esa "cita" —dije, mirando la hora. Ya era de noche—. ¿Cuándo?

​Dante sonrió, guardando su tono de general y adoptando un matiz más cercano al de un cazador paciente.

—Esta noche. —Respondió con seguridad absoluta.

Lo miré fijamente a los ojos, olvidando completamente a Esteban y su maldad hacia mí y como un acto de impulsividad mis manos acariciaron el fuerte torso de mi esposo.

—Me parece perfecto —, mi voz salió suave, pero determinada.

Para no caer en la tentación salí del gimnasio directamente a mi habitación, tenía la esperanza de que Dante me siguiera, sin embargo, él no fue detrás de mí. Sentí algo extraño en el pecho, por primera vez necesitaba de su presencia y él no estuvo ahí para mí.

Dante había pedido una "cita", y la estratega en mí entendía que negarse podía ser visto como un defecto de carácter. Si debía ser la esposa perfecta en público, tenía que practicar el rol en privado.

Elegí un vestido de noche sencillo, de un color azul profundo, que no gritaba poder, sino elegancia silenciosa. Por primera vez en mi nueva vida, me permití bajar la guardia mentalmente mientras me preparaba.

Cuando bajé al hall, Dante no vestía un traje de negocios ni la ropa deportiva del gimnasio. Llevaba una camisa oscura y pantalones de vestir, lo suficiente casual como para ser íntimo, pero lo suficientemente formal para él.

—¿Sin gala? —pregunté, mi tono revelando mi sorpresa.

Dante me sonrió, una de esas raras sonrisas que no prometían una emboscada.

—Ya establecimos el dominio de tu mente. Esta noche, vamos a explorar si tienes algo más que cálculos, Katerine.

Me tomo de la mano con suavidad, mostrando una faceta que no conocía de él.