Una mujer despierta luego de estar en coma algunos días.
Sin recuerdos...
Sin saber quien es...
Edad y nombre no es algo que figura en sus recuerdos, ya que parece, los ha perdido todos.
Sin embargo, un hombre aparece delante de ella para recordarle que se llama Alma Rizzo, y que ambos, están casados desde hace cuatro años.
Él le promete ayudarla a recordar todo su pasado para poder encaminar su vida de nuevo.
Algo que a Alma, le parece irreal.
Sobre todo porque cuanto más aprende de si misma, más le aterra descubrir que tal vez no es la mujer que esperaba ser.
Ahora, componer su vida será su misión...
Cosa que no será sencilla cuando se tiene limitado los recuerdos y no sabes si convives con amigos o enemigos.
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Capítulo 9
Lo primero que hizo al ver la pantalla principal de su laptop, fue respirar.
Había estado reteniendo el aliento y ahora se daba el lujo de llenar sus pulmones.
Lo segundo que hizo fue preguntarse porqué usaría una contraseña como esa.
Rápidamente busco algún documento que pudiera ser de utilidad.
No tenía un celular por el cual llamar a su esposo y aunque había un teléfono fijo a su lado, no conocía de memoria su número. Así que podía intentar buscar algún archivo útil. Pero, grande fue su sorpresa al ver que solo había un archivo. Busco en carpetas y subcarpetas pero el resultado era el mismo: un único archivo.
Trago saliva cuando dirigió el cursor al archivo cuyo nombre no era otro que: "Testamento".
Cuando presionó sobre él, la pantalla se volvío negra y simplemente salió un rectángulo blanco que pedía una contraseña nuevamente y debajo de este un cronómetro en cuenta regresiva que ahora mismo iba por los dos minutos y 30 segundos, 29, 28...
Alma volvio a poner la contraseña que uso para acceder a la laptop pero esta mostró la palabra: "¡Error!" en la pantalla y arriba del rectangulo, un triangulo amarillo con un símbolo de admiración dentro de el.
Maldición
De nuevo intento con su fecha de aniversario de bodas pero el resultado fue el mismo: ¡Error! Acompañado de otro triangulo.
El reloj llegó al minuto y en la pantalla aparecieron unas letras cuya inscripción decía:
..."Si el reloj llega a su límite la computadora se bloqueará permanentemente, si erra tres veces en la contraseña, el documento se encriptara nuevamente y tendrá que contactar al técnico"....
El corazón de Alma martillaba en sus sienes, lo sentía.
No podía dejar que la computadora se bloqueará así que tenía que arriesgar el documento, el cual, podía ser recuperado más tarde.
Así que escribió como contraseña su cumpleaños y como imagino, erro.
La cuenta regresiva se detuvo a 10 segundos de terminar su conteo. Al tiempo que en la pantalla se repetía la palabra error y un tercer símbolo aparecía en la computadora.
La pantalla quedo azul, cegandola unos instantes antes de mostrar unas letras blancas arrojar un número y una cuenta regresiva de 10 segundos.
Rápidamente la oji negra se levantó de la silla y tomó el teléfono, marco al número desconocido inmediatamente ya que no le daría tiempo de copiar dicho número.
La pantalla de la computadora volvió a quedar negra antes de arrojar nuevamente la pantalla principal con aquel paisaje rocoso.
El teléfono sonó una, dos, tres veces casi coordinado a los latidos de la peli negra.
Su manos sudaban y su garganta ardía.
Al quinto toque, una voz robótica respondió.
"Coordenadas para la señora Rizzo... 01938..."
Alma rápidamente tomó el lapicero de la mesa y escribió en su palma esperando no errar en los primeros números que fueron dichos con rapidez. Cuando las coordenadas cesaron, la llamada se corto.
Con una mano al corazón, se sentó de nuevo en la silla y cerro los ojos con fuerza.
¿Qué diablos había sido eso?
Miró su mano y rápidamente paso los números a un papel para no perderlos entre sus sudorosas manos.
Volvió a buscar el archivo pero este ya no existía.
—¿Qué..? —balbuceo y se mordió el labio inferior
Tenía mucho en lo que pensar, guardo el papel en el bolsillo de su pantalón y cambio la contraseña.
Cerro la laptop y salió de la oficina con dirección a la cocina, necesitaba un poco de agua.
Bebió como si no hubiera mañana, hasta que el estómago le suplico piedad.
Se mojo la cara e hizo una mueca. ¿Por qué Valentín no le dijo que el documento que quería era su testamento? ¿O era de él? Ahora que lo pensaba, ¿estaban casados por bienes mancomunados o separados?
Si era el testamento de Valentín estaba en graves problemas por perderlo. Aunque no entendía que haría el testamento de él en su laptop.
La puerta principal de la casa resono y Alma se dirigió a la sala donde observó a su esposo entrar mientras lanzaba un bostezo.
—Querida, creí que estarías durmiendo.
Ella sacudió la cabeza con lentitud.
—No yo... Eh... Baje a tomar un poco de agua.
Él asintió.
—¿Cómo te fue hoy? ¿Cenas?
—Oh no, cene con unos socios del despacho. —mencionó mientras se dirigia a la oficina
—¿No iras a dormir? Estuviste fuera todo el día.
El oji verde se detuvo en seco antes de mirarla y caminar a ella.
—Aún tengo trabajo que hacer. —le deposito un beso en la frente —Descansa por los dos, yo iré en un momento.
—Dime... —le detuvo de nuevo —Se te dificulta el trabajo por no tener los documentos de la laptop, ¿verdad?
Valentín permaneció en silencio antes de asentir y volver a mirarla.
—Un poco querida, pero entiendo que no podamos acceder a la laptop porque no recuerdas la contraseña.
—¿Por qué no intentaste que un técnico la viera antes?
—Porque sería violar tu privacidad amor. Además, el documento que necesito es urgente si, pero no para mi.
—¿Para quien?
—Los Conté. —confesó —Hay un documento de compraventa que no se completo y ellos necesitan el documento donde te cedian el terreno de vuelta.
—¿Por qué no es urgente para nosotros?
—Pues porque habíamos cortado relaciones con ellos y ahora, a ellos les urge el terreno pero no habían dicho nada porque estabas en coma y preferían esperar.
—¿Es el único documento importante que hay en la laptop?
—No lo sé querída, la laptop solo tú la usas, no sé que documentos tienes ahí.
—¿Y si no hubiera nada? —Valentín palidecio ligeramente —Digo, que tal si no estuviera el documento que los Conté quieren, ¿qué pasaría?
—Pues tendremos que encontrarlo si o si amor. Te dejo, no pienses en eso, el técnico viene el lunes. —sonriéndole con afecto, se dirigío a la oficina.
Alma suspiro y subio a su habitación.
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Valentín dejó su maleta en la silla y miro con extrañes como el teléfono fijo no estaba en su lugar. Miro la mesa y se acercó a la laptop donde alzó una ceja cuando la sintió caliente, como si recientemente fuese usada. ¿Habrá Alma recordado la contraseña? ¿O habrá pasado la noche intentando acertarle a ella?
«—¡Pero es una...
—Cuida tus palabras.
—Bien sabes que lo que digo es real. Cuando ella recupere los recuerdos todo volverá a ser lo mismo y tú, pasaras a segundo plano como siempre. Alma Rizzo nunca te vio como un apoyo antes, menos lo hará ahora. No te acostumbres Valentín, no vales nada para ella porque nunca confiara en ti lo suficiente»
Suspirando, se sentó de golpe en la silla, pasando una mano por su rostro y cabello.
—Espero... Sea lo segundo —murmuró por lo bajo
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Alma miro una vez más las coordenadas. Tenía que buscar el lugar que indicaba si quería saber porque había mandado a encriptar su testamento.
Guardando la hoja en el libro que estaba leyendo, se acostó en la cama nuevamente para tratar de conciliar el sueño.
...[...]...
A la mañana siguiente en el desayuno, ambos se mantenían callados. Alma esperaba que al despertar, su esposo ya hubiera terminado de desayunar pero grande fue su sorpresa cuando lo vio en el comedor.
Ahora, los dos bebían jugó sin decirse más que un saludo cordial matutino.
La oji negra miró su desayuno, por alguna razón, Valentín no durmió con ella ayer. O eso creía.
Se había dormido esperandolo y había despertado sin verlo a su lado. ¿Se habría molestado por lo de ayer en la noche? ¿Demasiada presión para él?
—Creo... —balbuceo, llamando la atención del peli café —Creo que ya recuerdo la contraseña.
El oji verde le escaneo el rostro con lentitud, ojos, nariz, labios... Luego, sonrió de lado, antes de lanzar un suspiro el cual Alma interpreto como de alivio.