Contrato De Amor

—Eso es todo por el momento. La felicito, es muy buena con los números—

Blas daba los últimos datos a Johana, era todo lo que estaba escrito en los libros de contabilidad y control de la mansión.

—Siempre fui buena y me gusta aprender cosas nuevas, esto será un pasatiempo para mí— sonrió.

Blas estaba más que satisfecho por la forma de aprender de Johana, simplemente le facilitaba las cosas, eso hacía que quisiera enseñarle todo lo que sabía.

—Johana, necesitamos hablar—

Donatello había llegado y parecía molesto, sin embargo no tenía razón para estarlo.

—Entonces los dejo solos— Blas se retiró.

—Dígame duque, ¿de qué quiere que hablemos?—

—Lo que pasó entre esa mujer y yo, no es lo que tú piensas, bueno, no estaba en mis planes que algo así pasara, ahora ya no— se trababa al hablar, era evidente su culpa.

—Duque, es un hombre, por lo tanto entiendo que tenga ciertas necesidades. No puedo prohibirle hacer cosas que está acostumbrado hacer, además no soy nada suyo oficialmente, cualquiera puede tomar mi lugar en cualquier momento, no debe sobre pensar las cosas— hizo una reverencia para irse del lugar.

Donatello la agarró del brazo y una vez más pudo escuchar sus pensamientos. “¿Por qué si necesitaba algo así, no me lo pidió a mi?, era obvio que terminaría como mamá, seré siempre la otra, aquella que no tendrá un lugar en el corazón de ningún hombre".

Claro que lo pensaba, pero no lo iba a decir, no creía tener el derecho, tal vez el duque se molestaría por ello.

—Si me permite, tengo asuntos que atender, recuerde que aún estoy aprendiendo sobre el manejo de su casa— aunque su rostro y expresiones no decían como se sentía, Donatello ya lo había averiguado, por eso la dejó ir.

El hombre regresó a su despacho.

—Blas, quiero que preparen una fiesta grande, donde invites a todos los nobles con los que tengo negocios y también los que están cerca del territorio, especialmente al conde Chian, él debe venir con toda su familia—

Pensaba hacer algo que no le dejaría duda a Johana, de su interés por ella.

—Como diga señor, me encargaré de ello. ¿Quiere que le avise a la señorita?—

—No. Es una sorpresa para ella—

Por la tarde, el general salió para entrenar con la parte de su ejército, pero antes de comenzar dio un anuncio.

—Esta mañana, mi prometida dio una orden, una que debieron cumplir en el instante. De ahora en adelante, cada orden que ella de, se cumplirá como si fuera orden mía. Ella es la futura señora de esta casa, llevará mi apellido y no voy a permitir que nadie la haga menos— lo quería dejar claro, pues sabía que él tenía parte de culpa.

—Disculpe señor, pero ella es una ladrona, ¿cómo es que se va a casar con ella?— algunos de sus hombres estaban intrigados.

—Lo del robo, fue un invento para traerla conmigo, saben que cuando quiero algo o a alguien, no importa como lo haga, siempre lo obtengo para mi— se enorgullecía de su hazaña.

Por supuesto todos sus soldados lo felicitaban por ello, además veían un verdadero interés de su parte para con Johana, así que ¿Quiénes eran ellos para impedirle ser feliz?. Asintieron a lo dicho y enseguida comenzó el entrenamiento.

—Blas, ¿dónde está el duque?— ya era hora de la comida y quería intentarlo nuevamente.

—Está entrenando con sus hombres, ¿gusta que mande por él?— la veía interesada.

—Está bien así, cuando le de hambre vendrá. Con permiso— se retiró del lugar, tenía algo de hambre, ya que su mañana estuvo muy ajetreada.

—Pueden servir mi comida por favor—

Estaba en el comedor y varias sirvientas a su alrededor, iban y venían, trayendo distintos platillos.

—Espero que sea de su agrado señorita—

—Todo se ve delicioso, seguro que sabrá igual que como se ve— se sentó dispuesta a comer.

—¿Puedo acompañarla a comer?— Stephan había llegado .

—Adelante por favor. Pongan un lugar más— dio la orden y así se cumplió.

—Veo que estás feliz a pesar del incidente de esta mañana— una serpiente intentando tirar veneno, ¿o no?.

—No entiendo a qué se refiere exactamente, ¿podría explicarme?— solo no quería ser demasiado obvia.

—Debe ser muy doloroso encontrarse con la penosa situación de ver a tu prometido con una de sus tantas amigas. ¿No te dieron celos o te enojaste?— sin dejar de disfrutar su comida, el capitán intentaba sacar información.

—Como se lo dije al duque, son hombres, tienen necesidades y él o cualquier otro puede satisfacerlas con quién mejor le parezca, pero no en mi futuro hogar, eso sí no lo voy a permitir. Siendo familiar del general, debe estar enterado de todo y así como su contrato tenía estipulaciones, no me importaría pagar el precio solo por verlo derrotado— comía con calma y sin exaltarse.

—Así que eres alguien de mente abierta. Me pregunto si lo dejarías tener concubinas, la lista es larga— comenzó a reír.

—¿Y qué es una concubina a lado de la esposa principal?, capitán, eso ya lo viví con mi madre y le prometo que no pienso seguir sus pasos, seré la esposa principal o simplemente no seré nada. Después el duque podrá traer a cualquiera que le guste como concubina, pues las necesitará cuando yo no esté, recuerde que todo tiene un principio y un final, el nuestro llegará a su tiempo— dio un sorbo de su jugo.

—¿Cómo que no vas a estar?, ¿de que hablas y por qué crees que meteré a concubinas en esta casa?— estaba furioso, pudo escuchar la última parte de esa conversación.

—El capitán puede responderle cualquier pregunta, después de todo, él inició el tema sobre sus amantes, duque. Yo me retiro, con permiso— se puso de pie y se fue del lugar, dejando temblando a Stephan.