LA VIDA DE LA SOMBRA DEL VILLANO

[Cinco días después]

El día del cumpleaños del joven maestro había llegado, acompañado de una presión que invadió todo el patio, haciendo que los sirvientes parecieran más nerviosos de lo normal.

Hoy era el primer día en que no se contaba con el apoyo de Cero para proteger al Joven maestro, responsabilidad que cayó sobre Número Tres, siendo el quién guiará a todos.

Aunque realmente me planteo si soy parte del equipo.

Incluso si no fuera así, debía estar preparada para cualquier ataque repentino. No sabía cuándo ni con qué fuerza atacarían, por lo que tuve que abrir por completo mis sentidos, prestando atención incluso al sonido de una hoja al caer.

Ya casi inicia el banquete de cumpleaños organizado para el joven maestro, así que todos los sirvientes estaban ocupados realizando los arreglos faltantes.

Observando cómo cae la noche, no puedo evitar suspirar. A lo largo del día, se han descubierto dos intentos de envenenamiento y se a repelido el ataque de dos asesinos que se infiltraron como sirvientes.

Si algo así sucedió en el transcurso de un solo día antes del banquete, no puedo imaginar cómo será durante el evento mismo. En ese momento, no solo estaremos nosotros; habrá cientos de guardias sombra acompañando a los invitados.

La presión era inmensa, y cualquier error podría ser fatal.

“Quizás estoy sobre pensando esto”, me dije, intentando calmarme. Sin embargo, mientras los demás parecían más relajados por alguna razón, no podía deshacerme de este mal sentimiento.

Todos fueron movimientos demasiado descuidados para considerarse algo peligroso.

Mientras observo los alrededores, la calma, tan frágil como una hoja seca, se rompe de golpe con el sonido de porcelana estrellándose contra el piso en la habitación del joven maestro. Alertado, Número Tres entro rápidamente a la habitación para verificar la situación.

—¡Todos ustedes son unos hipócritas! ¡Dejen de fingir que les importo!

Al escuchar los gritos del joven maestro no puedo evitar suspirar sintiendo como mi corazón estaba apuntó de detenerse.

“¡Uff! Menos mal que el joven maestro solo tuvo un ataque de ira”.

Desde que Cero se retiró el día anterior el joven maestro a estado visiblemente molesto.

“Pensándolo bien, era como un cachorro de tigre abandonado qué solo sabe mostrar sus garras y dientes ante cualquier señal de peligro”.

Abriendo los ojos, chasqueo mi lengua culpable.

“Si alguien supiera lo que pienso podría ser castigada. Quizás e escuchado demasiado a los sirvientes, ¿pero que puedo hacer? Sus conversaciones son lo único que puedo escuchar cuando me mantengo como un árbol, vigilando y cuidando día y noche”.

Mirando hacia el cuarto del joven maestro, puedo notar un movimiento extraño despues de una ola de silencio.

Preparándome para avisar a los demás, contempló aturdida al joven maestro que se arrastra por un agujero fuera del patio.

Girando mi mirada hacia la silueta que se observaba dentro de la habitación, me doy cuenta que él acaba de crear un escenario falso.

“Tsk, tsk... Sería genial que aplicará esos conocimientos en momentos necesarios”.

Si Tres aun no a salido significaba qué estaba siguiendo la orden del maestro, si lo delatara en este momento era probable que se molestara y recalara su ira contra todo ser vivo frente a su vista.

“Lo mejor sería enviar una señal a Seis para reforzar la guardia aquí mientras cuido al maestro”.

Después de soltar un leve suspiro, me pongo de pie y sigo en silencio al joven maestro, quien podría estar en un peligro inminente.

Siguiendolo puedo escuchar al joven maestro quejarse luciendo molesto.

—Todos ellos son unos idiotas, madre es una idiota, ¡A nadie le importó! —, gritó el joven maestro, limpiando sus lágrimas mientras caminaba sin rumbo por casi media hora, maldiciendo a cualquiera que cruzara por su mente, dejando detrás de él un rastro de ramas, las cuales fueron cruelmente rotas por sus manos.

Finalmente, después de un tiempo se detuvo sorprendido, observando el camino confundido, sin saber a dónde regresar.

Por su mirada es obvio que se perdio.

Sería un intento suicida aparecer para ayudarlo directamente, así que, en lugar de eso, moví la mano y lancé piedras al azar hacia los lugares que él no debía recorrer.

Como espere el ruido logró asustarlo, haciendo que retrocediera y regresara por el camino de ramas rotas que él mismo había dejado atrás.

Como si estuviera corriendo por su vida, el joven maestro tropezó varias veces. Sus piernas eran cortas, causando que la distancia que podía recorrer fuera limitada siendo demasiado lento para huir incluso de un asesino.

“Realmente siento compasión por él, ya tiene catorce y sigue siendo tan pequeño que fácilmente un asesino podría cortarlo con facilidad”.

Mirando el látigo en su cintura no puedo evita tragar saliva.

“Si el entrena más duro sin duda se volverá demasiado poderoso”.

El banquete pronto comenzaría, y el joven maestro debía regresar rápidamente. Así que lancé piedras con más fuerza, logrando que acelerara el paso.

Esto siguió así hasta que el joven maestro finalmente cruzó el agujero.

Una vez estuvo en su patio, se giro gritando fuertemente mientras miraba hacia todos los lados luciendo molesto, —¡Quien seas! ¡Si descubro quien eres me encargaré de torturarte lentamente! ¡Me vengaré!

Forzando una mirada seria, su rostro pálido, por alguna razón se tiño de un rojo que combinaba perfectamente con su ropa.

“Sería mejor alejarme antes de que número Tres venga y descubra que fui yo”.