Siempre nos hablan del tiempo como algo lineal, primero el pasado, luego el presente y por último el futuro y también nos hablan de que el único tiempo real es el presente, porque el pasado ya pasó y el futuro no está hasta que llega, pero ¿Qué tal si no fuera así? ¿Qué pensarías si te digo que el tiempo, paradójicamente, es y no es línea a la vez? ¿Y que vivimos varios momentos al mismo tiempo y esto no se limita para nada al presente?
Te invito a descubrir poco a poco la complejidad de esta historia y a sumergirte en un océano de emoción a medida que leas su trama.
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Capítulo X, Andrea
Me encontraba rodeaba por el agua más cristalina y azul que había visto, literalmente estaba caminando sobre el agua, caminando hacia la playa de lo que parecía ser una isla desierta, pero cuando pisé la arena de la playa se mostró ante mí una mujer que se parecía a mí, pero con ojos azules, cabello pelirrojo y al menos quince años mayor. De pronto, a la mujer la rodeó un brillo dorado y nebuloso.
—Lo que tú eres yo seré y a su vez, lo tú eres yo era y lo que yo soy, tú serás —dijo aquella mujer. Entonces oí el rugir de un dragón y todo se tornó negro, justo después, desperté.
Estaba sudando, agitada al extremo. Mis manos estaban frías.
—¡Eso definitivamente no pudo ser un sueño que se hará realidad a futuro! —grité para mí misma, sin importarme que aún no empezaba a amanecer y que tal vez despertaría abruptamente a mi familia.
No pude volver a dormir después de eso, así sólo me quedé descansando, mirando al techo, esperando hasta que se presentaron los primeros ruidos que anunciaban que mi madre estaba preparando el desayuno. Recientemente nos habíamos mudado a una casa más grande en otra zona de la ciudad y yo había escogido una de las habitaciones del quinto piso. Había dos cocinas con dos comedores, la primera cocina y comedor estaban en la planta baja, como en nuestra antigua casa, mientras que la otra cocina y comedor estaban en el tercer piso. A mi madre le gustaba cocinar el desayuno y la cena en la cocina de la planta baja, mientras que los almuerzos siempre los hacía en la cocina del tercer piso.
Entré a la cocina y ahí estaba mi hermosa madre, cocinando tocineta y huevos fritos y un poco de arroz blanco.
—¡Se ve rico ese desayuno, mami!
—¡Gracias, hija, lo estoy haciendo con mucho amor!
Me retiré hacia la sala, a ver las noticias en el televisor gigante, sentada en el sofá. En el canal cinco estaban reportando que la antigua ciudad de White Warrior del reino Acero Dorado estaba en llamas a raíz de una bomba terrorista.
«Parece que incluso si el dios Kebakaran no incendia el mundo entero, nosotros, los humanos, terminaremos haciéndolo de todos modos, menuda ironía de la vida.»
Cambié al canal cincuenta, ahí estaban pasando mi serie favorita, Hunter Destiny, que trata sobre un grupo de tres hombres jóvenes enviados por el destino a cazar demonios.
Me entretuve tanto con el capítulo que apenas y sí escuché cuando mi madre me llamó para que fuera a desayunar ni noté cuando mi hermano bajó las escaleras y caminó hacia el comedor, así que me sorprendí un poco cuando al ir a sentarme me di cuenta que él ya estaba ahí empezando a desayunar.
—Agradecemos a los dioses por estos alimentos y por la buena fortuna que nos ha sonreído recientemente —dijo mi madre. Lo que fue un poco inusual, ella no acostumbra a orar a algún dios, ni a los dioses en general, no importa que tan buenos o malos sean los tiempos que estemos atravesando, aunque sé que sí es creyente, al igual que yo y a diferencia de mi hermano.
Pronto habíamos terminado de desayunar. Yo estaba lavando los platos y el resto de losa sucia y mi madre estaba haciendo lo que sería nuestro almuerzo para ese y los próximos tres días. Ella apenas empezaba a preparar todo, pero por los ingredientes deduje que sería pollo guisado, pasta y puré de papa.
—Voy a hacer ejercicio —dijo mi hermano y se dirigió hacia nuestro gimnasio del piso dos.
«Me pregunto si aquella mujer de mi sueño en verdad es mi futuro y si lo es ¿Qué significa exactamente?»
Cuando terminé de lavar la losa fui a mi habitación a chatear usando mi PC. Puse música de black metal y me concentré en chatear con mis amigos, amigas y con tres chicos con los que no tenía un noviazgo como tal, pero tenía algo. De pronto me llegó un mensaje de alguien que yo no tenía agregado a mis contactos de esa red social: por la foto era un chico muy atractivo, aunque de mi edad y yo prefería a los que me llevaban al menos tres años. El mensaje era un simple «Hola»; pero aun así decidí responder.
Hola ¿Cómo estás? ¿Cómo te llámas, Chico?
Hola, me llamo
Sebastián
Hace dos semanas
soñé contigo, ¿Puedes
creerlo?
No sabía qué responder a eso, así que decidí mentirle y respondí simplemente con un «no», lo que no sabía era que a pesar mi respuesta negativa, aquel chat se convertiría en el inicio de un nuevo cambio positivo en mi vida.
