¿Crees en las segundas oportunidades? Pues yo no, al menos eso pensaba antes de vivir o de morir, depende del punto de vista del que lo veas.
Lo que si puedo asegurar es que es una experiencia que te hace pensar que has perdido la razón, es doloroso recordar como tu vida se va a apagado, pero lo que más duele es que a nadie le importas, ya que todos piensan que eres la mala del cuento.
Espero que con esta nueva oportunidad de vida pueda limpiar mi nombre y desenmascarar a los verdaderos villanos...
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Capítulo VII La verdad duele
Después de varios meses al fin obtuve los resultados de la evaluación quedando clasificada para estudiar en una de las universidades de mayor prestigio del país con el mejor promedio de la clase y al parecer del estado.
Termine la secundaria y empece a estudiar la carrera de derecho, estaba por cumplir los dieciocho años época donde las cosas empezarían a ponerse más turbias, mi papá empezó a alejarse de mí y mi mamá cayó en la depresión que luego le afectaría su corazón, lo que más deseaba era poder ayudarla para que no pasara por eso, pero las reglas eran claras lo único que podía cambiar era mi destino o al menos eso pensaba yo.
Entre en la habitación de mi madre encontrándome con una escena bastante deprimente, ella estaba tirada en el suelo llorando desconsolada, su aspecto era deprimente y la habitación estaba hecha un desastre. "¿Por qué estás en ese estado?". Pregunté con frialdad, nunca entendí por qué se había puesto así.
"Son cosas mías, tú solo preocúpate por ser la mejor en lo que hagas", respondió entre lágrimas.
"Sabes que no te voy a dejar así, no quiero que tu vida se arruine por algo que no puedes cambiar", exprese con determinación.
"Tu no entiendes nada de lo que esta pasando, eres muy joven y hay cosas que es mejor no sepas", trato de explicar, pero las lágrimas la ahogaba.
"Entiendo más de lo que crees, sólo quiero que entiendas que te necesito y que sea lo que sea tu situación nada vale la pena para dejar pasar la vida llogando".
"Has madurado tanto en este tiempo, como me gustaría tener tu fortaleza y salir de tantos problemas".
"Y la tienes, solo que no te has dado el tiempo de buscarla". Tenía que intentar sacarla de ese estado, ella no podía dejar que su vida se perdiera por alguien que no vale la pena y Alfredo era ese alguien.
"Por ahora déjame pensar en lo que voy a hacer, necesito aclarar mis ideas".
No le quise insistir, así que me di media vuelta y salí de su habitación, quise darle su espacio para darle la oportunidad de reflexionar.
Los siguientes días no fueron los mejores, Alfredo nos quitó hasta la casa dejándonos según él en la calle, pero no contaba con que durante estos tres años produje mi propio dinero y había guardado para este día. Sabía que su regalo de cumpleaños para mí era este.
Baje las escaleras al escuchar que llamaban a la puerta principal, mí mamá fue a abrir encontrándose en la puerta con él hombre más despreciable de todos, el mismo que por mucho tiempo llame papá.
"¿Qué haces aquí?", pregunto mi madre sorprendida.
"Esa pregunta debería hacerla yo. Creo que la orden de desalojo llego hace días y ustedes aún siguen en mi casa". Respondió con enojo.
"No tenemos a donde ir, danos unos días más". Suplico Luisa con desesperación.
"Ese no es mi problema, tu y tu bastarda tienen que irse hoy mismo". Recordé que fueron las mismas palabras que dijo el día que me entrego a esos hombres. La sangre empezó a hervir dentro de mí como un volcán a punto de estallar. No pude co tenerme más y baje las escaleras con la frente en alto y firmeza en cada uno de mis pasos.
"No se preocupe señor, hoy mismo le desocupamos su casa, mamá recoge tus pertenencias que en pocos minutos llegará el camión de la mudanza". Dije sin titubear.
"Ja, ja, ja, no me hagas reír estúpida bastarda. Ustedes no tienen ni donde caerse muertas mucho menos tienen a donde ir. Seguramente conseguiste un cuchitril de mala muerte, pero no se merecen nada mejor". Su risa de burla inundo toda la casa haciendo que Luisa se entristeciera. En mi cabeza ncabíaia la idea de que mi madre aún amara a este ser tan despreciable.
"El que ríe de último, ríe mejor. Cada una de sus ofensas las estoy enlistando para darle a usted el toque final. Y si piensa que bajare la cabeza ante usted; está muy equivocado, yo no me doblegó ante nadie".
"Alexa, hija no le hables así a tu padre". Intervino mi mamá con dolor.
"Este hombre dejó de ser mi padre hace mucho tiempo, ahora ve y recoge tus cosas: nos iremos a nuestra nueva vida y tendrás la vida de reina que te mereces". La miré a los ojos tratando de transmitir algo de la confianza que yo tenía en ella.
"¿A dónde vamos a Ir?, no tenemos nada". Continuo, Luisa haciéndome perder la cabeza.
"Deja de pensar así, por eso este sujeto te ha tratado como le ha dado la gana, tienes que tener un poco de amor propio y entender que lo de ustedes termino y que este miserable ahora tiene otra familia". No pude contenerme más, ver a mi madre humillarse, rogándole a este patán misericordia hizo que explotara, ya no podía soportarlo más.
"Cuida tus palabras, no eres nadie para hablarme así", grito Alfredo descontrolado.
"La verdad duele, pero no deja de ser verdad. Eres una basura que nos ha lastimado sin razón alguna y bueno si solo querías largarte y construir la familia perfecta con esas dos arpías lo hubieras hecho sin tratar de acabar con nosotras, y bueno ya no quiero seguir perdiendo el tiempo contigo. Luisa ve por tus cosas que nos iremos a nuestra nueva casa".
Mi madre no dijo nada más, estaba en shock por la manera en la que le hable a Alfredo. "Hija él es tu padre no debiste hablarle así".
"Un verdadero padre no hace lo que él hizo conmigo, así que no lo defiendas más y apúrate que el camión está por llegar". Dije de manera tajante y aunque no nos llevaríamos mucho de esta casa había cosas de valor que pertenecían a la familia de mi madre.
Gracias autora por actualizar.
Ojala los malos sean destruidos