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Caminos De Escape

Caminos De Escape

Status: Terminada
Genre:Acción / Completas / Traiciones y engaños / Esclava / Sirvienta / Amor en la guerra / Escena del crimen
Popularitas:2.4k
Nilai: 5
nombre de autor: Grez19.14

Oscar Cooper, un talentoso luchador de UFC, se encuentra en fuga tras un violento altercado con su ex representante que lo ha dejado marcado como un fugitivo. Con documentos falsos en mano, escapa a una nueva ciudad con su actual representante donde espera encontrar refugio. Sin embargo, su vida da un giro inesperado cuando conoce a una chica que le roba el aliento y rápidamente se enamora de ella. Pero la felicidad se ve amenazada cuando descubre que ella está atrapada en un gran problema. Sin pensarlo dos veces, Oscar se lanzará a la batalla no solo por su amor, sino también por su libertad, dispuesto a arriesgarlo todo para protegerla.

NovelToon tiene autorización de Grez19.14 para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

Cap 2: El Jefe

Luego de todo lo ocurrido, Oscar se dirigió a su departamento, caminando solo por las calles. Cada paso resonaba en su mente como un eco de la confusión y el enojo que todavía lo acompañaban. Al llegar, dejó escapar un suspiro profundo al cerrar la puerta detrás de él.

Era ya medio tarde. Con un leve temblor en las manos, tomó su teléfono y decidió llamar a su representante. Era hora de compartir al menos una buena noticia.

—Hola, Oscar, ¿qué ocurre? —preguntó David con su tono habitual.

—Hola, David. Te llamo para decirte que obtuve el trabajo en el club. Empiezo mañana por la noche.

—¿En serio? ¡Esto es una gran noticia, Oscar! —respondió David, claramente emocionado—. Sigue así, recuerda que esto es solo hasta que tu caso pase desapercibido. Luego volverás a las peleas, ¡como te lo mereces!

—Por supuesto que sí. Bueno, David, te dejo. Me voy a dormir. Hoy fue un día abrumador y cansador.

Colgó el teléfono y se dejó caer sobre la cama, sintiendo el peso del día deslizarse lentamente de sus hombros. Sin embargo, sus pensamientos regresaron a Miranda; muchas preguntas giraban en su mente como un torbellino. Quería profundizar en todo lo que había sucedido y entender qué había detrás de esa conexión que no podía ignorar.

Al menos tenía la tranquilidad de saber que mañana la volvería a ver en el club. Pero ¿sería suficiente para aclarar sus dudas?

Oscar decidió dejar de sobrepensar las cosas y se dejó llevar por el cansancio, cerrando los ojos hasta que el sueño lo envolvió. Cuando finalmente despertó, ya era un poco tarde. Se levantó, se estiró y comenzó a prepararse para su nuevo día.

Con la energía renovada, decidió salir a correr por la ciudad. Mientras corría, sentía que cada paso lo conectaba más con la vitalidad de la vida urbana que lo rodeaba. No podía permitirse perder condición en este nuevo entorno; cada kilómetro era un recordatorio de su propósito.

Al llegar a un parque, se detuvo y comenzó a hacer algunos ejercicios. El aire fresco le llenaba los pulmones y le daba una sensación de claridad mental.

—Me siento mejor —se dijo a sí mismo, guardando su botella de agua en la mochila—. Necesitaba este entrenamiento. No puedo perder condición. Debo prepararme para volver a luchar dentro de poco.

Mientras se secaba el sudor de la frente, reflexionó sobre lo que significaba realmente "prepararse". No solo se trataba de estar físicamente listo para las peleas; también era un momento para fortalecer su mente y encontrar claridad en medio del caos emocional que había experimentado últimamente.

Después de un duro entrenamiento, Oscar regresó a su departamento, sintiendo el cansancio en cada músculo. Se metió en la ducha fría, el agua helada chocando contra su piel lo ayudó a relajar esos músculos adoloridos y a despejar la mente.

Al salir, preparó un almuerzo sencillo: un sándwich cargado de proteínas que le daba energía para el resto del día.

—Perfecto... Me siento muy bien —dijo, golpeando el aire con un puño cerrado—. Sigo intacto. Sigo igual de rápido, esto es genial.

Pero luego, una sombra cruzó su rostro. La emoción se desvaneció al recordar que su sueño de volver a la UFC parecía cada vez más distante.

—Aunque ya no creo que pueda... Estoy tachado como fugitivo —susurró para sí mismo, sintiendo cómo esa etiqueta lo pesaba.

Mientras se sentaba en la mesa, Oscar se dio cuenta de que tenía un compromiso esa noche: trabajar en el club. Decidió que aprovecharía la tarde para relajarse y despejarse un poco antes de enfrentarse a la noche.

Oscar se distraía con diferentes actividades, una de ellas era leer la Biblia. Había pasado por muchas complicaciones en el pasado, y su fe en Dios se había convertido en un pilar fundamental de su vida.

Mientras hojeaba las páginas, el tiempo voló sin que se diera cuenta. Con un pequeño papelito, marcó la página donde había estado y cerró la Biblia, dejándola al lado de su cama. Hizo la señal de la cruz sobre su pecho, sintiendo una oleada de paz al hacerlo.

—Es un nuevo comienzo —se dijo a sí mismo, levantándose de la cama y sintiendo el peso del día menos pesado.

Sabía que debía prepararse para el club. El hecho de no tener móvil lo obligó a salir un poco más temprano, pero no le importó; caminar le hacía bien, le daba tiempo para pensar y reflexionar.

Mientras caminaba por las calles, el aire fresco llenaba sus pulmones y le recordaba que cada paso era una oportunidad, no solo para llegar a su destino, sino también para encontrar claridad en medio de sus dudas.

Al llegar al club, Oscar se encontró con un ambiente vibrante y lleno de vida. Era evidente que ese lugar siempre estaba a tope, una mezcla de risas, música y ruido de copas. Se acercó al mismo hombre de la vez pasada, quien lo recibió con una sonrisa cómplice.

—¡Pontelo y ve a trabajar! —le dijo, mientras le pasaba un delantal extraño.

Oscar sintió un ligero rubor en sus mejillas. La idea de llevar ese delantal le daba un poco de vergüenza, pero al mismo tiempo, había algo emocionante en el desafío. Después de todo, era una oportunidad para salir de su zona de confort.

Con un suspiro decidido, aceptó el delantal y se dirigió al bar. El aroma a cócteles y risas llenaba el aire, también sentía una chispa de adrenalina. Estaba listo para preparar y repartir bebidas.

A su lado, otro bartender lo miró con curiosidad.

—¿Tienes experiencia en esto? —le preguntó su compañero, con una sonrisa amistosa.

Oscar dudó un momento. Era verdad que no tenía mucha experiencia, pero había aprendido a adaptarse rápido. La idea de compartir este momento con alguien más le dio confianza.

—Muchacho, me das una bebida de esas, por favor, una copa —le pidió un hombre a Oscar, con una sonrisa.

—¡Sí! —respondió Oscar, sintiendo una mezcla de emoción y nerviosismo.

Con determinación, agarró la botella y comenzó a servir el líquido, inclinándola con gracia y sirviendo como si tuviera años de experiencia. Mientras lo hacía, mezcló otra bebida y la agitó con confianza. Era como si cada movimiento estuviera coreografiado en su mente.

—¡Listo! Aquí la tienes. Disfrútalo —dijo Oscar, entregando la copa con una sonrisa.

El hombre tomó un sorbo y asintió satisfecho.

—Oye, no lo haces nada mal. No tienes cara de ser bartender —comentó su compañero, sorprendido.

Oscar soltó una risa nerviosa.

—No, de hecho no lo soy. Pero hay que adaptarse a las cosas. Nunca sabes qué te depara la vida.

En ese momento, Oscar se dio cuenta de que había algo liberador en salir de su zona de confort. Quizás no era un bartender profesional, pero estaba aprendiendo a disfrutar del proceso.

Después de repartir varias bebidas, Oscar finalmente pudo suspirar, sintiendo un ligero alivio. Aprovechó para mirar a su alrededor, buscando a Miranda en medio del bullicio. Su corazón latía con más fuerza cada vez que la pensaba.

Finalmente, la vio: ella estaba repartiendo bebidas, como toda una camarera profesional. Esa imagen lo tranquilizó; al menos podía verla. Pero no era suficiente solo con mirarla; quería hablarle, conocerla un poco más. La mente de Oscar estaba llena de preguntas sobre cómo sería esa conversación.

De repente, Miranda comenzó a acercarse, su figura destacándose entre la multitud. Oscar deseaba que se acercara aún más, que notara su presencia, pero parecía completamente absorbida en su trabajo, ajena a él.

Oscar miró a su alrededor, asegurándose de que nadie lo estuviera observando. Buscaba el momento perfecto para actuar. Luego, se volvió hacia su compañero de al lado y le hizo un sonido con la boca: ¡pish!

Su compañero bartender levantó la vista y, al notar la expresión en el rostro de Oscar, le hizo una señal con la cabeza, como preguntándole qué necesitaba.

—¿Me cubres un rato el puesto? —susurró Oscar, intentando mantener la voz baja para no llamar la atención—. Tengo que atender un asunto importante.

El compañero asintió sin dudarlo, entendiendo que a veces había cosas más allá del trabajo.

—¡Gracias! Te lo agradezco —respondió Oscar, una mezcla de alivio y emoción llenando su pecho mientras dejaba su puesto atrás.

Con cada paso que daba, sentía cómo se incrementaba su determinación. El mundo a su alrededor se desvanecía; todo lo que importaba era lo que estaba por venir.

Mientras tanto, el mismo hombre que había corrido a Oscar del lugar el día anterior notó su presencia. Sus ojos se entrecerraron al verlo dejar su puesto. —¿Es él el nuevo bartender que contrató el jefe? —se preguntó, una sombra de desconfianza cruzando su rostro—. No parece un tipo de confianza.

Con una mueca, el hombre se dio la vuelta y se dirigió hacia la habitación privada del club, donde Thomas Brown, el dueño, descansaba en un cómodo sofá. La habitación era un reflejo de su éxito: una televisión de última generación brillaba en la pared, y los lujos estaban por todas partes, desde las obras de arte hasta los muebles de diseño.

—Jefe —comenzó el hombre, con un tono que insinuaba preocupación—. Acabo de ver a ese nuevo bartender... no me da buena espina.

Thomas levantó la vista de la pantalla, su expresión fría y calculadora. —¿Por qué? ¿Qué has notado?

El hombre dudó un momento, buscando las palabras adecuadas. —Pues... Temo decirle que a ese sujeto lo corrí ayer de aquí.

—¿Eso debería importarle, Jhon? —Thomas Brown se levantó del sofá con un suspiro, su mirada fría como el acero—. Si tiene problemas de comportamiento, le enseñaremos a respetar. Eso es todo.

Jhon sintió cómo la presión aumentaba en el aire. —No, jefe, es algo peor. Lo corrí ayer porque lo vi hablando con la camarera.

Thomas lo miró fijamente, su expresión transformándose en una mezcla de curiosidad y preocupación. La atmósfera se volvió tensa mientras esperaba que Jhon revelara el nombre de la camarera.

—Miranda... —dijo Jhon al fin, notando cómo el nombre resonaba en la habitación.

Un silencio pesado siguió sus palabras. Thomas frunció el ceño, su mente trabajando a mil por hora. —¿Qué estaba haciendo con ella?

Jhon se encogió de hombros, pero su rostro mostraba la incomodidad que sentía por lo que había presenciado. —No lo sé... Creo que estaban charlando, apenas lo noté actúe.

—Nadie puede hablar con Miranda sin mi permiso. Si ese muchacho tiene otras intenciones o si vuelve a acercarse a ella, házmelo saber. —La voz de Brown era como un cuchillo afilado, amenazante—. ¡Ocúpate!

Jhon asintió, sintiendo el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Salió de la habitación, pero no sin antes lanzar una mirada furtiva hacia Brown, que lo seguía con los ojos, como un depredador acechando a su presa.

Mientras se alejaba, Jhon sintió una mezcla de ansiedad y determinación. Tenía que vigilar a Oscar, pero también se preguntaba si realmente podía cumplir con las expectativas de Brown. ¿Qué pasaría si no podía evitar que Oscar se acercara a Miranda?

1
lismelys castillo
está buena la novela pero que pasa que no pusiste imágenes de los personajes
Martha Diaz Paredes
Excelente
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
excelente trabajo,una novela corta pero muy bien escrita, me tuvo en suspenso en casi todo la lectura.
Fácil de entender, felicitaciones autora, recomiendo ésta novela 100%🇨🇱
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que bueno que Miranda lo fue a visitar a la cárcel, así Oscar no siente tan defraudado por lo que hizo, apesar si no tiene los mismos sentimientos que él. Aparecer siénte los dos lo mismo
RINA DEL CARMEN ROJAS
muy buena la novela autora te felicito 👏 👍
RINA DEL CARMEN ROJAS
levántate Oscar!!, no lo mates pero dale su merecido
RINA DEL CARMEN ROJAS
No estoy de acuerdo de tomar la justicia por nuestras propias manos, pero aveces sucede sin ser esa la intención, lo digo por Oscar el a ver asesinado a su representante que lo traicionó.
RINA DEL CARMEN ROJAS
Espero que en los capítulos que vienen Oscar sea el ganador y Krank se lo lleve en calidad de bulto al acosador de la chica
RINA DEL CARMEN ROJAS
Que se cuide Oscar, y que a Brown no le salga bien sus planes, porqué también es un vicioso de hacer lo que no es correcto = a delincuente y corrupto
RINA DEL CARMEN ROJAS
buena historia autora, tiene suspenso, la duda y como enfrentar las situaciones que aparecen el el camino.
Ojalá Oscar y Miranda, encuentren juntos la solución a sus problemas. 🥺🥺🥹😔
RINA DEL CARMEN ROJAS
Hola Autora, estoy comenzando a leer tu novela y me esta gustando mucho, felicitaciones, muy clara la lectura 👏👏👏👍
Isabel
me la voy a leer se ve interesante
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