Shopia estudiante de enfermería es engañada por su gran amor, sin querer conoce a un familiar de su ex, con quien conocerá la otra cara del amor.
NovelToon tiene autorización de Lilian Ortega para publicar essa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Náuseas
En mi pecho había decepción aún, me fue difícil concentrarme en la clase que estaba por terminar, las últimas horas de mi vida hacían revuelo en mi cabeza, no veía la hora que termine este infierno.
Cerré la carpeta, necesitaba ir a casa lo más antes posible.
— ¿Vamos por un café?— Selin me preguntó.
— Perdona amiga, necesito ir a casa— le respondí.
— Te vez fatal amiga, no sé que fue lo que te pasó, pero sabes que puedes contar conmigo.
— Si, lo se Selin— me dio un abrazo para animarme.
Caminaba algo desorientada hacia la salida, cuando estaba por llegar Ezequiel me esperaba en la salida, traía un ramo de flores, eran de mis favoritas.
— Amor, sé que cometí un gran error, perdóname por favor— suplicó.
Cuando estaba por contestar una ola de frío se atravesó cruelmente y susurro a mis oídos —¿repetimos el juego de cinco minutos más?— giré velozmente para encontrarme con esa voz ya conocida, le miré directamente a los ojos con algo de enojo, quería tomarle del cuello y callarlo, cuando de pronto escucho decir.
— ¡Tío!... ! Que sorpresa encontrarte aquí!... —dijo Ezequiel.
¿Escuche bien o sigo en una pesadilla?, me dije, miré a Ezequiel y luego al residente, no podía ser cierto.
— Espera, ¿él es tu tío?— pregunté a Ezequiel señalando al tipo extraño.
— Así es mi amor.
— No vuelvas a decirme amor, que tú y yo terminamos.
No quise creer que todo esto fuera real, mi mente estaba fuera de sí, no podía captar nada.
—¿Qué te pasa?— toco mi hombro Ezequiel para que vuelva en sí.
No dije ninguna palabra más, y caminé hacia el estacionamiento, y me subí al auto de Selin, un día por seguridad habíamos intercambiado una copia de las llaves de nuestros autos. Arranque intentando huir de esa calamidad que me bailaba el oído, no tenía rumbo, solo quería esconderme en un rincón donde nada de esto fuera cierto. Nunca debí haber tomado tanto esa noche, me reprochaba.
— ¿Estará bien?— pregunto Derek al ver como me fui a su sobrino.
— Perdón que tengas que presenciar esto tío, Shopia es mi novia, bueno lo fue hasta anoche, hasta que me vio besarme con alguien más, por eso estoy aquí, quería pedirle perdón para que volviéramos.
Derek resultó ser el tío más joven de Ezequiel por parte de su mamá, esto yo no lo sabía porque Ezequiel nunca me lo presentó, por problemas familiares Derek había tomado distancia.
— La cagaste Ezequiel, lo mejor será que te alejes de ella.
— No puedo seguir tu consejo tío, realmente amo a Sophia y no quiero perderla.
— ¿Crees que ella aún te amé?
— No estoy seguro de eso, pero quiero recuperarla.
— Suerte con eso, saluda a tu mamá de mi parte.
— Lo haré tío.
Derek tampoco quería que esto fuera real, le había gustado el desliz que habíamos tenido, él estaba acostumbrado a tener este tipo de relaciones, quería que se volviera a repetir, no porque se había enamorado de mí, sino por la forma alocada que me había entregado a él, amantes nunca le faltaron en su cama, pero nunca una virgen como yo. De eso se dio cuenta cuando se levantó y vio una mancha de sangre entre sus sábanas, y se sintió algo afortunado.
Estaba sentada en la mesa con mis padres, disfrutando de la cena, cuando de pronto siento unas pequeñas náuseas. Habían pasado dos semanas desde que terminé con Ezequiel, todos los días me llamaba y mandaba mensajes queriendo arreglar lo nuestro. Aún lloraba su ausencia, de vez en cuando lo extrañaba, porque aún lo amaba.
Corrí al baño para devolver todo lo que había comido, no entendía por qué había muchos cambios en mí, hasta que volví un poco atrás y recordé la maldita aventura a donde me lance aquella noche.
—¿Estás bien amor?— preguntó mi madre acariciando mi rostro pálido.
En ese momento la sensibilidad me ganó y la abracé con mucha fuerza, llore en su pecho, no podía contenerme más. Ella no preguntó más, solamente me dio su cariño y me consoló. Quería contarle todo lo que había sucedido, pero el miedo me ganó.
Más tranquila volvimos a la mesa, mi padre no quería incomodarme con más preguntas, solo toco mi mano y me sonrió.
Las náuseas no me dejaron dormir esa noche, por la mañana muy temprano llamé a Selin, le pedí que me acompañará al médico, debía estar segura de todas las dudas que brotaban como hierbas malas en mi cabeza.
Quería pensar en algo bonito mientras esperaba a Selin en parque Centenario, me senté en una banca y recordé las todas las promesas que nos habíamos hecho con Ezequiel, ahora todas esas promesas se habían roto, cada sueño se había vuelto en un puto recuerdo. Una hoja del árbol se deslizó sobre mi pierna, me causo un poco de alegría porque recordé la primera vez que Ezequiel me escribo un te amo, en una hoja como esta, sin valor alguno para muchos, pero para mí fue lo más lindo que había recibido. Después de ese corto viaje al pasado aplasté con toda mi fuerza esa hoja marchita y amarilla y la tiré con mucho disgusto. A poca distancia Selin me observaba.
— ¿Qué fue eso amiga?— me preguntó al ver mi reacción cuando llegó
— Un mal recuerdo Selin— respondí mientras la abrazaba para saludarla.
— Estos días has estado muy extraña, hasta te llevaste mi auto, cuéntame, ¿qué pasó?— se sentó a mi lado pidiéndome una explicación.
— Pasaron muchas cosas, amiga, terminé con Ezequiel, porque en la fiesta de mis padres lo encontré besándose con Diana, la hija de la amiga de mi madre. Ese día estaba tan enojada que me fui a un bar, tome sin medida y me fui con uno de los residentes que venían a la conferencia, y este resultó ser el tío de Ezequiel.
—¿El tío es más guapo que él? —preguntó burlándose.
—¿Selin?... ¡No estoy para bromas!, no importa si es más guapo o no, el problema es que esa noche me acosté con él.
— ¡Que!... dime que te cuidaste.
—No amiga, no lo hice.
— ¿Y la tabletita del día después?
— Si, la tomé.
— ¿Cuándo la tomaste?
— El día que me lleve tu auto, salí huyendo cuando me enteré de que me acosté con el tío de mi ex y lo primero que se me vino a mi cabeza era esa posibilidad. Pero creo que no resultó, porque tengo síntomas y estoy algo asustada— empecé a llorar y lamentarme.
—Tranquila amiga, no te pongas mal, todo fue una casualidad, tú no sabías nada del tío de Ezequiel, y bueno todas tenemos derecho a equivocarnos también— dijo y me cubrió entre sus brazos.