NO SERÉ TU AMANTE

Los días siguientes, Olga y Erick no hablan mucho, tampoco tienen intimidad, sólo conviven en armonía. Erick se hace más cercano a Lilia, la abraza, le da besos y le canta, esos gestos no pasan desapercibidos por Olga, a ella no le agrada la cercanía que tiene el con su hija, en múltiples ocasiones se lo hace saber. Pero el siempre evita el tema.

Con el paso del tiempo, Lilia aprende a caminar, habla nuevas palabras, y se vuelve más traviesa.

En una ocasión ella se cae mientras juega con su pelota, Erick la levanta y se percata de que se lastimo su rodilla, por eso la lleva a la llave de agua para lavar su herida, la traviesa juega con el agua y se moja toda la ropa, el no quiere que ella se vuelva a enfermar así que le saca la blusa. Ahí se da cuenta de que ella tiene un lunar idéntico al suyo.

Olga lo ve con Lilia, y va enojada a reclamarle por llevarse a su hija sin su permiso. Pero se encuentra con preguntas de parte de el.

— Erick no vuelvas a llevarte a mi hija.

— ¿Por qué no puedo? También es mi hija.

— Qué seas mi esposo no te convierte en padre de Lilia.

— No hablo de eso.

— ¿Entonces de qué?

— Lilia tiene un lunar identico al mío. ¿Por qué?

— Max también lo tenía.

— No. Mi madre lo tenía, pero mi hermana mayor no, yo ví a Max sin camisa muchas veces, el tampoco lo tenía.

— ¿Qué quieres que te diga? Probablemente tu madre se lo heredó a mi hija. No encuentro otra explicación.

— Yo si. ¿Te la comparto?

— No me interesa.

— Nos acostamos antes de tu boda con Max. Y si hago cuentas, Lilia nació siete meses y medio, después de la boda.

— Los partos a veces se adelantan. ¿Sabías eso?

— Ya deja de verme la cara. — Erick la agarra fuerte de los hombros. — Lilia es mi hija.

— No lo es. Es mía y de Max.

— No. Yo sé que no, antes no lo quise ver por qué estaba herido, pero el día antes de tu boda te escuché vomitando.

— Eran los nervios.

— Mi madre fue a verte después de tu parto, y cuando regreso dijo que Lilia se parecía a mí cuándo era bebé. Hasta bromeó con que quizás era mia.

— No es tuya.

— ¿Me vas a obligar a hacerle una prueba de ADN?

— No te atrevas.

— ¿Por qué? ¿Tienes miedo del resultado?

—Basta. Lilia es mi hija. Si perdiste a un hijo antes, no es mi culpa.

— ¿De que estás hablando?

— ¿A cuántas mujeres embarazaste a lo largo de tu vida?

— ¿Hablas de la chica del club?

— Le pediste que abortará. Seguramente ahora estás arrepentido, y ves en Lilia al hijo que perdiste.

— Jimena no aborto. Ella tuvo a su hijo.

— ¿Su hijo? ¿Así te vas a referir a el?

— Ese niño no es mío, es de Andrés, su esposo. Ella se casó con el verdadero padre.

— ¿Por qué debería creerte?

— Por qué nunca pasó nada entre nosotros, ella lo fingió todo para sacarme dinero, y cuándo se lo di se escapó con su novio, ahora están muy felices juntos.

— No me des explicaciones. No me interesa tu vida. — Olga aprovecha y toma a su hija, pero Erick le sostiene la mano.

— Está conversación no ha terminado.

— Para mí si. — Ella se va.

... Por la noche, Olga se acuesta primero, Erick llega unos minutos más tarde y le habla.

— Tenemos una conversación pendiente.

— No quiero hablar.

— Tenemos una hija.

— Lilia no es tu hija. Entiéndelo.

— Pronto sabremos eso.

— ¿De que hablas?

— Mande hacer la prueba de ADN.

— ¿Cómo pudiste? — Olga se enoja.

— No me dejaste otra opción. Si quieres que la cancele tienes que decirme la verdad.

— No tengo nada que decir.

— Muy bien, sólo te aviso que si sale positiva, no me voy a separar de ella.

— ¿Eso que significa?

— ¿Estás preocupada?

— No.

— Ahora lo sabes.