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Promesas De Hielo Y Fuego

Promesas De Hielo Y Fuego

Status: En proceso
Genre:Amor tras matrimonio / Traiciones y engaños / Matrimonio arreglado / Amor-odio / Diferencia de edad / Venganza de la protagonista
Popularitas:9.1k
Nilai: 5
nombre de autor: Valentina Claros

En el frío norte de Suecia, Valentina Volkova, una joven rusa de 16 años con ojos de hielo y cabello dorado, se ve obligada a casarse con su padrastro, Bill Lindström, un hombre sueco de 36 años. Marcados por un pasado lleno de secretos y un presente lleno de tensiones, ambos deberán navegar entre el deber, el resentimiento y una conexión que desafía las normas. En un matrimonio tan improbable como inevitable, ¿podrá el amor surgir de las cenizas de la obligación?

NovelToon tiene autorización de Valentina Claros para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.

VII. Krossade gränser (Límites rotos)

El primer día en la mansión en Estocolmo transcurrió en un tenso silencio. Valentina se había encerrado en su habitación, ignorando cualquier intento de comunicación de Bill. Por su parte, él pasaba la mayor parte del tiempo en su despacho, atendiendo llamadas de negocios mientras su frustración crecía con cada segundo que pasaba.

El ambiente ya era insoportable, pero al segundo día, la tensión finalmente estalló.

Valentina salió de su habitación al mediodía, con la intención de buscar algo de comer. Al entrar en la cocina, se encontró con Bill, quien estaba sentado en la barra, revisando documentos mientras tomaba una taza de café. Sus ojos se encontraron por un breve momento, pero ella apartó la mirada con rapidez, como si su presencia la repugnara.

—¿Decidiste unirte al mundo real? —comentó Bill con sarcasmo, sin levantar la vista de los papeles.

Valentina lo ignoró, pero el comentario encendió una chispa en su interior. Abrió la nevera con fuerza y comenzó a buscar algo, sin realmente prestar atención a lo que hacía.

—¿Vas a seguir con esta actitud infantil? —preguntó él, dejando los papeles a un lado.

Ella cerró la nevera de golpe y lo miró con los ojos entrecerrados.

—¿Actitud infantil? —espetó, su voz cargada de rabia—. ¿Te refieres a la actitud de alguien que está siendo obligada a casarse contra su voluntad?

—Estás dramatizando, Valentina.

—¿Dramatizando? —repitió, riéndose con amargura—. ¡Eres tú el que ha convertido mi vida en un circo, Bill!

Bill se puso de pie, dejando su taza de café sobre la barra.

—Yo estoy haciendo lo que es necesario.

—¡No me vengas con esa excusa de nuevo! —gritó, dando un paso hacia él—. ¡Esto no es necesario, es egoísmo!

—¿Egoísmo? —respondió él, alzando la voz—. Estoy sacrificando mucho más de lo que imaginas por esto, Valentina.

Ella lo miró con incredulidad.

—¿Sacrificando? Tú lo tienes todo, Bill. Dinero, poder, control. Yo soy la única que está perdiendo algo aquí: mi libertad, mi vida.

La discusión escaló rápidamente. Ambos gritaban, sus voces llenando la enorme cocina mientras las palabras volaban como cuchillos afilados.

—¡No puedes controlarme para siempre! —gritó Valentina, lanzándole una mirada de puro desprecio.

—¡Soy tu tutor legal, y harás lo que yo diga! —respondió Bill, dando un paso hacia ella.

—¡No soy una prisionera! —replicó, agarrando una taza de la encimera y lanzándola en su dirección.

El objeto pasó cerca de su rostro, rozándole la mejilla antes de estrellarse contra la pared. Por un momento, el tiempo pareció detenerse.

Bill se quedó inmóvil, su respiración pesada mientras se llevaba la mano a la mejilla, donde apenas quedaba un rastro del roce. Luego levantó la mirada, y sus ojos, llenos de furia, se encontraron con los de Valentina.

—¿Es así como quieres jugar? —preguntó con una calma que resultaba más aterradora que los gritos.

Valentina, lejos de retroceder, agarró otro objeto, esta vez un frasco de especias, y lo sostuvo con fuerza.

—No me provoques, Bill.

Él dio un paso más hacia ella, cerrando la distancia entre ambos.

—¿Qué vas a hacer, Valentina? ¿Seguir comportándote como una niña malcriada?

Sin pensarlo, ella lanzó el frasco, pero esta vez Bill lo esquivó con facilidad.

—¡Basta! —gritó, su voz resonando por toda la casa.

Valentina respiraba con dificultad, sus manos temblando mientras lo miraba fijamente. Por un momento, ambos se quedaron en silencio, mirándose como si estuvieran en un campo de batalla.

Bill finalmente rompió el silencio, su tono más bajo pero aún cargado de tensión.

—Esto tiene que parar.

—Entonces haz que pare —respondió ella, su voz quebrándose—. Déjame en paz.

—No puedo hacer eso, Valentina.

Ella cerró los ojos con fuerza, intentando contener las lágrimas que amenazaban con salir.

—¿Por qué? ¿Por qué no puedes simplemente dejarme en paz?

Bill suspiró, pasándose una mano por el cabello mientras se alejaba unos pasos.

—Porque no puedo perder lo que tu madre y yo construimos. No puedo perderte a ti.

Las palabras lo sorprendieron incluso a él, pero eran la verdad. Valentina lo miró con incredulidad, sus lágrimas finalmente escapando.

—No me tienes, Bill. Nunca me tendrás.

Él apretó los puños, su rostro mostrando una mezcla de frustración y dolor.

—Tal vez no ahora, pero lo harás.

Ella negó con la cabeza, dando un paso hacia atrás.

—Eres un monstruo.

Bill la miró, sus ojos grises llenos de emociones que no lograba expresar.

—Piensa lo que quieras, pero esta boda va a suceder.

Valentina salió corriendo de la cocina, dejando a Bill solo con los restos de la pelea. Se dejó caer en una silla, apoyando los codos sobre sus rodillas mientras se pasaba una mano por el rostro. Sabía que había cruzado un límite, pero no veía otra forma de manejar la situación.

En su habitación, Valentina se dejó caer sobre la cama, su cuerpo temblando mientras las lágrimas la consumían. Estaba atrapada, sin nadie a quien recurrir, y la sensación de impotencia era más aplastante que nunca.

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Beatriz Coelho
Lo que no entiendo es cómo le dan tanto poder y le enseñan a manejar negocios si es una niña de 16 años o ya para 17, no estudia no va a la preparatoria???
y de paso es una maquiavélica...no, no, no aburre
Magda borquez
mucho preámbulo. repite mucho. da vueltas en lo mismo...
Magda borquez
una pregunta... Valentina no estudia? sólo tiene 16 años...
Mayelin Almonte
fotos porfavor
うacacia╰︶
Quiero saber más, ¡actualiza pronto! ❤️
Celia Luis Huamani
Emocionada por la continuacion
Max >w<
No puedo esperar a leer el siguiente capítulo! 😃
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