Los hijos menores de Luriel y Anahí deberán enfrentar el peso de sus decisiones, aunque eso signifique destrozar sus corazones para proteger a su gente. El amor tal vez, no pueda cambiarlo todo.
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Eso sería conveniente
Cuando por fin Irupé aflojó el abrazo, miró a la pareja y notó como Itatí seguía emocionada.
Tu prometida es una alumna excelente... – vio como Pitá la miraba y ella se mantenía inmutable y recordó que se suponía que ella no le entendía – Che ha'e chupe nde ha'eha peteĩ temimbo'e ikatupyrýva... (le dije que eres una buena alumna...) – le señaló la cocina – es casi buena como yo...
Dudo que te supere – le contestó abrazándola – pero la primera tarta que me hizo, estuvo riquísima... no le invite ni siquiera una migaja a nadie...
¿Te das cuenta que eso es una gran señal de amor...? – le acarició la mejilla
Ella no me ama abuela... – miró a Itatí y le sonrió con un dejo de tristeza – pero tal vez consiga que lo haga... ahora que vamos a estar juntos unos meses...
Pero Itatí se va a su aldea... – dijo Irupé confundida y girándose a la joven preguntó - Araka'épa oúta nde ru ndegueraha haguã? (¿Cuándo te viene a buscar tu padre?)
Irundy ára pukukue... (En cuatro días...) – contestó con timidez y se sonrojó cuando Pitá la miró intensamente-
Esa información acababa de estropearle todos los planes que había estado haciendo.
Tal vez podríamos convencerlo que no venga todavía... – especuló con ansiedad mirando a su abuela
Es orden de tu padre... – dijo Irupé y eso lo sorprendió aún más
¿Y desde cuando papá evita que uno de sus hijos esté con su pareja? – había comenzado a enfadarse – a Guaci prácticamente la empujó con Iván... y a Camila le facilitó todo para que conquistara a Karaí...
Pero Guaci tenía 22 años y Camila 19... – le hizo reflexionar Irupé – Itatí aun no cumplió los 15... – lo vio bajar la cabeza – y tú no tienes los 18 tampoco...
Ajapo vai piko? (¿Hice algo mal?) – preguntó Itatí - nde pochy piko cherehe? (¿estas enojado conmigo?)
Nahániri... (No...) – dijo confundido – ha katu ikatu ere che rúpe nderehejaseiha... (pero podrías decirle a mi padre que no te quieres ir...)
Roñemoĩ peteĩ ñe'ẽme umi condición ha'eha che aju haguã aikuaa nde jepokuaa reime aja nde universidad-pe... (Quedamos en que las condiciones fueron que yo venga a aprender tus costumbres mientras tu estas en tu universidad...) – dijo confundida
Ere haguére ndachehechaséi... (Porque dijiste que no querías verme...) – se defendió automáticamente
Ha katu, che aju... (Sin embargo, vine...) – respondió cabizbaja - Akomparti nde ha ne familia ndive... Aikuaa nde gusto ha nde jepokuaa.... (compartí contigo y tu familia... aprendí sobre tus gustos y tus costumbres…) – levantó la vista para enfrentarlo – Nde ni ndereikuaái mba'épa che sabor favorito torta rehegua... (tú ni siquiera sabes cual es mi gusto de tarta preferida...)
Pitá no contestó... se avergonzó visiblemente. Miró incomodo a su abuela y volvió a escuchar su voz...
Nde ere ramoite chéve ndache faltaiha... (Me acabas de decir que no me extrañaste ...) – le levantó los hombros como signo de no poder hacer nada al respecto – Aime seguro ndacheperdemo'ãiha avei ko'ágã... (seguro que no me vas a extrañar ahora tampoco...)
No esperó respuesta, se giró y comenzó a manipular las nuevas tartas que estaban listas, no pudo saber que Pitá se había quedado mirándola con tristeza. No podía reconocerle que la había extrañado cada vez que había estado con otras.
Era el futuro cacique, tenía el privilegio de elegir todas las mujeres que quisiera, pero acababa de darse cuenta que todavía no lo era, todavía ella no le pertenecía, todavía ella no estaba sometida a las reglas de la aldea y a las reglas desiguales del cacique.
Ella no volvió a mirarlo, pero estaba pendiente de hasta el más mínimo movimiento que pudiera hacer. Sonreía emocionada. Aunque se hiciera el duro, la había extrañado y la había besado como los primeros besos que se habían dado. Ahora sabía que Anahí tenía razón... cuando hablaba en esa lengua le decía lo que no se atrevía a decirle en su propia lengua. Solo necesitaba que todavía no supiera que ya lo podía entender, quería descubrir todo lo que estaba latente debajo de esas manifestaciones tan frías.
¿Nos puedes dejar solos abuela? – dijo Pitá haciéndole señas hacia Itatí
Ya te dejé a solas con ella ... – dijo malhumorada – vi cuando estabas llegando y me fui para dejarlos solos... pero en lugar de hacerle sentir que es una chica especial, le dijiste que no la extrañaste... ¿Cómo se te ocurre hacer esa tontería?
Abuela... – quiso convencerla abrazándola
No voy a desafiar la orden de tu padre... – dijo firme – la próxima vez, piensa antes de decir tonterías...
¿Estás enojada conmigo abuela? – estaba asombrado, ella siempre lo había consentido en todo
Muy enojada... – le señaló la puerta – mejor vete a saludar a tu madre... están preparando una cena para recibirte... – cómo no se movía agregó con un tono más fuerte – y no se te ocurra decirle a tu madre que no la extrañaste...
Voy a volver a ayudarlas con las tartas... – dijo confundido
No hace falta... – se giró para ir donde estaba Itatí – tu abuelo nos ayuda...
Ambas lo ignoraron y por esos segundos que quedó parado mirándolas, el vacío que sintió en su interior fue una catástrofe. Su abuela jamás se había enojado con él. ¿Qué más había cambiado en ese tiempo?
Comenzó a dirigirse a su casa, el camino le pareció más largo que de costumbre, pero ni bien entró al camino del jardín, el grito de Araí les alerto a todos que ya había llegado.
Cuando salió de la casa, Irupé miró preocupada a Itatí, pero ella estaba con una sonrisa radiante...
¿Estas bien? – dijo girándose a mirar por la puerta si realmente se había marchado
Su hija tenía razón... – contestó sonriendo – en la otra lengua me dijo que me había extrañado cada noche que no podía dormir... – como la vio sorprenderse agregó – en la nuestra me dijo que no, porque no tuvo tiempo...
¿De verdad...? – Irupé sonreía también
Quiere seguir enojado conmigo... – sonrió ilusionada – pero yo creía que me odiaba...
No bajes los brazos... – la abrazó – yo sé que mi nieto siente mucho más de lo que reconoce... – comenzó a reír – no estaba de acuerdo con mi hija con eso de engañarlo, pero parece dar resultado.
Quiero agradecerle por dejarnos solos un momento... – la soltó lo suficiente como para poder verla a la cara – por unos minutos fue el Pitá de antes... el que me enamoró...
Eres una jovencita muy inteligente y muy especial... – suspiró emocionada – espero que mi nieto no lo eche a perder...
Yo también lo espero... – volvió a enfrascarse en las tartas – no quiero tener que irme... me gusta estar con ustedes... aprender de todo lo que saben...
Siempre la esposa del cacique fue la sanadora... – dijo Irupé – pero aquí le tenemos a Karai y a Guaci... – le puso una mano sobre su brazo – dime la verdad ¿Por qué quieres aprender sobre esto?
Porque si no funciona mi relación con Pitá, voy a volver a mi aldea y debo ser útil de alguna manera... – hizo un gesto de pesar - allá no tenemos a nadie que sepa todo lo que ustedes saben... – se hizo un silencio muy revelador y luego continuó – si no me puedo quedar, quiero llevarme algo más que un corazón roto...
Ayyyy mi niña – dijo Irupé abrazándola – vas a ser una líder fantástica sea cual sea el camino en el que Tupá decida ponerte... pero nos hemos encariñado tanto contigo en este tiempo que espero que sea con nosotros.
¿Puedo quedarme con ustedes hasta que llegue mi padre...? – preguntó con timidez y entonces Irupé la separó para mirarle a los ojos – Es mejor que Pitá se quede con su familia... seguro que lo extrañaron mucho...
¿Seguro que es eso...? – Irupé dudaba
Yo voy a poner todo de mi para ser una buena esposa... – dijo con lágrimas en los ojos – yo solo le pedí una cosa a su nieto... y voy a esperar eso hasta el último segundo... – se enjugó rápidamente las lágrimas – y no quiero fallarle al cacique... y si voy a la aldea... Pitá va a encontrar la manera de ponerme en apuros... a usted no se va a atrever a molestar...
Ese muchacho ha sido la luz de mis ojos desde que nació... – dijo ruborizada – nunca le he retado como hoy...si Luriel accede a que te quedes aquí... les voy a dar cortos momentos para estar a solas... los suficiente como que se hagan algunos mimos, pero no los necesarios como para intimar...
Eso sería muy conveniente... – comenzaron a reír emocionadas las dos.